Guti¨¦rrez D¨ªaz, a medias Mois¨¦s, y Maquiavelo
Antoni Guti¨¦rrez D¨ªaz no tendr¨ªa mejor hoja de servicios para el comunismo y para Catalu?a -el orden de los factores s¨ª altera el producto- si se la hubiera fabricado ¨¦l mismo.Catal¨¢n con toda naturalidad, es hijo de emigrantes andaluces establecidos en Premi¨¤ de Mar, donde naci¨®; comunista de 1959, cuando el partido no se divid¨ªa a¨²n por adjetivos, su padre fue un fundidor an arco sindicalista; secretario general del PSUC, partido obrero y de cuadros profesionales, trabaj¨® como chico de recados y estudi¨® con becas la carrera, especializ¨¢ndose en pediatr¨ªa; l¨ªder de la renovaci¨®n eurocomunista, con m¨¢s serenidad conversa que fuego revelado, e impulsor de la convergencia con el progresismo cristiano, milit¨® en Acci¨®n Cat¨®lica hasta los 18 a?os, de lo que le ha quedado, quiz¨¢, un atractivo susurro convincente.
Biling¨¹e como quien respira; de formaci¨®n universitaria sobre base obrera; hombre con una plataforma de fe abstracta, en un partido que la necesita; y eurocomunista como s¨ªntesis entre la utop¨ªa de la URSS y las realidades de la democracia formal, Antoni Guti¨¦rrez D¨ªaz deb¨ªa liderar el comunismo catal¨¢n como inevitable emulsi¨®n del centralismo democr¨¢tico.
En las primeras elecciones de la democracia Guti¨¦rrez D¨ªaz fue un descubrimiento popular. El tiempo de las catacumbas hab¨ªa impedido que su irradiaci¨®n rebasara un medio reducido de profesionales y militantes, en el que se silabeaba su nombre con el visible orgullo de conocer al m¨¦dico pediatra y comunista, del que ya se percib¨ªa que el talante y el suave mesianismo de la voz, la elocuencia forrada de terciopelo, modulaban una pasi¨®n que merec¨ªa el aire abierto del m¨ªtin, o la v¨ªa magn¨¦tica de la televisi¨®n.
Un observador sugiri¨® al Guti, en v¨ªsperas de aquellas elecciones de 1977, que se afeitara la perilla y, sobre todo, que evitara la fractura de los televisores poniendo en sordina su imagen a medias Mois¨¦s y Maquiavelo. El interlocutor ignoraba que hab¨ªa tenido ya una vez que afeitarse la barba para una reuni¨®n del partido y, aunque al final, el rasurado se lo hicieron en comisar¨ªa, hab¨ªa advertido que el depilado era el mayor sacrificio que pod¨ªa ofrecer en aras de la causa. Evidentemente, estaba de m¨¢s una segunda inmolaci¨®n.
Guti¨¦rrez D¨ªaz fue un ¨¦xito instant¨¢neo pero descriptible. Por muchos que fueran sus esfuerzos de persuasi¨®n eurocomunista; eterna su preocupaci¨®n porque el partido no quedara aislado en el tema nacional de Catalu?a; sincera su insistencia en mostrar la cara dialogante del co¨ªnunismo catal¨¢n, all¨ª siempre hab¨ªa un tic de m¨¢s. El mayor defecto de su constructiva habilidad era aquella impaciencia contenida, demasiado rotunda en su punto final, para seducir el voto de quien no estuviera en la mejor disposici¨®n.
Los a?os de la traves¨ªa del desierto, con un partido desangrado por el tajo de la escisi¨®n, han convocado lo mejor del corredor de fondo catal¨¢n. Un Guti¨¦rrez D¨ªaz que, como Luther King, tuvo tambi¨¦n un d¨ªa "un sue?o", pero con la apreciable diferencia de quien s¨®lo lo cuenta a los m¨¢s ¨ªntimos. Era preciso llegar a la vuelta del camino, que hoy parece creer ya pr¨®ximo con las elecciones catalanas, para demostrar lo que puede la fe de los agn¨®sticos, que han hecho de la vida pr¨¢ctica toda una teor¨ªa de la vida. Esp¨ªritus as¨ª no tienen prisa. El eurocomunismo es una larga apuesta. El Guti no duda que llegar¨¢ el d¨ªa en que el votante le otorgue la raz¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.