La polic¨ªa de barrio
Aunque la figura del polic¨ªa de barrio, o al menos la filosof¨ªa de una polic¨ªa esencialmente preventiva y de auxilio, ha estado presente en todas las jornadas sobre competencias municipales en seguridad ciudadana, organizadas por la Federaci¨®n Espa?ola de Municipios y Provincias entre 1980-1983, fue en las segundas -celebradas en Vallado lid en 1981- donde se comenz¨® a utilizar expl¨ªcitamente este t¨¦rmino.Se intentaba con ¨¦l recoger la experiencia de la polic¨ªa local americana y la del bobby ingl¨¦s, adapt¨¢ndola a la realidad espa?ola. Antonio Plaza, inspector jefe de la Polic¨ªa Municipal de Cartagena, sol¨ªa definir la pol¨ªcia de barrio como aquella que "sirve para todo y no vale para nada"; es decir, sin ser un polic¨ªa especialista, el polic¨ªa de barrio es capaz de afrontar satisfactoriamente las m¨¢s insospechadas situaciones. El polic¨ªa de barrio, en su jornada de trabajo, puede regular el tr¨¢fico en un momento determinado, vigilar la seguridad de una calle conflictiva, socorrer a un ciudadano accidentado, mediar en una discusi¨®n vecinal..., el polic¨ªa de barrio es un manitas de la funci¨®n policial, especialista de la zona que habitualmente patrulla.
La tarea, ya desde el punto de vista te¨®rico, no resultaba sencilla: la multiplicidad de los cuerpos policiales existentes en nuestro pa¨ªs, junto con la secular discriminaci¨®n de la polic¨ªa local, relegada a tareas que muy poco o nada ten¨ªan que ver con la seguridad ciudadana, eran los principales y m¨¢s inmediatos obst¨¢culos. No obstante, la escasa experiencia de la polic¨ªa espa?ola en este terreno se?alaba algunos caminos que no habr¨ªa que seguir. A mediados de los setenta, la entonces Polic¨ªa Armada puso en marcha un servicio de patrullas a pie, armadas con subfusiles, a las que se denomin¨® polic¨ªas de barrio. Algunos de sus componentes fueron f¨¢ciles v¨ªctimas del terrorismo, sin que se llegaran a cumplir, ni m¨ªnimamente, los objetivos propuestos; la participaci¨®n activa de la Polic¨ªa Armada en la represi¨®n de los amplios movimientos pol¨ªticos y sociales de aquellos a?os hac¨ªa muy dif¨ªcil un buen recibimiento. de estas patrullas en los barrios populares, que eran precisamente quienes m¨¢s las necesitaban.
Polic¨ªa cercana al ciudadano
Simplemente por eliminaci¨®n, la Polic¨ªa Municipal era la que mejor se encuadraba en el retrato robot de la polic¨ªa de barrio: tradicionalmente ha sido vista de forma entra?able por la poblaci¨®n; los agentes de la Polic¨ªa Municipal habitan zonas pr¨®ximas al lugar donde realizan su servicio y est¨¢n entroncados en el barrio como un vecino m¨¢s, que conoce y se le conoce, sin constituir los guetos que han caracteriado a otros cuerpos de seguridad; la Polic¨ªa Municipal es la polic¨ªa m¨¢s cercana, la que menos miedo da. Se part¨ªa, pues, de unas condiciones hist¨®ricas y ambientales bastante propicias.En 1981 se comienzan a hacer los primeros intentos de llevar la teor¨ªa a la pr¨¢ctica. En este a?o, 400 aspirantes ingresan en la Academia de Polic¨ªa Municipal de Madrid, dispuestos a afrontar nueve meses de intensa preparaci¨®n. Aunque el nivel exigido en las oposiciones es s¨®lo de estudios primarios, el paro existente lleva un buen n¨²mero de bachilleres, universitarios y licenciados hasta las aulas de la academia, donde el derecho, la sociolog¨ªa, la criminolog¨ªa..., junto con las asignaturas espec¨ªficamente policiales, la defensa personal, el socorrismo y el tiro dejar¨¢n de ser para muchos materias desconocidas.
