26 lunes
(Este diario me parece que va anticipado, pero es que a uno le ocurren las cosas antes de ocurrirle). Mayormente cuando las cosas son Jeannine Mestre. Jeannine, la anglocatalana italoirlandesa fabricada con hilaturas espirituales de Barcelona, me llama para almorzar. Nos citamos en El Espejo, almorzamos en Cabo Mayor, tomamos caf¨¦ irland¨¦s en La Retorta, y luego paseamos por el Madrid preabrile?o, hasta encontrarnos a Ra¨²l del Pozo, que es el que se encuentra uno siempre, y ella va con gabardina de hombre, de su hombre, Jos¨¦ Luis G¨®mez, y c¨®mo la defiende su gabardina, como una coraza, oigan. Yo la descubr¨ª en El Pel¨ªcano, de Strindberg, y Andr¨¦s Amor¨®s, en un programa que le dio en TVE sobre Virginia Woolf. Maestro Haro, viendo aquel v¨ªdeo en casa de Amor¨®s, dec¨ªa: "Claro, si es que es igual, es igual que la Woolf". Ahora hace Kabaret para tiempos de krisis, en el Espa?ol, todas las noches, y uno ha descubierto lo m¨¢s grave que se puede descubrir cuando uno se enamora de un alma femenina: que ese alma tiene unos muslos importantes.
27 martes
Areilza es un test. Todo nombre que echamos en la batidora Moulinex de la actualidad se convierte en un test (la Moulinex me la descubri¨® hace tiempo ?lvaro Pombo, ese genio que anda suelto, ganando premios: Jorge Herralde le descubri¨® en seguida). De Areilza, desde una semblanza que le hice, me habla todo el mundo. Y todo el mundo le quiere. Pero le quieren -y le admiran- a distancia, o sea donde est¨¢, o sea lejos/cerca de la pol¨ªtica y la diplomacia. En una pala bra, yo dir¨ªa que le temen (el temor es la forma final de la admiraci¨®n). Tambi¨¦n admiramos al Coloso de Marusi, pero ser¨ªa in c¨®modo tenerlo en casa. Y no es que Areilza sea un coloso a raya diplom¨¢tica, pero le ha pasado en la derecha lo que a Tierno en la izquierda: que ha cometido el error de ser nuestro contempor¨¢neo.
28 mi¨¦rcoles
Reapertura del Progreso con copa y Moli¨¦re. Moli¨¦re, entre nosotros, como todos sabemos, es Llovet, o sea un autor franc¨¦s del XVIII que se ha inventado Enrique para estrenar/reestrenar sus propias funciones. Otra vez Las mujeres sabias, con mayor oportunidad que nunca, ahora que todas son bachilleras en el arte, en la pol¨ªtica, en la cultura, en lo de El Salvador, e incluso bachilleras en el bachiller. Se lo digo a Enrique: "Las feministas te la van a cortar, pero eso es bueno para la obra y, sobre todo, para la taquilla". Moli¨¨re, o sea Poquelin, que ya eligi¨® como seud¨®nimo el de "mujer", formulaba sus cr¨ªticas a la hembra desde la hembra frustrada que ¨¦l fue. Llovet se inventa a Moli¨¦re (recu¨¦rdese el Tartufo) como arma arrojadiza contra la sociedad de hoy. Y lo hace a tope. Primero, porque ¨¦l sabe, y luego, porque Moli¨¦re, como Corpus Barga me dec¨ªa del Tenorio, tiene frases para todo. Cl¨¢sico es el que vale siempre. En la copa, Emma Penella, Anal¨ªa, Gala, Carmen Platero, Li¨¦bana, Piedra, la Goyanes (hay otras), Buero y una peque?ita que me mira/me mira y, al final, me trae una rosa.
29 jueves
Miguel Delibes, en el Congreso de los Diputados. Miguel no vie ne m¨¢s a Madrid porque nos dice que le asustan los sem¨¢foros Nos lo dice a Manuel Leguineche y a m¨ª. Somos dos periodistas que nos hicimos a su costado de gran periodista, que es el que ignoran los lectores de sus novelas A Manu, luego, le dio por la ¨¦pica, y a m¨ª por la ret¨®rica. De lo que no les ha hablado Miguel los diputados con Congreso es de su arte menor/mayor de periodista. Ah¨ª s¨ª que ha luchado por la libertad, la democracia y la justicia. Sus novelas (por eso han quedado, aunque ¨¦l crea otra cosa, y Mar¨ªas se lo dijo muy claro en la Academia) son literatura porque ¨¦l tiene un sentido est¨¦tico del idioma, que e como tener un sentido est¨¦tico del paisaje y ser pintor. Afortunadamente. Su periodismo es fue implacable y ¨¦tico. Delibes es la ¨²nica Facultad de Ciencias de la Informaci¨®n que he conocido y respeto. A ¨¦l nos acogemos, ?,eh, Manu?
31 s¨¢bado
Vida y milagros (Pocos) de mon se?or Escriv¨¢ de Balaguer. Con o sin LODE, la Espa?a eviterna sigue dando santos al santoral, m¨¢rtires al martirologio y papeleo a Roma. A Escriv¨¢ quieren canonizarlo. Ten¨ªa carita de lego aplicado y lleg¨® a noble. Siervo de Dios y fundador del Opus Dei, concibi¨® una oraci¨®n por libre que puede rezarse con bula de Urbano VIII. Ruiz-Mateos le rezaba, y parece que Urbano VIII no le ha prestado mucha atenci¨®n. (Lo cual que dicen estos d¨ªas por los palacios que Rumasa le ha auditado la se?ora a un socio, o sea la Rumasa de antes). La beatificaci¨®n (que es como una auditor¨ªa a lo divino) de monse?or Escriv¨¢ la est¨¢ llevando el Opus muy por sus pasos. Hay milagros, prodigios, cancelaciones que ilustran la vida de Josemar¨ªa y enriquecen su expediente. Llamo a Roma, a mi querido P¨¦rez Pell¨®n, amigo de infancia/adolescencia, y parece que en el Vaticano, francamente, no se esperaba tanto material. La operaci¨®n va a tope. Lo ¨²nico, que el Opus ha sido injusto con mi tambi¨¦n entra?able Luis Carandell, que escribi¨® una muy puntual hagiograf¨ªa de monse?or, contribuyendo a su palma, por m¨¢s que en Roma quiz¨¢ la han encontrado un poco arriana, que as¨ª es Luis, entre arriano y arriego intelectual. Del comercio local de Barbastro, el ni?o result¨® listo y piadoso. Yo he visitado Torreciudad, y, m¨¢s que una blasfemia contra Dios, que lo soporta todo, es una blasfemia contra la historia de la arquitectura religiosa espa?ola, estudiada en el mundo, desde Covadonga a Miguel Fisac, pasando por El Escorial. En Espa?a coinciden la ojiva n¨®rdica y el cuadrado latino. En Torreciudad coinciden la horterada y la chapuza. Taranc¨®n tuvo que pasar tambi¨¦n por este pared¨®n: la apertura del proceso celestial de Balaguer. Curaba religiosas desahuciadas y cantantes mexicanos.
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