El cardenal Marcinkus, presidente del 'banco del Papa', mezclado en otro esc¨¢ndalo financiero
El arzobispo norteamericano Paul Marcinkus, presidente del IOR (Instituto de Obras de la Religi¨®n), considerado como el banco del Papa, recibi¨® el s¨¢bado, por segunda vez, un aviso judicial enviado por el magistrado milan¨¦s Maurizio Grigo, en relaci¨®n con un supuesto delito de "apropiaci¨®n indebida y agravada".
Seg¨²n la legislaci¨®n italiana, tal comunicaci¨®n significa s¨®lo que los jueces est¨¢n indagando sobre la conducta de una persona sospechosa de un presunto delito para que de este modo el interesado pueda preparar su defensa. En el caso del banquero vaticano, esta vez no s¨¦ trata del contencioso con el Banco Ambrosiano del asesinado Roberto Calvi.En 1972, el financiero italiano Carlo Pesenti, responsable de la sociedad inmobiliaria Italmobiliare, se ve en graves apuros econ¨®micos. Recurre al IOR, que le presta 5.000 millones de pesetas, que deber¨ªan ser restituidas en el futuro seg¨²n la cotizaci¨®n del franco suizo. Y as¨ª, los 5.000 millones de pesetas, al cabo de siete a?os, rindieron al Vaticano nada menos que 16.000 millones de pesetas.
Pero lo grave del caso es que Pesenti ocult¨® este pr¨¦stamo a la sociedad, y s¨®lo cuando hab¨ªa ya pagado la ingente cifra revel¨® el hecho, pero sin decir que se trataba del banco del Vaticano. Fue entonces cuando uno de los accionistas, Giuseppe Inzana, empez¨® a investigar sobre el asunto y descubri¨® que en el balance de 1972 no exist¨ªa huella de dicho pr¨¦stamo.
Recurri¨® entonces a los magistrados y la sociedad se vio obligada a revelar el contrato. Se trataba de tres p¨¢ginas que llevan la firma del arzobispo Marcinkus y de Carlo Pesenti. Se descubre as¨ª que el banco que hizo el pr¨¦stamo era el IOR. Si el documento fuese aut¨¦ntico, todo ser¨ªa legal y demostrar¨ªa ?nicamente la gran habilidad financiera del banquero vaticano. Inzana llega a demostrar que el contrato es s¨®lo una fotocopia de la fotocopia del contrato original depositado ante un notario de G¨¦nova. Este documento, que deber¨ªa ser el original, resulta ser otra fotocopia. Lo ¨²nico original son las firmas, en la primera p¨¢gina, de Marcinkus y de Pesenti, mientras en la ¨²ltima p¨¢gina la firma de Pesenti es tambi¨¦n fotocopiada.
Todo ello hizo sospechar a los jueces, que en mayo del a?o pasado enviaron una notificaci¨®n judicial a Pesenti. Pero Inzana fue m¨¢s all¨¢ y lleg¨® a demostrar que la cl¨¢usula que hablaba de restituir el pr¨¦stamo seg¨²n la cotizaci¨®n de la moneda suiza no estaba en el contrato original. Hab¨ªa sido a?adida posteriormente. Llegados a este punto, los magistrados de Mil¨¢n han enviado una notificaci¨®n judicial a Marcinkus y a los dos banqueros seglares y consejeros suyos, los italianos Luigi Mennini y Pellegrino de Stroebel.
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