La aventura de invertir en riesgo
Invertir en riesgo, en venture capital, cuya casi imposible traducci¨®n al castellano podr¨ªa ser capital de riesgo, se ha convertido en el punto de mira de la mayor¨ªa de los pa¨ªses industrializados. Una inversi¨®n generalmente en proyectos de nueva y alta tecnolog¨ªa, en un intento por no quedarse descolgado de los nuevos derroteros que hoy est¨¢ tomando el desarrollo tecnol¨®gico mundial. Una batalla que ya iniciaron hace a?os, con buenos resultados, tanto Estados Unidos como Jap¨®n, y a la que ahora intenta incorporarse Espa?a.
Hasta ahora, el t¨¦rmino de venture capital significaba, en la acepci¨®n m¨¢s com¨²nmente aceptada, apostar econ¨®micamente por proyectos o empresas de una muy alta tecnolog¨ªa y con elementos innovadores.Como se puso de manifiesto recientemente en unas jornadas sobre este tema organizadas por el Instituto de Empresa, la Bolsa de Madrid y el Banco de Vizcaya, pr¨¢cticamente se ha superado ya, afortunadamente, el concepto obsoleto de considerar el capital de riesgo como aquel que se destina a mantener econ¨®micamente proyectos o situaciones sin futuro.
Hoy este t¨¦rmino refleja inversiones en empresas modernas, innovadoras o de muy alta tecnolog¨ªa, con personal escaso, pero muy especializado, que deciden correr riesgos muy altos a plazos largos, como est¨¢ sucediendo en Estados Unidos y, en menor medida, en Europa.
En numerosos pa¨ªses del viejo continente, esta modalidad, que "es una apuesta en una empresa o en un empresario", como afirma Santiago Bergareche, director general de Bancaya Promoci¨®n Empresarial, ha dado ¨®ptimos resultados, porque los respectivos Gobiernos han acompa?ado este riesgo que efectivamente se corre con medidas incentivadoras. Este ha sido el caso de Francia y de B¨¦lgica en los ¨²ltimos a?os.
La importancia de las ventajas fiscales
Precisamente en Francia el Gobierno del presidente Mitterrand ha tomado buena nota de la importancia que tiene apostar por estas inversiones y por una mayor independencia tecnol¨®gica. En los ¨²ltimos meses se ha producido un intento de reforzar los fondos propios de las empresas y promover la financiaci¨®n de sectores en punta, que, seg¨²n Michel Jallas, administrador general de la Agencia para la Creaci¨®n de Empresas del pa¨ªs vecino, casi se ha quintuplicado en los ¨²ltimos a?os.Para ello se han instaurado algunas ventajas fiscales importantes para todos aquellos que se decidan a "correr el riesgo de invertir para el futuro". As¨ª, en Francia se concede una reducci¨®n fiscal de 1.750 francos por cada 7.000 francos invertidos en ese tipo de proyectos.
Buena acogida inversora
Curiosamente, los incentivos fiscales han sido uno de los pilares b¨¢sicos para el desarrollo de este tipo de inversiones, y tanto en Francia como en B¨¦lgica se han visto sorprendidos por una casi inesperada acogida entre los inversores. "Ahora es el momento de promover una mayor oferta, ya que el flujo de la demanda ha sido muy elevado, precisamente debido a su buena fiscalidad", subraya Ives Flomoy, presidente del Comit¨¦ de Bolsas de la CEE y ex presidente de la Bolsa de Par¨ªs.En estos momentos, una vez vista la sensibilidad del p¨²blico por los incentivos fiscales, el siguiente paso que se est¨¢ gestando en Europa es, adem¨¢s de intentar que se acerquen a la Bolsa importantes empresas que a¨²n no cotizan, conseguir tambi¨¦n consolidar unos mercados secundarios fuertes, para que puedan negociarse las acciones de las peque?as y medianas empresas, algo similar al over the counter market estadounidense y al unlisted securitaies market del Reino Unido.
