El trueque o c¨®mo vender vodka a cambio de Pepsi-Cola
Nombres nuevos para viejas f¨®rmulas de intercambio sin dinero
Ante la complejidad del sistema financiero mundial y la inestabilidad de las paridades monetarias, muchos pa¨ªses y grandes empresas est¨¢n resucitando una forma de comerciar tan antigua como el hombre. Es el trueque, el intercambio directo de un producto por otro. Actualmente, y seg¨²n un estudio recientemente publicado en el Reino Unido, el trueque significa, de una forma u otra, aproximadamente el 30% del comercio mundial total y en un futuro pr¨®ximo esa cifra puede llegar, e incluso superar, la cota del 40% del mismo.
Pepsi-Cola no percibe d¨®lares por el jarabe que vende a la Uni¨®n Sovi¨¦tica para que se fabrique all¨ª su burbujeante bebida. Ni siguiera rublos. Los sovi¨¦ticos pagan a la multinacional estadounidense en vodka. No hay dinero por medio y adem¨¢s se asegura por ambas partes un control sobre estos productos. Boeing ha vendido aviones a T¨²nez a cambio de aceite de oliva, que ha recolocado luego en el mercado. La multinacional Ford ha recibido pieles de cordero a cambio de sus autom¨®viles. E incluso el modisto Pierre Cardin, tentado por la lejana China, ha adquirido sedas orientales en ese pa¨ªs pagando con su asesor¨ªa y consejo.
?stos son algunos de los ejemplos m¨¢s conocidos, y tambi¨¦n m¨¢s t¨ªpicos, de un nuevo negocio tan viejo como el hombre: el negocio del trueque o de la compensaci¨®n, que cada vez est¨¢ adquiriendo una mayor importancia y peso espec¨ªfico en el comercio internacional. Un estudio que acaba de ser publicado en el Reino Unido, realizado por una compa?¨ªa independiente de Estados Unidos (Business Trend Analyst), se?ala que en estos momentos aproximadamente el 30% del comercio mundial lo copan operaciones de este tipo, con un volumen de negocios que en el a?o 1982 se estimaba en m¨¢s de 590.000 millones de d¨®lares. La cifra es significativa, sobre todo si se tiene en cuenta que tan s¨®lo seis a?os antes rozaba los 18.000 millones de d¨®lares. Y el ascenso va a continuar, a juzgar por las previsiones, que apuntan a que en 1988 el sistema de intercambio, trueque o f¨®rmulas similares amasar¨¢ pr¨¢cticamente el 40% del comercio mundial.
No hay dinero en ellas -o muy poco-, pero s¨ª hay, en cambio, especies, productos y todos o casi todos los elementos definitorios de una relaci¨®n mercantil. Lo que sucede es que ¨¦stas no son operaciones habituales, aunque sean tan viejas como el hombre. Muchas empresas y pa¨ªses est¨¢n resucitando los viejos h¨¢bitos del trueque, del intercambio de productos, de la adquisici¨®n de un bien o servicio a cambio de otro. F¨®rmulas arcaicas, solapadas bajo una tupida mara?a de nombres nuevos, barter, countertrade, buy back, switch, clearing, esconden tras su terminolog¨ªa anglosajona todo un amplio elenco de posibilidades de comercio a dos o tres bandas en las que comprador y vendedor pueden ponerse de acuerdo para adquirir determinados productos en las condiciones que ambos pacten.
Un negocio para el Este europeo
Aunque de forma todav¨ªa menos sofisticada que la utilizada en la actualidad, buena parte de las relaciones comerciales entre el Este y el Oeste europeos ha estado marcada durante un buen n¨²mero de a?os posteriores a la segunda guerra mundial por estos sistemas de intercambio y compensaci¨®n, con la Viena del Prater y del tercer hombre como centro neur¨¢lgico de operaciones. Sin embargo, el verdadero despegue de esta f¨®rmula renovada del comercio internacional se produce a partir de 1973, a?o en el que un desprevenido Occidente recibe el latigazo del segundo shock petrolero. Desde ese momento, en el que los pa¨ªses sin reservas de crudo se ven obligados, en perenne penitencia, a destinar buena parte de sus presupuestos a pagar la factura del petr¨®leo, se agudiza para muchas naciones el problema del endeudamiento, y la falta de liquidez se expande como una nueva plaga por el mapa mundial. Aparece as¨ª el dilema, para muchos pa¨ªses, de la necesidad de seguir comprando productos y aumentar su endeudamiento sin tener dinero para pagar. Poseen en algunos casos, sin embargo, productos alimenticios o materias primas en abundancia. Con este decorado de fondo reaparece con fuerzas redobladas el negocio del trueque, de la permuta o del intercambio. Los pa¨ªses del Tercer Mundo se apuntan enseguida, forzados por sus propias necesidades, a esta "herramienta para emergencias", como la califica un ejecutivo del sector.
