Armas qu¨ªmicas
( ... ) Existe ya un tratado que proh¨ªbe la utilizaci¨®n de armas qu¨ªmicas, firmado en 1925. La Uni¨®n Sovi¨¦tica lo firm¨® en su d¨ªa, pero utiliza armas qu¨ªmicas en Afganist¨¢n, y, con un grado razonable de certeza, sus clientes las est¨¢n utilizando en Indochina. Lo mismo ocurre con Irak, aunque est¨¢ empleando este tipo de armas contra Ir¨¢n. ?En qu¨¦ ser¨ªa diferente un nuevo tratado sobre este particular? Ofrecer¨ªa nuevas provisiones para verificar el empleo de dichas armas, que permitir¨ªan a los expertos no s¨®lo hacer comprobaciones en lugares determinados, sino realizar sus averiguaciones un poco a su voluntad. Se ha afirmado que la Administraci¨®n Reagan sabe que Mosc¨² rechazar¨¢ sus exigencias de verificaci¨®n, por lo que, en definitiva, sus intenciones reales son las de romper la resistencia del Congreso a la producci¨®n de nuevas armas qu¨ªmicas. ( ... )Las exigencias de verificaciones son complicadas. Pero, con las informaciones que poseemos sobre la utilizaci¨®n de armas qu¨ªmicas, nadie puede negar que se precisan formas de verificaci¨®n en las que los ciudadanos puedan confiar.( ... )
Estados Unidos almacena armas qu¨ªmicas, pero desde 1969 ninguna nueva arma de estas caracter¨ªsticas se ha a?adido a las entonces disponibles. Durante tres a?os, el Congreso no ha atendido a las peticiones de modernizaci¨®n formuladas por Reagan, quien ahora sostiene que es necesario contar con nuevas armas qu¨ªmicas para disuadir a los sovi¨¦ticos de utilizar su arsenal contra Estados Unidos. A. esto se puede responder que la disuasi¨®n tambi¨¦n se consigue con otro tipo de armas. ( ...)
La realidad es que a¨²n falta mucho tiempo antes de que se firme un nuevo tratado sobre armas qu¨ªmicas. Tanto el borrador propuesto por Estados Unidos como las iniciativas sovi¨¦ticas a este respecto no son sino diferentes aspectos del forcejeo, pero no una b¨²squeda com¨²n de un control efectivo de armamentos qu¨ªmicos. Debe quedar clara, sin embargo, la raz¨®n de que las cosas sean as¨ª. Y esa raz¨®n no es otra que el juego sucio empleado por los sovi¨¦ticos a este respecto. Pero si la propuesta norteamericana centra la atenci¨®n p¨²blica en la pol¨ªtica exterior sovi¨¦tica, algo al menos se habr¨¢ conseguido.
8 de abril
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