Linchamiento, ley y orden

Al tenebroso crimen que el jueves pasado cost¨® la vida al droguero Julio Mart¨ªn, en el madrile?o barrio de Orcasitas, pudo a?adirse otro todav¨ªa m¨¢s repugnante. ( ... )Para que todav¨ªa resulte m¨¢s evidente el salvajismo del hecho, los ¨²ltimos datos aparecidos parecen demostrar que la joven que estuvo a punto de ser linchada, y que salv¨® la vida gracias a la polic¨ªa, no ten¨ªa nada que ver con los criminales, y que corri¨® tras los disparos por simple miedo, como otros viandantes. Aunque, efectivamente, la muchacha hubiera acompa?ado de grado o por fuerza a los atracadores, el linchamiento hubiera resultado un crimen; pero cometido adem¨¢s en la persona de un inocente, el suceso cobra un matiz aterrador.

Adem¨¢s de la escalada de inseguridad ciudadana, no es ajeno a casos como ¨¦ste el denodado empe?o de algunos medios de difusi¨®n -y muy concretamente del cada vez m¨¢s ultraderechista Abe- de exasperar los ¨¢nimos y de legitimar una cierta idea de la autoprotecci¨®n que, inevitablemente, llega al linchamiento. El frustrado en Orcasitas deber¨ªa hacer meditar a cuantos buscan medrar pol¨ªticamente a costa de la crispaci¨®n popular. Es precisamente en circunstancias diriciles donde se demuestra el aprecio de la ley y el orden, aunque algunos parezcan preferir la reimplantaci¨®n de la ley de la selva.

17 de marzo