F¨²tbol profesional y municipio
El f¨²tbol profesional espa?ol est¨¢ ante un reto definitivo: emplazado por la nueva din¨¢mica que marca la Administraci¨®n, sobre todo, en materia econ¨®mico-deportiva. En este pulso por la transparencia se de cantar¨¢n las posturas y entonces, por fin, se podr¨¢ saber qui¨¦n est¨¢ realmente por la labor de sanear las cosas desde una ¨®ptica interna al propio fen¨®meno futbol¨ªstico. El caso del Oviedo, implicado en un reciente enfrentamiento con el municipio, de cuya propiedad es el campo donde juega el equipo de la ciudad, es analizado por el alcalde de la capital asturiana.
Hay hoy en el candelero cuestiones decisivas, como es la reforma de la Liga profesional y de sus estatutos. Las posturas ser¨¢n contradictorias, pues se debaten dos concepciones muy diversas, todo ello cuando lo que se pretende es que el f¨²tbol sea una actividad que se caracterice por su limpieza. El momento debe ser aprovechado: las nuevas directrices de seriedad y el rigor en la transformaci¨®n profunda de los conceptos, expuestas por el Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda, deben seguirse en todas las ¨¢reas de la sociedad, y muy especialmente por aquellas que reciben soporte p¨²blico y, por tanto, el dinero de todos (sea por la v¨ªa de las quinielas o no).Pero estos planteamientos de trabajo para el f¨²tbol profesional espa?ol se quedar¨ªan cortos si simplemente se manifestaran en unas normas de m¨¢s o menos amplia interpretaci¨®n, en algunos detalles de gesti¨®n y en un nuevo giro de las conversaciones con la Administraci¨®n central. El conjunto de este deporte en Espa?a es suma de cada uno de los clubes de ¨¢mbito municipal. Resulta, pues, de caj¨®n que el marco de relaciones pasa asimismo por una renovaci¨®n del enfoque que se viene dando a la convivencia de los equipos y sus direcciones con los gobiernos municipales; esto m¨¢s a¨²n en los casos en los que los estadios pertenecen al patrimonio de los municipios.
Hasta fecha reciente, esta relaci¨®n se ven¨ªa concibiendo desde un punto de vista de absoluta sumisi¨®n de los ayuntamientos a las capillas dirigentes de algunos de los clubes, ya que no de todos. El miedo pol¨ªtico al apasionamiento que rodea este fen¨®meno de masas ha llevado tradicionalmente a una actitud de permanente cesi¨®n ante las opiniones, muchas veces dudosas, de esas directivas a las que hac¨ªa referencia. No es ¨¦ste el camino; lo que se impone, por el contrario, es la seriedad y la confluencia alrededor de objetivos aut¨¦nticamente sociodeportivos.
Como muestra, basta un bot¨®n. En Oviedo hemos vivido una an¨¦cdota que ejemplifica la grave equivocaci¨®n que hoy domina en estos temas y que es, sin duda, extrapolable a otras latitudes.
La an¨¦cdota
En un momento dado, los t¨¦cnicos municipales encargados de la supervisi¨®n y control del estado del c¨¦sped del Carlos Tartiere (arquitecto, aparejador y perito agr¨ªcola) realizan un informe rotundo sobre el preocupante estado del terreno de juego. A juicio de estos cualificados funcionarios, la utilizaci¨®n del campo hab¨ªa de evitarse por unas horas para conjurar el riesgo existente de da?os, como ocurriera la temporada pasada, con un coste de 17 millones de pesetas en reparaciones y una p¨¦rdida de varios partidos de competici¨®n. Al analizar este caso sangrante es importante el dato de que el Real Oviedo est¨¢ en esas instalaciones municipales en precario.
De forma incomprensible, el actual presidente de esta vetusta y querida sociedad, al que por lo dem¨¢s profeso la mayor consideraci¨®n, desaf¨ªa el dictamen t¨¦cnico y su apoyo por parte de la alcald¨ªa, pretendiendo forzar un esc¨¢ndalo injustificable, sin importarle el c¨¦sped y el esfuerzo econ¨®mico que para los ovetenses significa su cuidado. Simult¨¢neamente orquesta una campa?a de intoxicaci¨®n en la que utiliza argumentos tan peregrinos como que el perito agr¨ªcola que interviene es de Gij¨®n (!!) (me imagino que estas cosas, a nivel nacional, resultar¨¢n chocantes) y difundiendo a trav¨¦s de sus ac¨®litos la especie, entre otras, de que el alcalde es esportinguista. Divertido, ?no?
En este incre¨ªble galimat¨ªas, en mi condici¨®n de alcalde, me vi obligado a colocar en su sitio al presidente del club prohibiendo el uso moment¨¢neo del Carlos Tartiere, postura que, expl¨ªcita y un¨¢nimemente, comprendieron los grupos pol¨ªticos presentes en la corporaci¨®n (PSOE, Coalici¨®n Popular y PCE).
Se trata de una an¨¦cdota m¨¢s dentro de una din¨¢mica enloquecida. Buena prueba de lo que digo es el significativo hecho de que, tras invertir el municipio la escalofriante cantidad de 400 millones de pesetas en un nuevo campo, m¨¢s otros 17 millones en la reparaci¨®n del c¨¦sped por el estropicio del pasado a?o, 48 millones anuales en amortizaciones e intereses y otros varios en maquinaria y personal, se prive al ayuntamiento de los 60 millones de pesetas que le correspond¨ªan para compensar m¨ªnimamente el principal de los cr¨¦ditos del Mundial-82 que se vienen arrastrando. Por pura arbitrariedad de la FEF y de la anterior Administraci¨®n, esta cifra se fue a los "gastos corrientes" de un club cuya directiva infravalora el generoso trabajo de un ayuntamiento que no alcanza los 4.000 millones de pesetas de presupuesto ordinario anual.
Soporte municipal
Al afrontar, pues, la reestructuraci¨®n de f¨²tbol conviene tener en cuenta el soporte municipal de algunas de estas entidades y el esfuerzo realizado con el Mundial-82, cuyos costes se multiplicaron por el incumplimiento de las promesas del Gobierno de entonces.
La superaci¨®n de estos errores est¨¢ en la figura an¨®nima del aficionado, quien en su condici¨®n de ciudadano, y evitando un an¨¢lisis excesivamente emocional sobre su club (cosa muy humana), debe acoger con comprensi¨®n este sentimiento de oposici¨®n a la manipulaci¨®n irresponsable por parte de ciertos se?ores del f¨²tbol. Es el aficionado honrado la gran esperanza de un deporte-espect¨¢culo que, lejos de costar dinero injustificado al contribuyente, ha de ser en un futuro ejemplo de funcionamiento transparente al servicio de todos y gestionado por personas altruistas y cabales. Si exigimos responsabilidad a todas las instituciones, es evidente que a las directivas que no cumplen, aunque se les privilegie en el trato, tambi¨¦n habr¨¢ que ser estrictos a la hora de pedirles seriedad con su ciudad y con su ayuntamiento.
es alcalde de Oviedo.
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