Lo mismo hacen la mayor¨ªa de los pa¨ªses latinoamericanos y hasta las otrora ricas naciones de la OPEP, afectados por la ca¨ªda de la demanda de los ¨²ltimos a?os y por el desplome del precio del crudo. Nigeria, por ejemplo, ha utilizado en numerosas ocasiones barter y countertrade como f¨®rmulas para dar salida a su petr¨®leo y para saltarse los precios de referencia fijados por la propia OPEP. El mismo Ir¨¢n ha podido incluso. imponer sus propias condiciones, no realizando trueque si la operaci¨®n no tiene un importe m¨ªnimo de 100 millones de d¨®lares. O Indonesia, que lleva a cabo pr¨¢cticamente el 100% de sus intercambios mediante el trueque.
Curiosamente toma cuerpo en la escena econ¨®mica internacional una nueva situaci¨®n, en la que los pa¨ªses te¨®ricamente m¨¢s pobres comienzan a imponer sus condiciones a los m¨¢s poderosos, bajo la amenaza del todo o nada. Muchas empresas y pa¨ªses acreedores se est¨¢n viendo obligados en estos momentos a continuar vendiendo a sus propios deudores, que no tienen dinero en met¨¢lico para pagarles, aceptando a cambio pr¨¢cticamente de todo: desde carb¨®n a caf¨¦, pasando por chocolate, az¨²car o aceite. Productos que en muchos casos tienen dif¨ªcil salida para quien los recibe, pero que son la ¨²nica garant¨ªa de obtener algo a cambio y de seguir confiando en una futura devoluci¨®n de las cantidades adeudadas.
Esta realidad ha provocado que tambi¨¦n en Estados Unidos, pa¨ªs tradicionalmente contrario a la bilateralidad en las relaciones comerciales, las grandes compa?¨ªas -como General Motors o Sears, entre otras- ya hayan creado departamentos especializados en este tipo de operaciones. E incluso ha influido en la reciente aprobaci¨®n de la Export Trading Company Act, una normativa que permite a los bancos la constituci¨®n de sus propias compa?¨ªas de trading, especializadas en operaciones de comercio exterior. No extra?a tampoco, por tanto, que en las publicaciones estadounidenses (Business Week, 19 de marzo de 1984) se informe de la creaci¨®n de una sociedad dedicada a captar socios que se muevan en este negocio y cuyo objeto es facilitar la compraventa y monetarizaci¨®n de los productos permutados. Por 10.000 d¨®lares se puede ser socio de Univex Inc. -que as¨ª se llama la compa?¨ªa-, que se encargar¨¢ de dar salida a los productos procedentes del barter que tengan sus asociados. Por cada transacci¨®n realizada, la compa?¨ªa radicada en Nueva York percibir¨¢ un 6% del importe de ¨¦stacomo prima. Hasta ahora ya son una veintena las entidades que se han asociado, destacando entre ellas Emery Air Freight, Pan American, World Airways, Holyday Inns y Polaroid.
Precisamente las compa?¨ªas especializadas en dar salida y hacer posible este tipo de operaciones constituyen uno de los aspectos destacados de esta vertiente emergente del comercio internacional. Aunque en buen n¨²mero de casos las empresas realizan negocios de este tipo sin otro asesoramiento que sus propios medios, la complejidad real de los mismos ha originado el acceso a un primer plano de una figura relativamente nueva en el panorama mercantil: las trading houses, especializadas en solventar todos los inconvenientes que puedan surgir en una operaci¨®n de importaci¨®n-exportaci¨®n. "La preocupaci¨®n por saber qu¨¦
El trueque o c¨®mo vender vodka a cambio de Pepsi-Cola
hago con el cargamento de carb¨®n o con el de chocolate que tengo que vender se ha superado hoy d¨ªa a trav¨¦s de las compa?¨ªas de trading, que ofrecen a su vez, en muchos casos, la financiaci¨®n, documentaci¨®n y asesoramiento legal necesarios para un final feliz de la operaci¨®n", se?alaba en unas jornadas sobre este negocio Douglas Rice, director de countertrade de Philips Brothers Corp., firma estadounidense especializada en esta materia.Aparece as¨ª en la escena internacional el barterer, el switcher, un nuevo tipo de ejecutivos que, investidos de conocimientos de banca, relaciones p¨²blicas, comercio exterior, seguros, lenguas, etc¨¦tera, se encargar¨¢n de hacer llegar a buen puerto estas operaciones. Operaciones en las que no s¨®lo habr¨¢ que poner de acuerdo a comprador y vendedor, sino que ser¨¢ necesario lograr la colocaci¨®n de los productos intercambiados, fijar las fechas de recepci¨®n, solventar los tr¨¢mites aduaneros o incluso lograr la monetarizaci¨®n, es decir, la venta de los bienes recibidos.