Al acabar este per¨ªodo formativo, los nuevos polic¨ªas hacen un breve rodaje en la calle, en los quehaceres tradicionales de la Polic¨ªa Municipal. Mientras, se ponen en, marcha cursillos de reconversi¨®n para los polic¨ªas veteranos. Al poco, en los barrios de Arganzuela, Carabanchel, Centro, Fuencarral, Hortaleza y Villaverde, la polic¨ªa de barrio comienza a funcionar durante un per¨ªodo de seis meses, aproximadamente.
Los resultados, si no espectaculares, fueron rotundamente positivos, a pesar de la escasez de personal y de otras deficiencias. Esta polic¨ªa de barrio, enmarcada en un concepto de polic¨ªa cercano al ciudadano, conocedor de un ¨¢rea determinada con unos problemas espec¨ªficos signific¨® una presencia permanente y asequible de la ley en los barrios y desempe?¨® un doble papel: la prevenci¨®n y el control de la peque?a delincuencia y el auxilio y servicio a los vecinos. As¨ª debieron verla los madrile?os, a tenor de los resultados de la encuesta EDIS, realizada en 1982 en un 65,9% se valor¨® positivamente la evoluci¨®n de la Polic¨ªa Municipal madrile?a en organizaci¨®n y eficacia; en un 74,2% se valoraron positivamente los esfuerzos del ayuntamiento para potenciar a la Polic¨ªa Municipal; como ¨²ltimo dato destacable, un 85,8% se mostr¨® bastante o muy de acuerdo con potenciar especialmente la figura del polic¨ªa de barrio.
A pesar de estos datos, los responsables municipales paralizaron la prestaci¨®n de este servicio, al menos tal y como originalmente se entendi¨®. Los agentes de los distritos fueron desplazando paulatinamente sus funciones de polic¨ªa de barrio hacia el reparto de notificaciones y otra correspondencia municipal, o a la tradicional regulaci¨®n del tr¨¢fico rodado.
Soluci¨®n eficaz
Despu¨¦s de m¨¢s de un a?o, los actuales responsables de la seguridad municipal ponen otra vez la experiencia en marcha. Una seria reestructuraci¨®n afectar¨¢ al cuerpo y llevar¨¢ a la calle muchos polic¨ªas que realizaban tareas burocr¨¢ticas y que ahora realizar¨¢n esta funci¨®n, acompa?ados de agentes experimentados. Los profesionales de la Polic¨ªa Municipal s¨®lo podemos congratularnos de la puesta en marcha de este servicio, que nos permitir¨¢ poner en pr¨¢ctica los conocimientos adquiridos y que revalorar¨¢ nuestra imagen ante el pueblo de Madrid. Los ciudadanos, a su vez, contaran con una de las soluciones eficaces para el acuciante problema de la seguridad ciudadana en nuestra capital.No quisiera acabar sin precisar algunas medidas que, desde mi punto de vista, deber¨ªan ser tomadas con el fin de conseguir la m¨¢xima efectividad a esta nueva puesta en marcha de la polic¨ªa de barrio. En primer lugar, creo que no se deber¨ªa asignar a este servicio a los agentes mayores de 55 a?os, por razones evidentes. Por otra parte, ser¨ªa necesaria una mayor inversi¨®n en los equipos transceptores port¨¢tiles, para permitir una adecuada conexi¨®n de las patrullas de a pie con las patrullas m¨®viles de las unidades de protecci¨®n ciudadana y de los distritos. Por ¨²ltimo, la realizaci¨®n de una amplia campa?a de informaci¨®n ciudadana nos situar¨ªa en unas condiciones ¨®ptimas y permitir¨ªa un aprovechamiento m¨¢ximo de los polic¨ªas de barrio. Pero, se tomen o no estas medidas, bienvenidos sean.
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