La remodelaci¨®n de la estaci¨®n de Atocha una clave urban¨ªstica para el futuro Madrid
En los pr¨®ximos d¨ªas se decide una de las soluciones urban¨ªsticas m¨¢s determinantes para la configuraci¨®n del futuro Madrid. Se trata del inminente fallo del concurso para la remodelaci¨®n de la estaci¨®n de Atocha, enclavada en el conflictivo eje sur de la ciudad, uno de los m¨¢s castigados por el alocado desarrollismo de los a?os sesenta y, por tanto, pieza clave para una redefinici¨®n de la degradada imagen de la capital. De un tiempo a esta parte, los diversos responsables del gobierno municipal y del Estado han centrado su preocupaci¨®n por la reconversi¨®n de ¨¦sta zona neur¨¢lgica, que recorre el hist¨®rico Sal¨®n de los Prados, prolongando el paseo de la Castellana hasta el l¨ªmite de Atocha.Esta espina dorsal, que Antonio Fern¨¢ndez Alba ha calificado bellamente como el foro borb¨®nico de la Castellana, aludiendo a su principal inspirador, el monarca ilustrado Carlos III, no limita su importancia a lo meramente hist¨®rico o funcional, sino que adem¨¢s, y quiz¨¢ como consecuencia de todo ello, constituye una trama de riqu¨ªsima articulaci¨®n monumental, pues est¨¢ flanqueada por el conjunto del Museo del Prado, el palacio de Villahermosa, el Jard¨ªn Bot¨¢nico, el antiguo Hospital Provincial, etc¨¦tera.
Los planes de remodelaci¨®n de la zona ya anunciados, que van desde la supresi¨®n del scalextric hasta la instalaci¨®n del Centro Cultural Reina Sof¨ªa, pueden tener una culminaci¨®n decisiva en la citada remodelaci¨®n de la estaci¨®n de Atocha y de su entorno, porque no cabe duda que all¨ª se sit¨²a un v¨¦rtice angular decisivo. Lo que est¨¢ en juego es, por tanto, no s¨®lo dotar al futuro Madrid de una gran estaci¨®n, capaz de atender a las necesidades de un aspecto clave en las comunicaciones como es el ferrocarril, sino que ¨¦sta est¨¦ integrada adecuadamente en una trama urban¨ªstica cuya trascendencia para la ciudad no hay que reiterar.
Un proyecto de semejante envergadura ha obligado a la colaboraci¨®n de diversas entidades de la Administraci¨®n, lo cual es siempre algo positivo por s¨ª mismo, pero mucho m¨¢s en nuestro pa¨ªs, donde el comportamiento de taifas de los diversos organismos ha perjudicado no pocas veces la viabilidad de las soluciones complejas. En este sentido, el Ministerio de Transportes, la Comunidad Aut¨®noma de Madrid, la Renfe y el Ayuntamiento est¨¢n dando un aut¨¦ntico ejemplo de planificaci¨®n racional, porque indudablemente esta estrecha colaboraci¨®n de cuatro organismos p¨²blicos, representados al m¨¢ximo nivel, sin temor a romper feudos, partidas presupuestarias y viejos moldes, significa haber tomado conciencia de que se ha de resolver conjuntamente algo que es m¨¢s que un proyecto ferroviario, m¨¢s que un proyecto urban¨ªstico, m¨¢s que un dise?o arquitect¨®nico en la ciudad..., o, si se quiere, que es todo eso a la vez. Por tanto, puede representar uno de los proyectos m¨¢s ambiciosos de transformaci¨®n urbana en nuestro pa¨ªs.
Colaboraci¨®n
Hasta el momento no ha habido improvisaci¨®n. Hace unos meses el ministro Bar¨®n, el alcalde Tierno Galv¨¢n y el presidente de la Renfe suscribieron ya un convenio de colaboraci¨®n para este tema. De hecho, los trabajos vienen desarroll¨¢ndose desde hace un par de a?os, seg¨²n ha trascendido a la opini¨®n p¨²blica. No obstante, ha sido la actual Administraci¨®n, demostrando una encomiable sensibilidad cultural y una no menos sensata preocupaci¨®n por la obra p¨²blica bien hecha, la que ha solicitado una serie de propuestas a prestigiosos profesionales de la ingenier¨ªa y de la arquitectura, entre los que se encuentran los siguientes cuatro equipos: el de los hermanos Moneo, el de J. A. Corrales y R. Molez¨²n, el de Fern¨¢ndez Casado y E. Nuere, y el de J. A. Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, E. P¨¦rez Pita y J. Junquera. Entregadas las propuestas, la decisi¨®n, vista para sentencia, se dar¨¢ a conocer a principios de la pr¨®xima semana.
En vista de la extraordinaria importancia de esta empresa y del tratamiento, hasta el momento ejemplar, con que ha sabido afrontarla la Administraci¨®n, no dudamos que, fallado el concurso, se exhibir¨¢n P¨²blicamente los proyectos presentados, pues deben servir de base para un debate ciudadano, siempre necesario, pero en este caso verdaderamente imprescindible, ineludible, esencial. El resultado de las decisiones que ahora se adopten ha de conocerse, ya que, se ha dicho, van a condicionar el futuro del important¨ªsimo enclave que Atocha significa para Madrid.
Tan buen comienzo exige, se mire por donde se mire, un buen final, lo que significa, entre otras cosas, que ahora no se caiga en la tentaci¨®n de resolver la obra p¨²blica por el rampl¨®n procedimiento convencional de gastar por gastar; esto es: cubrir el expediente con un canto ciego a la inversi¨®n por la inversi¨®n, cuyo valor se mida por la mera capacidad de gastarse el presupuesto. La Direcci¨®n General de Infraestructura de Transportes, que es la de mayor capacidad inversora de toda la Administraci¨®n, construye obras cuya consideraci¨®n cultural ha sido hasta ahora m¨ªnima, obras tales como estaciones de ferrocarril, t¨²neles o l¨ªneas de metro. ?stas, sin embargo, forman parte de las grandes obras de nuestro tiempo y merecen ser planteadas con criterios superadores de un estrecho funcionalismo. La responsabilidad pol¨ªtica es enorme al respecto, porque anda en juego el que nuestra sociedad pueda o no reconocerse en las obras p¨²blicas, como aportaciones al patrimonio cultural que debieran ser.
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