Walid Jumblat: "No hay ninguna salida para L¨ªbano"
ENVIADO ESPECIAL, "No hay ninguna salida", repite insistentemente el l¨ªder de la comunidad drusa libanesa, Walid Jumblat, cuando se le pregunta por el porvenir de L¨ªbano, al tiempo que se queja de que su pa¨ªs y el mundo ¨¢rabe est¨¦n "siendo sumergidos por una oleada de confesionalismo". Entre comentarios pesimistas sobre la situaci¨®n en Oriente Pr¨®ximo, el jefe de la poderosa milicia drusa del Partido Socialista Progresista (PSP) comenta que expuso al ministro espa?ol de Asuntos Exteriores, Fernando Mor¨¢n, con el que se entrevist¨® aqu¨ª el mi¨¦rcoles, su visi¨®n sobre la situaci¨®n en la regi¨®n, y que cuando su interlocutor se interes¨® por saber cu¨¢l es el papel que Europa podr¨ªa desempe?ar en L¨ªbano, le contest¨® a secas que "ninguno".
"No hay salida", reitera Jumblat, "porque desde hace 10 a?os, los falangistas -principal partido cristiano- preconizan la partici¨®n de L¨ªbano, y aunque algunos digan que yo soy el primer interesado en provocarla para poder as¨ª crear mi cant¨®n druso, soy tajantemente opuesto a ella por razones de principio y por el desastroso efecto de contagio que tendr¨ªa en todo el mundo ¨¢rabe". "Hasta ahora", a?ade a rengl¨®n seguido, "no dispongo de ning¨²n cant¨®n, sino de un mero territorio que controlo militarmente, y sigo siendo, desde un punto de vista ideol¨®gico, nacionalista y pan¨¢rabe".Jumblat, de 36 a?os de edad, achaca la responsabilidad del fracaso de la Conferencia de Reconciliaci¨®n Nacional Libanesa, celebrada en marzo en Lausana, al ex presidente cristiano de rito maronita Suleiman Frangi¨¦, que se neg¨® a aceptar las reivindicaciones de la oposici¨®n musulinana sobre la reducci¨®n de los poderes del jefe del Estado liban¨¦s. "Es", afirma a prop¨®sito de Frangi¨¦, "un tipo que... es mejor callarse, porque mis diatribas generan despu¨¦s tanta pol¨¦mica...". En Suiza, a ¨¦l y a sus dem¨¢s enemigos les calific¨®, sin embargo, de "viejos cerebros petrificados".
Por este mismo motivo de prudencia, el dirigente de la comunidad drusa -que estuvo hasta ayer en Amman, visitando a su mujer, Gerpet, y a sus dos hijos- reconoce que "he tenido que matizar mi lenguaje, pero no he cambiado de opini¨®n" respecto a un presidente, Am¨ªn Gemayel, al que lleg¨® a aconsejar p¨²blicamente que se suicidase. "Har¨¢ todo lo que pueda para conservar su asiento presidencial", dice autorreprimi¨¦ndose verbalmente.
"Adem¨¢s", precisa, haciendo m¨¢s incisiva su mirada de ojos saltones reveladores de una enfermedad de tiroides, "insistimos en que sea determinada la responsabilidad del presidente en las matanzas de febrero en los suburbios meridionales (chiitas) y de septiembre en la sierra (drusa)". Pero en la monta?a se cometieron atrocidades por ambos lados, cristiano y druso. "Bueno pues que me juzguen a m¨ª tambi¨¦n. Estoy listo"."Todo lo m¨¢s", se?ala el hijo ¨²nico de quien fue la principal figura de la izquierda libanesa, Kamal Jumblat, "podemos esperar una consolidaci¨®n del alto el fuego si conseguimos un repliegue de las fuerzas en presencia, lo que ser¨¢ muy dif¨ªcil de obtener en Suk el Garb -la ¨²ltima localidad de la sierra a¨²n en manos del Ej¨¦rcito regular y que defiende el acceso al palacio presidencial de Baabda-, porque yo no puedo pedir a mis gentes que se retiren de los pueblos circundantes, de donde son originarios, y los de enfrente temen que si abandonan su posici¨®n en ruinas intente apoderarme de la sede de la Presidencia de la Rep¨²blica" "Pero s¨¦ muy bien que hay determinadas l¨ªneas rojas fijadas desde fuera de L¨ªbano que no conviene cruzar, y no voy a ser tan tonto de hacerlo".
