El f¨²tbol-sala, una nueva din¨¢mica
Los doctos y perspicaces t¨¦cnicos y responsables del f¨²tbol parecen haber encontrado la respuesta, y han elaborado un completo y excelente diagn¨®stico: "El mal del f¨²tbol espa?ol est¨¢ en el f¨²tbol-sala. El f¨²tbol-sala, a partir de cierta edad, amanera el f¨²tbol". Despu¨¦s de tanto tiempo han encontrado la piedra filosofal, han detectado el mal, de este deporte, y, naturalmente, a partir de ahora hay que extirpar el c¨¢ncer del f¨²tbol, esto es, el f¨²tbol-sala.En realidad, ?qu¨¦ paralelismo existe entre el f¨²tbol y el f¨²tbolsala?
Antes de analizar la naturaleza y car¨¢cter del deporte del f¨²tbolsala voy a hacer una breve rese?a hist¨®rica. Los antecedentes hist¨®ricos de este deporte fijan sus ra¨ªces en torno a los a?os treinta en Uruguay, siendo Brasil, en 1936, el que lo difunde e impulsa. A?os m¨¢s tarde, en 1,949, este mismo pa¨ªs elabora su primer reglamento. En 1955, ante la Confederaci¨®n Brasile?a de Deportes, se constituyen y legalizan las primeras federaciones de algunos Estados brasile?os. En 1958 se crea la Federaci¨®n Internacional de F¨²tbol-Sala (Fifusa), fijando su sede en Sao Paulo (Brasil).
Paralelamente, inicia su expansi¨®n hacia el centro y el sur de Am¨¦rica, en particular hacia Argentina, Paraguay y Uruguay. En Europa alcanza su mayor implantaci¨®n en Holanda. En Espa?a se introduce en 1974, adquiriendo en un corto espacio de tiempo un crecimiento y una expansi¨®n infrecuentes en cualquier otra actividad deportiva.
En 1982 se constituye la Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol-Sala (FEFS) al amnaro del ordenamiento jur¨ªdico actual vigente. El f¨²tbol-sala es una disciplina deportiva claramente diferenciada del resto. Es un deporte con entidad per se, con rasgos y caracteres propios que lo configuran. Se asemeja a otros deportes, mas su reglamentaci¨®n t¨¦cnica conforma su propia personalidad. Multitud de elementos le separan del f¨²tbol: el terreno de juego y sus caracter¨ªsticas, el bal¨®n y sus dimensiones, el n¨²mero de sus jugadores, el tiempo de duraci¨®n, etc¨¦tera. Estas notorias diferencias hacen que t¨¦cnicamente sean dos modalidades distintas. Preparaci¨®n diferente
Su pr¨¢ctica requiere una preparaci¨®n f¨ªsica peculiar, con. exigencias de potencia y elasticidad muscular proporcionadas a los movimientos sobre el terreno de juego. Demanda una gran movilidad, un. cont¨ªnuo cambio de ritmo y posici¨®n, m¨¢xima precisi¨®n y perfecto equilibrio entre ¨¦sta y la velocidad. Su depurada t¨¦cnica conlleva unos esquemas t¨¢cticos previamente planteados. Los movimientos deben estar perfectamente coordinados. La compenetraci¨®n y el juego de conjunto son elementos b¨¢sicos para alcanzar el objetivo final. Su t¨¢ctica y estrategia acent¨²an de modo irrefutable su car¨¢cter y naturaleza. El f¨²tbol-sala espa?ol es y ser¨¢ un deporte vivo, evolutivo y din¨¢mico en lo deportivo, socialmente participativo, integrador y solidario, estructuralmente democr¨¢tico y auton¨®mico, gestionado con eficacia, transparencia y escasa infraestructura burocr¨¢tico-administrativa. En su desarrollo ser¨¢ formativo, competitivo y recreativo
Es f¨¢cil observar que no existe correspondencia entre el f¨²tbol y el f¨²tbol-sala. Ni en lo deportivo, que tiene una mayor analog¨ªa con el baloncesto; ni en el hecho social, sin precedentes en la historia del deporte espa?ol la demanda y participaci¨®n abierta, as¨ª como la implantaci¨®n mayoritaria en nuestra sociedad -los ayuntamientos y diputaciones son testigos del hecho-; ni en lo estructural, federaciones democr¨¢ticas y auton¨®micas en consonancia con el Estado espa?ol y las competencias que corresponden a cada comunidad aut¨®noma en su respectivo ¨¢mbito territorial.
Las consecuencias son concluyentes: ni Federaci¨®n Internacional de F¨²tbol Asociado (FIFA), ni la Uni¨®n Europea de F¨²tbol Asociaci¨®n (UEFA), ni la Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol (FEF) han tenido ni tienen legitimidad estatutaria, reglamentaria o deportiva sobre el control del f¨²tbol-sala. Siempre hemos rechazado cualquier injerencia de estasorganizaciones en nuestro deporte, y vamos a seguir haci¨¦ndolo hasta que los responsables deportivos de la Administraci¨®n espa?ola protejan y defiendan los derechos y libertades de un importante colectivo de deportistas a los que se menosprecia y discrimina en forma no razonable.
Queda fuera de toda sospecha que nada tenemos que ver con el f¨²tbol y sus estructuras, y que el c¨¢ncer del f¨²tbol no hay que buscarlo dentro del f¨²tbol-sala, sino dentro del propio f¨²tbol, y ¨¦ste tiene nombre y apellidos.
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