Italia es otro de los pa¨ªses donde se ha tomado tambi¨¦n en seno esta cuesti¨®n. Aunque la relaci¨®n de capitalizaci¨®n entre Bolsa y producto nacional bruto era todav¨ªa en 1982 del 5,8%, por un 14,3% de media en la CEE y un 43,5% en el Reino Unido, se ha producido en los ¨²ltimos meses una fuerte subida de los precios en la Bolsa de ese pa¨ªs que ha vuelto a revitalizar el deseo de atraer nuevos inversores hacia el parqu¨¦. Hasta ahora se han instaurado unas denominada acciones de ahorro que aseguran al inversor un dividendo del 5%, con un 15% de retenci¨®n en origen, y una posibilidad para el emisor de deducir fiscalmente, como un coste, el dividendo pagado.
Y tambi¨¦n se est¨¢ preparando ahora un nuevo proyecto de ley para disciplinar precisamente las sociedades de venture capital, que tendr¨¢n un registro propio en el Ministerio de Industria. En ese proyecto, adem¨¢s de caracter¨ªsticas de constituci¨®n, se establecen tambi¨¦n deducciones fiscales importantes, como reducir a la mitad la incidencia fiscal de las plusval¨ªas obtenidas despu¨¦s de tres a?os, hasta un plazo de 10 a?os, y tambi¨¦n habr¨¢ un favorable tratamiento de Hacienda para quienes adquieran participaciones en estas empresas de riesgo.
Correr riesgos en Espa?a
En Espa?a todav¨ªa no se ha dado pasos importantes en este, para muchos proceloso, terreno de invertir en riesgo. El Real Decreto de Reconversi¨®n y Reindustrializaci¨®n, del 30 de noviembre de 1983, daba v¨ªa libre al Instituto de la Mediana y Peque?a Industria (IMPI) para participar en empresas y para permitir que las sociedades de acci¨®n colectiva -diferentes empresas asociadas en proyectos comunes- se beneficien de est¨ªmulos fiscales.Actualmente se permite que este organismo estatal pueda participar en un 45% del capital de estas empresas durante tres a?os, ampliables a seis. Hasta el 31 de marzo pasado exist¨ªan en Espa?a 59 sociedades de acci¨®n colectiva, que engloban a 1.352 empresas, y en las que hab¨ªan invertido aproximadamente 600 millones de pesetas (casi el 34% de su capital).
Este a?o se ha incrementado aproximadamente un 40% el presupuesto destinado a la investigaci¨®n y al desarrollo tecnol¨®gico. Como se?alaba, el subsecretario de Industria, Luis Carlos Croissier, ¨¦ste es un primer paso para intentar recortar la dependencia en algunas ¨¢reas.
En estos momentos, por ejemplo, s¨®lo se fabrica en el territorio nacional el 40% de la demanda electr¨®nica e inform¨¢tica espa?ola. Desde hace tiempo se viene especulando con la introducci¨®n de un subcoeficiente de capital-riesgo dentro del coeficiente de inversi¨®n obligatoria de la banca, con objeto da destinarlo a promover este tipo de actividades.
Sin embargo, parece claro que es esencial en nuestro pa¨ªs, adem¨¢s de desarrollar estas inversiones de riesgo, conseguir que se fomente m¨¢s el propio mercado burs¨¢til, del que siguen ajenas en nuestro pa¨ªs muchas de las m¨¢s importants sociedades, mientras que la mayor parte de las contrataciones las copan sectores tradicionales.
As¨ª, seg¨²n se?alaba el propio s¨ªndico de la Bolsa de Madrid, Manuel de la Concha, de las 498 sociedades que cotizan en el parqu¨¦ madrile?o, el 65% de las contrataciones corresponde s¨®lo a empresas bancarias y el¨¦ctricas. Adem¨¢s, en la Bolsa madrile?a quedaron excluidas de cotizaci¨®n 108 empresas, con una capitalizaci¨®n de 120.000 millones de pesetas, mientras que s¨®lo entraron 28 nuevas, con 10.000 millones de capitalizaci¨®n.
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