La fiesta est¨¢ servida, que salga el toro
La fiesta est¨¢ servida. Aunque ser¨¢ la plant¨¢, la puesta en escena de los ninots -mu?ecos- y monumentos de cart¨®n piedra, a partir de esta noche, con el t¨ªpico sopar -cena informal al pie de la falla- y el olor a p¨®lvora de la primera despert¨¢ la que abra definitivamente el ambiente festivo de unas fallas que, por lo taurino, cabe esperar lo mejor, como merece su ya rancia tradici¨®n.El espect¨¢culo taurino se incluy¨® por primera vez en el programa fallero en el a?o 1921; fue el d¨ªa del patr¨®n, san Jos¨¦, y se celebr¨® una corrida de toros, lidi¨¢ndose ganado. de la c¨¦lebre divisa del marqu¨¦s de Guadalets por los diestros Saleri II, Manuel Jim¨¦nez, Chicuelo, y Manolo Granero, sufriendo algunos vac¨ªos de fechas en a?os sucesivos, hasta que se implantaron definitivamente en el a?o 1940, celebr¨¢ndose ya dos corridas, los d¨ªas 18 y 19, toreando las dos tardes Vicente Barrera y Domingo Ortega, complet¨¢ndose los carteles con Rafaelillo y Juanito Belmonte.
Ahora, las dos novilladas del pr¨®logo servir¨¢n para ir haci¨¦ndonos a la idea de que una nueva temporada va a comenzar, roma de vicios, que no de cuernos, porque el personal est¨¢ sensibilizado y los reclama intactos, astifinos si, es posible, dentro de lo razonable, para que no se diga. Ser¨ªa un buen comienzo y una forma de dejar a cada cual en su sitio. Por su parte, la autoridad competente, que en esta ocasi¨®n est¨¢ probado que lo es, con el comisario Jacinto L¨®pez Acosta a la cabeza, y el equipo veterinario, con la recuperaci¨®n del veterano Juan Ferradez, deben procurarlo.
De entrada, todo parece que est¨¢ enmarcado dentro de la normalidad; eso es la sustituci¨®n de alg¨²n toro que no debi¨® llegar a Valencia por otros que ten¨ªan que haberlo hecho en el primer viaje. Eso no es lo peor. Lo malo ser¨ªa que se colaran. Los patrocinadores de los toreros siempre lo intentan, pero eso tambi¨¦n entra dentro de la normalidad. Intentan justificar su papel dentro de la fiesta. Por eso, por una parte, la buena disposici¨®n de los empresarios defendiendo a los espectadores que pasan por taquilla, y, por otra, la autoridad competente que esta vez lo es, hacen posible que el espect¨¢culo de los toros perdure a trav¨¦s del tiempo, que sea una tradici¨®n.
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