Cuando se le pregunta qui¨¦n fija las famosas l¨ªneas rojas, Siria o Estados Unidos, Jumblat contesta evasivamente prodigando elogios al presidente sirio, Hafez el Asad -"el ¨²nico que da la talla de un jefe de Estado en el mundo ¨¢rabe"-, y asegurando que Damasco, que "tiene intereses estrat¨¦gicos en L¨ªbano, no se puede permitir jugar a l'enfant terrible, y desea, por tanto, la estabilidad del pa¨ªs". El principal ¨¦xito diplom¨¢tico de Siria, que forz¨® en marzo la anulaci¨®n del acuerdo firmado en mayo de 1983 por L¨ªbano e Israel, no impresiona, sin embargo, a Jumblat, que opina que "el Estado jud¨ªo aplicar¨¢ unilateralmente el tratado".
Cuando se trata de hablar de la milicia del movimiento de los nasseristas independientes -Morabitun-, conocida popularmente bajo el nombre de los almor¨¢vides, a los que los partidarios de Jumblat expulsaron en marzo por las armas de Beirut oeste, el jefe del clan druso deja a un lado sus precauciones oratorias y declara que "s¨®lo he querido hacer un favor a los habitantes de la capital quit¨¢ndoles de en medio a esa banda de ladrones"."Pero ahora resulta", agrega extra?ado, "que los sunitas de Beirut -principal comunidad musulmana asentada en la capital- hacen causa com¨²n con este mafioso de Ibrahim Koleilat -jefe de los almor¨¢vides-, a cuya banda de g¨¢nsteres, en la que se hab¨ªan introducido palestinos disidentes, se empe?an ahora en presentar como la espada redentora del islam". "All¨¢ ellos si quieren que su ciudad siga en manos de la mafia", concluye en tono despectivo, "pero que no me acusen del caos que reina en el sector occidental de la capital".
"Resulta tambi¨¦n", afirma, ahora ya indignado, Jumblat, al que sus seguidores llaman respetuosamente Walid Bey ('mi se?or Walid'), "que a m¨ª y a mis hombres nos califican de intrusos en Beirut, cuando morimos en el centro de la ciudad por defenderla, a pesar de que s¨®lo haya 10.000 civiles drusos en la capital". "La clase pol¨ªtica sunita es desagradecida, est¨¢ visto que prefiere al ej¨¦rcito y a la falange en Beirut oeste antes que a nosotros".
El se?or de Mujtara, pueblo de la sierra de donde son originarios los Jumblat, que recibieron su t¨ªtulo nobiliario del colonizador otomano, lamenta a continuaci¨®n que "L¨ªbano y el mundo ¨¢rabe est¨¦n siendo sumergidos por la marea del confesionalismo", a la que, por supuesto, no escapa el PSP, que "se ha drusificado, y eso que en sus or¨ªgenes, cuando mi padre lo fund¨®, era un partido cuyos cuadros eran mayoritariamente cristianos".
Para consolarse, Jumblat, cuyo padre fue asesinado en 1977 a escasa distancia de un control de carretera del ej¨¦rcito sirio, sostiene que "el mismo Occidente es confesional, y hasta la Internacional Socialista", de la que su partido forma parte. "Bueno, no", rectifica, "s¨®lo algunos sectores de la Internacional Socialista tienen esa tendencia, y por eso cuando estallaron en septiembre las hostilidades en la sierra me acusaron de ser el verdugo de los cristianos, pero cuando tres meses despu¨¦s liber¨¦ a 5.000 cat¨®licos maronitas sitiados en el pueblo monta?oso de Der el Kamar no se acordaron de darme ni siquiera las gracias". "No soy el Ner¨®n de los cristianos", enfatiza, "y cuando las condiciones est¨¦n reunidas, podr¨¢n volver a sus pueblos en la sierra, de donde no hubiesen sido expulsados si las fuerzas libanesas no hubiesen intentado apoderarse de la regi¨®n".
Adem¨¢s de comunicar a Mor¨¢n su negra visi¨®n de la situaci¨®n en L¨ªbano, Jumblat, que ha fascinado y divertido al jefe de la diplomacia espa?ola con sus an¨¢lisis originales, pidi¨® al ministro -como tambi¨¦n lo hizo recientemente con los responsables sovi¨¦ticos- que le "pusiese en contacto con arquitectos espa?oles deseosos de elaborar proyectos para la construcci¨®n en la sierra de un monumento a los muertos de la guerra civil desde 1975, en el que tambi¨¦n figurar¨¢ una estatua de mi padre". ?Un mausoleo s¨®lo para los ca¨ªdos drusos? "No", contesta ofendido, "para todos sin discriminaci¨®n". "Un monumento aconfesional".
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