Jes¨²s Guill¨¦n Rodr¨ªguez, ingeniero
Presidente de la 'Asociaci¨®n Nacional de Refugios Anticat¨¢strofes'
A Jes¨²s Guill¨¦n Rodr¨ªguez, 43 a?os, ingeniero t¨¦cnico industrial y presidente de la Asociaci¨®n Nacional de Constructores de Refugios Anticat¨¢strofes desde el pasado 9 de marzo, lo que realmente le gusta es asistir los fines de semana al oficio milagroso de la huerta y la colmena. Aunque su negocio es vender habit¨¢culos para hibernar los d¨ªas de apocalipsis, se confiesa pacifista incondicional, no cree en la inminencia de una cat¨¢strofe nuclear, no ley¨® el 1984, de Orwell, ni quiso ver el filme El d¨ªa despu¨¦s.
A los potenciales clientes que asoman por su empresa o le consultan por tel¨¦fono, Jes¨²s Guill¨¦n les explica, en primer lugar, que no es muy probable una guerra nuclear "hasta agotar la munici¨®n" y menos a¨²n que alguno de los chupinazos radiactivos se deje caer en Galicia. Es un empresario at¨ªpico y lo suyo tampoco parece un sibilino m¨¦todo de mercadotecnia. "Simplemente considero inmoral comerciar con la angustia de los dem¨¢s, lo que trato es que la adquisici¨®n sea consecuencia de una decisi¨®n racional". A pesar de los negros presagios y de los desatinos que conmueven la peonza terr¨¢quea, Jes¨²s Guill¨¦n asegura que el construir refugios antinucleares no es el negocio del siglo, por lo menos del XX. No obstante, en Espa?a hay ya catorce empresas especializadas en esta actividad, la mayor¨ªa integradas en la asociaci¨®n que preside Guill¨¦n desde su constituci¨®n, el pasado mes de marzo, en una asamblea celebrada en Madrid. Dedicados a otros proyectos m¨¢s convencionales, Jes¨²s, su hermano Javier y otros socios, decidieron iniciarse hace tres a?os y medio en esta industria futurista "m¨¢s por inter¨¦s tecnol¨®gico y profesional que buscando una rentabilidad inmediata".
Los maestros de Jes¨²s y compa?¨ªa para dise?ar estos hogares de emergencia, fueron los suizos, y son t¨¦cnicos de este pa¨ªs los que garantizan a la clientela gallega la calidad del refugio y de que, llegado el caso, no le va a entrar una brizna radiactiva por el ojo de la cerradura. "Parad¨®jicamente, son dos pa¨ªses neutrales y con menos riesgo de agresi¨®n nuclear, Suecia y Suiza, los que tienen una mayor cobertura antinuclear, con una normativa, que ya se va extendiendo a otros pa¨ªses, que obliga a construir refugios en los edificios de nueva planta".
En Galicia hay unos 40 refugios, la mayor¨ªa construidos en casas de recreo en las afueras de La Coru?a y Vigo. Todos son de tipo familiar, con un coste que oscila entre los cuatro y los seis millones de pesetas, aunque en este momento est¨¦n dise?ando uno para cien plazas. La reserva sobre la localizaci¨®n de cada refugio es absoluta. "Es que de lo contrario se meter¨ªan en el refugio todos menos los propios due?os'.'. Precisamente para evitar desigualdades ante la tragedia, Guill¨¦n insiste en que la Administraci¨®n, a trav¨¦s d¨¦ Protecci¨®n Civil, deber¨ªa tomar cartas en el asunto. "Un refugio debe ser como la escalera de incendios de los tiempos modernos".
Sigue los avatares de la pol¨ªtica internacional con el ojo esc¨¦ptico de un personaje de Graham Greene, desconf¨ªa por igual de Reagan y de Chernenko, y se identifica totalmente con el movimiento pacifista. De consumarse la gran burrada universal de un enfrentamiento at¨®mico, se llevar¨ªa al refugio la Biblia y las obras del maestro gn¨®stico Samael Aun Weor. Mientras vende casitas a prueba de bomba, se acuerda de las lechugas de su huerta y de la miel de sus colmenas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.