Una situaci¨®n de negociaci¨®n permanente
La actividad pesquera espa?ola en el exterior es la historia de un sobresalto continuo, jalonado de apresamientos, multas, ametrallamientos, manifestaciones de protesta e idas y venidas de la Administraci¨®n pesquera en Madrid, en plan bombero a plena dedicaci¨®n, que hasta ahora ha dejado una estela de cierta improvisaci¨®n, de ir siempre a remolque de los acontecimientos.
Dif¨ªcil lo tiene el Gobierno, en materia de pesca, dentro y fuera de nuestras fronteras. Dentro, porque los hombres de la pesca exigen energ¨ªa en las negociaciones internacionales, reclamando derechos hist¨®ricos sobre caladeros que consideran suyos. Fuera, porque los interlocutores parecen insaciables en sus crecientes exigencias, convencidos de tener la sart¨¦n por el mango de la posesi¨®n de los recursos.Hay, no obstante, una gran baza a jugar por la Administraci¨®n, y es la condici¨®n de Espa?a como magn¨ªfico mercado para las exportaciones pesqueras de otros pa¨ªses. Se trata de jugar en el futuro con el binomio acceso a recursos a cambio de acceso a mercado. En materia de pesca, las relaciones de Espa?a con otros pa¨ªses se basan en acuerdos marco que se desarrollan cada a?o en base a su correspondiente plan de pesca. Actualmente est¨¢n en vigor m¨¢s de una veintena de tales acuerdos, que plantean unas negociaciones anuales cambiantes, siempre dif¨ª8ciles, pero que, en opini¨®n de la Administraci¨®n, "permiten trabajar a una importante flota de altura fuera de los caladeros espa?oles". Del mal, el menos.
El sector pesquero debe asumir la dura realidad del descenso anual de capturas y de buques. Con algunas sorpresas de ampliaci¨®n de caladeros, generalmente en pa¨ªses del Tercer Mundo que, carentes de recuirsos tecnol¨®gicos y financieros, se ven forzados a recurrir a aquellos que s¨ª disponen de ellos. Espa?a est¨¢ bien situada para llegar a acuerdos de cooperaci¨®n mediante el establecimiento de empresas mixtas, construcci¨®n de infraestructura portuaria, capacitaci¨®n profesional en materia pesquera, etc¨¦tera. Pero ser¨¢n f¨®rmulas ya alejadas de la vieja explotaci¨®n directa de los recursos en base a licencias, f¨®rmulas basadas en la cooperaci¨®n y las contrapartidas.
El calvario anual con la CEE
La Administraci¨®n trabaja de firme en esta alternativa, que deber¨¢ salvar la exigencia de la CEE de acabar con las sociedades mixtas. Con la Comunidad Econ¨®mica Europea existe un acuerdo marco de cinco a?os de duraci¨®n, firmado en 1980, que debe desarrollarse anualmente. Todos los a?os, a primeros de enero, comienza el calvario de una negociaci¨®n tensa que inevitablemente conduce a una reducci¨®n de cuotas y licencias. Los argumentos de la CEE no son otros que los de la defensa de los sagrados intereses de los pa¨ªses miembros; su estrategia se dirige a lograr que Espa?a llegue al momento de la adhesi¨®n con unos efectivos tan bajos que su asimilaci¨®n no cause ning¨²n problema. El Gobierno piensa que el ingreso de Espa?a supondr¨¢ un plan de pesca nuevo, acorde con el contenido del tratado de adhesi¨®n. En otras palabras, que el ingreso definitivo en el club de los diez detendr¨¢ el proceso de regresi¨®n continua, momento a partir del cual las cosas ya s¨®lo podr¨¢n ir a mejor.
Portugal rompe el trato
"Portugal nos toma el pelo" es la frase acu?ada por las cofrad¨ªas y patronales gallegas. Con el pa¨ªs vecino existen dos acuerdos sobre derechos rec¨ªprocos de pesca: el de 1969, con 20 a?os de vigencia, para la pesca entre 6 y 12 millas, y el de 1978, entre 12 y 200 millas. Ambos han sido denunciados unilateralmente por Portugal, que considera el primero obsoleto y no aplicable, mientras tacha al segundo de contrario a sus intereses. Espa?a argumenta que el acuerdo de 1969 est¨¢ plenamente en vigor, aunque siempre se puede discutir una revisi¨®n de sus cl¨¢usulas, mientras que con respecto al de 1978 los estudios espa?oles descartan la situaci¨®n de sobrepesca esgrimida por Lisboa.As¨ª han transcurrido 15 meses de negociaciones infructuosas, con un mandato pol¨ªtico por medio de llegar a un acuerdo, resultado de la llamada cumbre de Lisboa entre los jefes de Gobierno de ambos pa¨ªses. El trasfondo del empecinamiento portugu¨¦s parece residir en su idea de que la CEE defender¨¢ sus tesis una vez producido su ingreso, acontecimiento que, seg¨²n Lisboa, se producir¨¢ naturalmente antes que el de Espa?a. Portugal no parece interesado, por tanto, en adquirir compromisos parciales con Espa?a, con la vista puesta en Bruselas. Ahora mismo se vive un comp¨¢s de espera activo, en espera de un nuevo gui?o entre ambas Administraciones para reanudar el di¨¢logo.
Otros frentes abiertos
Con Marruecos existe un acuerdo de cuatro a?os, firmado el 13 de agosto pasado, que ha sido muy criticado en Espa?a, "pero que permite faenar a la flota de fresco m¨¢s importante que tenemos en aguas no espa?olas". Con Mauritania existe un acuerdo de cooperaci¨®n en la materia que data de 1981, pero cuyo correspondiente plan de pesca no ha sido desarrollado en los tres ¨²ltimos a?os. La semana pasada se celebr¨® una nueva ronda negociadora, y las autoridades de Madrid esperan llegar a la firma del mismo antes del pr¨®ximo verano. Con Canad¨¢ existe un acuerdo marco firmado en 1976 por 10 a?os de duraci¨®n, sin que exista plan de pesca desde 1981. Una delegaci¨®n espa?ola se encuentra actualmente en Terranova, esper¨¢ndose lograr una cuota de 5.000 toneladas de bacalao. Con Guinea-Conakry existe un acuerdo pr¨¢cticamente concluido. El correspondiente a Madagascar se ha renovado ya, mientras en abril se reanudar¨¢n las conversaciones con Tanzania y Cabo Verde. Con Estados Unidos, Senegal y Angola habr¨¢ que negociar los planes anuales, que no se espera ocasionen problemas especiales. As¨ª, hasta la veintena de acuerdos en vigor. Madrid, o la negociaci¨®n permanente en materia pesquera.
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