Las compa?¨ªas de trading estudian la situaci¨®n del mercado, el producto objeto de la transacci¨®n, as¨ª como la capacidad de suministro de los mismos, e incluso el propio riesgo que posea la empresa o el pa¨ªs que desee realizar esa transacci¨®n, se?alan Pedro Pascual y Castor Ca?edo, presidente y consejero delegado, respectivamente, de Intercorp, compa?¨ªa especializada en estas operaciones y filial del grupo brit¨¢nico Merban. Tambi¨¦n puede haber un aseguramiento de los productos que participan en el intercambio por parte de las casas matrices. Tanto el riesgo potencial como la cobertura de tales negociaciones se eval¨²an operaci¨®n por operaci¨®n.
En la actualidad, buen n¨²mero de pa¨ªses, aparte de los anteriormente citados, ha realizado o realiza negocios mediante estos sistemas. En general, el pago del material militar se efect¨²a, en una buena proporci¨®n, mediante compensaci¨®n por otros productos o servicios.
Az¨²car por camiones, un mal 'barter' para Espa?a
No han sido numerosas las incursiones espa?olas en este negocio del trueque. Y tampoco se puede decir que los primeros pasos se vieran acompa?ados por el ¨¦xito. Todav¨ªa se tiene presente en el sector el acuerdo firmado a principios de los a?os setenta por el ministerio de Comercio y el Gobierno cubano por el que Espa?a se compromet¨ªa a adquirir az¨²car a cambio de camiones de la empresa estatal Enasa. Te¨®ricamente este barter estaba bien planteado. El problema surgi¨® cuando poco despu¨¦s de cerrado el trato se desplom¨® el precio del az¨²car en los mercados internacionales, y los espa?oles estuvieron consumiendo az¨²car cubano durante varios a?os, a precios muy superiores a los del mercado libre. Este tipo de trueque de Estado ha sido utilizado en otras ocasiones por Espa?a con mejor ¨¦xito.
Las empresas privadas tambi¨¦n han realizado incursiones en este campo, en bastantes ocasiones de manera totalmente aut¨®noma, sin la mediaci¨®n de las compa?¨ªas de trading. ?ste ha sido el caso de Land Rover Santana, que realiz¨® hace poco m¨¢s de dos a?os una venta importante de veh¨ªculos de su firma a Ir¨¢n. Precisamente ¨¦ste ha sido el pa¨ªs con el que se ha firmado el ¨²ltimo acuerdo de barter con una compa?¨ªa espa?ola. Se trata de Cyanenka, empresa catalana participada por La Seda, una de las m¨¢s importantes del sector textil, que exportar¨¢ a Ir¨¢n fibra acr¨ªlica por importe de 50 millones de d¨®lares. En este caso, el pago de la compensaci¨®n va a ser m¨¢s complicado, y en el mismo intervendr¨¢ una tercera empresa, EMP, perteneciente al Instituto Nacional de Hidrocarburos. La deuda contra¨ªda por Ir¨¢n con Cyanenka ser¨¢ enjugada por EMP, L quien adquirir¨¢ crudo iran¨ª por importe de 100 millones de d¨®lares, cuyo pago realizar¨¢ la mitad en met¨¢lico y los 50 millones de d¨®lares restantes en fibra acr¨ªlica de Cyanenka. Y ¨¦sta, para obtener a su vez compensaci¨®n por los productos vendidos, recibir¨¢ derivados de petr¨®leo de una empresa filial de EMP.
De todas formas, estos sistemas est¨¢n todav¨ªa en sus comienzos en Espa?a, aunque, como se se?ala en el sector, cada vez son m¨¢s las consultas que se reciben para concretar operaciones de este tipo. "Los exportadores se dan cuenta de que el principal problema es el de la materializaci¨®n final de las mismas y de que son muchos los complejos problemas que tienen que vencer para que puedan llegar a buen t¨¦rmino", se?alan Pedro Pascual y Castor Ca?edo.
Hasta ahora no son demasiadas las compa?¨ªas que est¨¢n inmersas en este mercado. Aparte de las citadas, Tabacos de Filipinas es una de las primeras firmas nacionales de trading. Otras, como Foster Wheeler espa?ola, filial de la estadounidense del mismo nombre, o Centuni¨®n, han realizado operaciones de instalaci¨®n de plantas industriales completas en otros pa¨ªses mediante el sistema del buy back, acuerdo que implica que el precio de la venta se percibir¨¢ en productos fabricados por la planta que se ha instalado.
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