Un dirigente 'hist¨®rico'
Gaetano Badalamenti es conocido, desde hace mucho tiempo, como uno de los jerifaltes m¨¢s importantes de la Mafia de Sicilia occidental. Ha sido como un gran padrino relacionado directamente con Cosa Nostra en Am¨¦rica. Se le puede llamar, con el, lenguaje de las Brigadas Rojas, "un jefe hist¨®rico". A sus 61 a?os su prestigio en el mundo de la Mafia se lo ha conquistado a fuerza de docenas de asesinatos, de miles de millones de d¨®lares ganados en el tr¨¢fico de droga y con la corrupci¨®n de gente muy importante.Y, al mismo tiempo, Badalamenti, de nombre don Tano, para los amigos, es un mafioso moderno que ha usado en sus negocios todas las t¨¦cnicas de hoy.
Pocos jefes de la Mafia siciliana han sido m¨¢s acusados de homicidios que este hombre, pero al mismo tiempo nunca han sido presentadas contra ¨¦l pruebas contundentes y ha acabado absuelto en los procesos o, como m¨¢ximo, enviado al destierro obligatorio.
Su nombre de batall¨¢ era Nino Bataglia, y se form¨® como gregario en la escuela del gran Cinisi, Cesare Manzella, quien, junto con las familias Greco, Cittarda y Liggio, hab¨ªan declarado la guerra a la familia La Barbera. Pero un d¨ªa precisamente la familia La Barbera hizo estallar el coche de Manzella y en este momento Badalamenti recibe el espaldarazo tomando el puesto del jefe mafioso asesinado.
Va entonces a Nueva York para tomar contacto con Cosa Nostra, y ya en 1957 la polic¨ªa de Nueva York lo acusa del tr¨¢fico de 50 kilos de hero¨ªna. En 1963 vuelve a Italia y recibe la confirmaci¨®n de otros jefes mafiosos, como Rosario Mancino y Nino Aricca, asesinado este ¨²ltimo hace dos meses.
Enviado, tras varios procesos, a Macherio, en la provincia de Mil¨¢n, no pierde el tiempo y all¨ª organiza el gran tr¨¢fico de droga internacional y toma contacto con media Europa. Despu¨¦s desaparece y se refugia en Am¨¦rica Latina. Pero desde 1980 todo cambia para Badalamenti. En Palermo las bandas mafiosas se dividen y se hacen la guerra unas a otras. Desde ese momento no se hab¨ªa sabido nada m¨¢s de su paradero.
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