Ser mon¨¢rquico hoy
Con sorpresa e indignaci¨®n le¨ª el art¨ªculo remitido al peri¨®dico que usted dirige por don Francisco Mart¨ªnez, que fue publicado en esta misma secci¨®n el d¨ªa 16 de abril de 1984.La sorpresa, por la falsa contraposici¨®n rep¨²blica versus monarqu¨ªa, puesto que, tal y como queda evidenciado por los m¨¢s prestigiosos profesores de Ciencia Pol¨ªtica, tal oposici¨®n est¨¢ hoy totalmente superada; entre las cuales citar¨¦, a t¨ªtulo de ejemplo, a M. Duverger, en su libro -cuyo t¨ªtulo es tremendamente significativo- La monarqu¨ªa republicana.
Hoy d¨ªa, contraponer radicalmente rep¨²blica y monarqu¨ªa carece absolutamente de fundamento, y revela por parte de quienes lo sostienen un desconocimiento supino acerca de la evoluci¨®n del principio mon¨¢rquico, el cual ha asumido plenamente al principio democr¨¢tico, con el que en otros tiempos estuvo abiertamente confrontado.
El se?or, Mart¨ªnez est¨¢ quiz¨¢ pensando en una monarqu¨ªa absoluta, simbolizada por el ya lejano Luis XIV. Yo le recordar¨ªa que, en la actualidad, las monarqu¨ªas europeas no son en modo alguno absolutas y tir¨¢nicas, sino constitucionales y parlamentarias, y tambi¨¦n que a su amparo quedan perfectamente protegidos los derechos y libertades fundamentales de la persona, lo cual no puede afirmarse de determinadas rep¨²blicas. Como prueba de lo antedicho basta. echar una ojeada a las constituciones espa?ola, sueca, danesa, finlandesa, noruega, belga...
Por ¨²ltimo, la indignaci¨®n me la produce el hecho de que se achaquen a la monarqu¨ªa situaciones a la que es totalmente ajena (ser¨ªa absurdo pensar, tal y como aparece insinuado en su escrito, que el Rey es el responsable de que haya dos millones de parados). Echar sobre las espaldas de la Corona problemas que compete resolver a otras instancias implica una actitud c¨ªnica y malintencionada.
Finalmente, tan s¨®lo una pregunta: ?qui¨¦n le ha dicho a usted que es incompatible ser mon¨¢rquico y socialista?/ J. F. Mej¨ªas G¨®mez.
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