La amenaza exterior une a los ciudadanos
Aunque el descontento puede manifestarse en forma de apat¨ªa en el trabajo, los sovi¨¦ticos son por lo general patriotas con independencia de los males particulares que en muchos casos les haya podido causar el sistema (purgas estalinistas, por ejemplo). "La oposici¨®n potencial", se?ala un soci¨®logo no oficialista, "est¨¢ actualmente en una encrucijada debido a la situaci¨®n internacional. La gente realmente piensa que Reagan es peligroso. En ese sentido, la campa?a oficial de unidad contra el enemigo exterior ha dado resultado. El elemento que crea el consenso en la sociedad sovi¨¦tica actual es sin duda la situaci¨®n internacional".La luz verde del Parlamento de la RFA a la instalaci¨®n de los euromisiles, el pasado noviembre, supuso un hito en el empeoramiento de las relaciones entre el Este y Occidente. Hasta el moniento, la URSS se ha mostrado inflexible en sus exigencias para regresar a la mesa de negociaciones que abandon¨® entonces. Proseguir el di¨¢logo con EE UU en Ginebra sobre cohetes de medio alcance y armas estrat¨¦gicas s¨®lo es posible si se vuelve a la situaci¨®n anterior al inicio del despliegue de los euromisiles, seg¨²n la postura sovi¨¦tica.
Al margen de este tema crucial, observadores pol¨ªticos en Mosc¨² opinan que existen otros foros donde podr¨ªan realizarse progresos parciales que ayudar¨ªan a mejorar el clima internacional. Las esperanzas se desplazan as¨ª de uno a otro de los tres puntos de di¨¢logo entre las superpotencias que existen en la actualidad: la conferencia de desarme de Ginebra (armas qu¨ªmicas), las negociaciones de Viena (armas convencionales en Centroeuropa) y la conferencia de Estocolmo (medidas generadoras de confianza). Fuentes diplom¨¢ticas occidentales en Mosc¨² pronosticaban recientemente progresos en Viene o en Ginebra, donde el tema de la verificaci¨®n constituye el principal obst¨¢culo para el entendimiento entre la URSS y EE UU.
El momento electoral norteamericano condiciona tambi¨¦n las relaciones entre los dos pa¨ªses, aunque los dirigentes sovi¨¦ticos han subrayado que est¨¢n dispuestos a dialogar con cualquier Administraci¨®n. "La URSS no quiere ayudar a Reagan a ganar las elecciones, pero si las gana, a pesar de todo, se tendr¨¢ que acomodar a la situaci¨®n", se?ala la fuente marxista, no ortodoxa, que descarta cualquier tipo de cambio en la pol¨ªtica exterior sovi¨¦tica de los pr¨®ximos tiempos. Mientras tanto, y tras el tope alcanzado a principios de los setenta, cuando se firmaron once acuerdos bilaterales, las relaciones entre EE UU y la URSS se encuentran en uno de sus momentos m¨¢s bajos.
En lo econ¨®mico, las relaciones se han debilitado, y empresas norteamericanas con sede en Mosc¨² piensan en cerrar su delegaci¨®n o lo han hecho ya. Los sovi¨¦ticos, por su parte, tratan de reducir al m¨¢ximo su dependencia econ¨®mica de Washington y se muestran satisfechos cuando pueden sustituir las importaciones norteamericanas por otras de distinta procedencia. En el ¨¢mbito pol¨ªtico, el tema de los misiles ha dominado la escena durante los ¨²ltimos tres a?os, se?ala una fuente atlantista en Mosc¨², para la cual los sovi¨¦ticos no pueden regresar a Ginebra por una cuesti¨®n de prestigio. Pese a todo, el embajador norteamericano en Mosc¨², Arthur Hartman, se sigue entrevistando peri¨®dicamente con Gromiko, aunque, como se?alan fuentes occidentales, sea a un nivel general y filos¨®fico, y fuentes bien informadas aseguran que ambos pa¨ªses siguen consult¨¢ndose sobre la situaci¨®n en distintos focos de tensi¨®n en el mundo.
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