Mart¨ªnez Zato: "Construiremos nuevas prisiones y un centro de toxic¨®manos para cambiar Carabanchel y cerrar Yeser¨ªas"
La prisi¨®n de Carabanchel perder¨¢ en el futuro su car¨¢cter de macropensi¨®n de presos preventivos. La Direcci¨®n General de Instituciones Penitenciarias busca ya terrenos cerca de Madrid para iniciar la construcci¨®n de un nuevo centro de reclusos preventivos, seg¨²n ha informado su titular, Juan Jos¨¦ Mart¨ªnez Zato. El nuevo centro a¨²n por construir y el de Alcal¨¢-Meco, en funcionamiento, permitir¨¢n descongestionar Carabanchel, calificada por Zato de "establecimiento viejo, que no re¨²ne las condiciones de la ley general Penitenciaria". A comienzos de 1983, Carabanchel lleg¨® a tener 2.200 inquilinos, el doble de su capacidad. En la actualidad hay 1.265 internos. La prisi¨®n de Carabanchel, construida en 1943, ser¨¢ remodelada.
La Direcci¨®n General de Instituciones Penitenciarias ha descartado la posibilidad de realizar obras de reforma en la prisi¨®n femenina de Yeser¨ªas, "porque, de puro antiguo, ese establecimiento no se tiene en pie, y todas las obras que se hagan all¨ª son pan para hoy y hambre para ma?ana". El departamento que dirige Zato est¨¢ localizando terrenos para construir un nuevo centro de mujeres, tambi¨¦n en los alrededores de la capital de Espa?a.El plan de construcci¨®n de nuevos centros penitenciarios para Madrid se completar¨¢ con la creaci¨®n de uno especial para reclusos toxic¨®manos, que podr¨¢ albergar unos 300 o 400 internos y que se concibe como un centro abierto con espacios verdes y los m¨ªnimos elementos represivos posibles. Zato cree que la apertura de esos tres nuevos centros no ser¨¢ posible antes de tres o cuatro a?os. Su construcci¨®n supondr¨¢ una inversi¨®n m¨ªnima de 3.000 millones en cada caso.
Las prisiones de Carabanchel, en Madrid, y la Modelo, en Barcelona, por su car¨¢cter de almac¨¦n de presos preventivos, son, seg¨²n Zato, las m¨¢s conflictivas de Espa?a. "El preventivo", afirma, "es un se?or que no llega muy contento a la prisi¨®n, que tiene la esperanza de salir en libertad al d¨ªa siguiente, que no puede acceder al tercer grado o a la libertad condicional por su trabajo o su buen comportamiento, y todo eso le pone muy nervioso".
En los 84 centros penitenciarios espa?oles hay ahora encarceladas 16.500 personas, 2.400 m¨¢s que el pasado enero. "Para que luego diga la oposici¨®n que, no se pod¨ªan decretar prisiones con la reforma Ledesma", apostilla Zato. Los funcionarios son 6.300, unos 2.000 m¨¢s que hace dos a?os. En 1984, la Direcci¨®n General de Zato inaugurar¨¢ un total de 12 establecimientos nuevos en otras tantas poblaciones espa?olas.
Al director general de Instituciones Penitenciarias, un hombre barbado, sangu¨ªneo y locuaz, que tiene en su despacho un busto de Victoria Kent, algunos de sus opositores le calificaron en sus comienzos de director general de los presos. Ahora piensa que ha cumplido los objetivos que le hicieron ganar esa denominaci¨®n. "El ¨²ltimo informe de Amnist¨ªa Internacional" dice, "afirma rotundamente que ya no son pr¨¢ctica com¨²n los malos tratos en las prisiones espa?olas". En cuanto a la depuraci¨®n del funcionariado, ha sido una de las m¨¢s en¨¦rgicas de la gesti¨®n socialista. En un primer momento ces¨® a 30 directores de prisiones y a numerosos subdirectores y jefes de servicios, y el pasado a?o tramit¨® 80 expedientes a otros tantos funcionarios presuntamente implicados en casos de malos tratos y corrupci¨®n.
La presencia de heroin¨®manos en Carabanchel y en otras c¨¢rceles, puesta de relieve por el reciente mot¨ªn protagonizado por el Vaquilla en la Modelo de Barcelona, es uno de los quebraderos de cabeza de Zato. El problema, afirma, no es exclusivo de Espa?a. "Lo padecen todos los pa¨ªses europeos, menos los del Este", dice. "Yo no s¨¦ si el 80% de los delitos son cometidos por drogadictos, pero s¨ª puedo afirmar que el 80% de los ciudadanos que est¨¢n en establecimientos penitenciarios no son toxic¨®manos".
La droga entra en las c¨¢rceles, seg¨²n las informaciones de las que dispone Zato, a trav¨¦s de los paquetes que reciben los reclusos, en las comunicaciones vis a vis, hasta debajo de los sellos de correos, y "casos ha habido de personas, que deber¨ªan velar por lo contrario, que han estado implicadas en tr¨¢fico de drogas". La direcci¨®n general ha dado severas instrucciones para que en Carabanchel y otras prisiones s¨®lo se permita la entrada de dos paquetes al mes por recluso y para que estos env¨ªos sean controlados por funcionarios y no por internos.
"Nunca ceder¨¦ a chantajes"
Al director general de Instituciones Penitenciarias le preocupa el hecho de que los drogadictos que han delinquido est¨¦n en la c¨¢rcel y no en otro tipo de centros. "El problema comienza fuera de las c¨¢rceles", reflexiona. "Hay que evitar que una persona que se encuentra en situaci¨®n l¨ªmite s¨®lo tenga el recurso de atracar un banco o robar el bolso a una vieja. Es preciso que sepa que le pueden atender gratis en un establecimiento p¨²blico".Luego hace una en¨¦rgica advertencia sobre la situaci¨®n creada en la c¨¢rcel Modelo, de Barcelona, por unos presos que se amotinaron, para exigir hero¨ªna: "Que lo sepa la poblaci¨®n reclusa. Respeto como el que m¨¢s sus derechos, pero que a m¨ª no me hagan chantaje con el secuestro de un funcionario, porque los autores salen al d¨ªa siguiente camino de El Puerto de Santa Mar¨ªa. No voy a ceder en ninguna ocasi¨®n. S¨¦ que el tiempo juega contra el amotinado. Esta Direcci¨®n General, que va a la cabeza de Europa en abrir los establecimientos penitenciarios a los medios de comunicaci¨®n, tampoco va a permitir que se radie o televise un mot¨ªn".
Pero el problema persiste. "Un recluso toxic¨®mano con carencia de droga no tiene salidas. Si est¨¢ en una crisis aut¨¦ntica, habr¨ªa que llevarlo fuera de la prisi¨®n, pero la verdad es que no existe ning¨²n establecimiento adecuado".
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