El alto nivel de vida espa?ol
El verdadero nivel de vida en Espa?a no solamente no es tercermundista, dice la autora de este art¨ªculo, sino que se sit¨²a entre los m¨¢s privilegiados del mundo. En efecto, seg¨²n las ¨²ltimas estad¨ªsticas, y si se corrigen las cifras mediante la aplicaci¨®n de la paridad del poder de compra y restando los pagos fiscales -impuestos y Seguridad Social-, Espa?a ocupa el tercer puesto dentro de los pa¨ªses europeos.
No hace mucho, una revista dedicada a temas econ¨®micos reprodujo un interesante estudio elaborado por Executive Compensation Service Inc., en el que se comparaba la renta neta de una pareja con dos hijos en 1983 en 18 pa¨ªses, 17 europeos y Estados Unidos.De esta comparaci¨®n, hecha por tramos de renta que iban de 10.000 a 70.000 d¨®lares de renta bruta, una vez deducidos el impuesto sobre la renta y dem¨¢s contribuciones, se llegaba al resultado de que, en el tramo mas bajo de la renta, 10.000 d¨®lares, un espa?ol disfrutaba del 83% de sus ingresos, mientras que un suizo se permit¨ªa el lujo de quedarse con un 94%. Suecos, portugueses, brit¨¢nicos y alemanes, occidentales, por el contrario, s¨®lo lograban retener en sus bolsillos entre el 70% y el 73% de su peculio. La media de los 18 pa¨ªses era del 79%, luego Espa?a estaba ligeramente por encima de esa fat¨ªdica cifra.
Al llegar a los 20.000 d¨®lares, la renta neta que entraba en los bolsillos de un espa?ol era del 78% de su remuneraci¨®n bruta, frente a una media del 68% para el conjunto europeo-americano. Nos hab¨ªa mos alejado, ya, hacia arriba, 10 puntos de la media. A medida que la renta aumenta, y en el ¨²ltimo tramo, de los 70.000 d¨®lares, la progresividad espa?ola da un bocado del 36% a los ingresos brutos, dejando una renta neta reducida al 64%.
Estos porcentajes son, de promedio, en Europa (y Estados Unidos) del 50%. Es decir, nos hemos separado de la media 14 puntos (un 28%), y 38 puntos de Suecia. Tener una remuneraci¨®n de 10,5 millones de pesetas al a?o le supone a un ciudadano sueco entregar al Estado el 74% de lo que gana, de tal manera que vivir¨¢ como un pobre que en Espa?a tuviera unos ingresos brutos de, aproximadamente, tres millones y medio de pesetas.
Es evidente que estas cifras no nos ponen de manifiesto qu¨¦ tipo de servicios y prestaciones asume el Estado en cada caso, ni su volumen ni su calidad, ya que, si bien Suecia no es conocida precisamente por ser un para¨ªso facal, s¨ª ha sido definida por alguien como "para¨ªso a fuerza de impuestos".
Y, as¨ª como un cabo puede dar origen a desenrollar una madeja, unos n¨²meros nos llevan a otros n¨²meros y, en este caso, a la investigaci¨®n de qu¨¦ es lo que ocurre con las rentas netas individuales, cuando se les aplican unos ¨ªndices de precios internacionales que, elaborados por las Naciones Unidas, y adaptados por la Comunidad Europea, han dado en llamarse Paridades de Poder de Compra (PPC). Estas PPC permiten medir el nivel de vida real de una comunidad, considerando no s¨®lo la renta per c¨¢pita en d¨®lares o en ECU (unidad de cuenta europea), sino lo que esa renta permite adquirir a los nativos, o visitantes, del pa¨ªs en cuesti¨®n.
Para una transformaci¨®n en d¨®lares del producto interior bruto por habitante (PIB p.h.), seg¨²n el sistema de PPC o ¨ªndice de precios internacionales (*), s¨®lo disponemos del a?o 1975. En ese a?o, la renta o PIB p.h. en Espa?a, medida seg¨²n la tasa de cambio en d¨®lares, fue de 2.946 d¨®lares, un 53,2% de la media comunitaria (excluida Grecia). Medida seg¨²n las PPC era de 4.010 d¨®lares, es decir, un 78,3% de la media comunitaria. Sin duda, este acercamiento a la media de ingresos de los nueve pa¨ªses que integran la CEE, explique las similitudes de h¨¢bitos y nivel de consumo de Espa?a, en relaci¨®n a Europa, m¨¢s diferenciados por los factores educativos y geogr¨¢ficos que por la disparidad de rentas.
Nuevos interrogantes
Pero es que, si a esta renta individual le deducimos los impuestos pagados y las cuotas ingresadas a la Seguridad Social (es decir, la presi¨®n fiscal), la renta espa?ola por habitante se pone por delante de la del Reino Unido, la de Holanda o la de Italia (nos estamos siempre refiriendo al a?o 1975, ¨²nico para el que puede hacerse este tipo de investigaci¨®n), lo que nos introducir¨ªa en un mundo de nuevos interrogantes sobre c¨®mo se gasta esa renta y c¨®mo se distribuye y, juntamente, nos llevar¨ªa a preguntarnos qu¨¦ papel juega el Estado en la atenci¨®n ciudadana: ?es m¨¢s conveniente que cada uno se gaste su renta seg¨²n le plazca o ser¨ªa m¨¢s productivo ceder un poco m¨¢s de la misma al colectivo para que mejoraran ciertos servicios p¨²blicos y asistenciales? ?Habr¨ªa que empezar por mejorar ¨¦stos, y, luego, pedir al ciudadano colaboraci¨®n y solidaridad? ?Son realmente ejemplos a seguir los pa¨ªses n¨®rdicos y otros de Centro europa o debemos seguir compa r¨¢ndonos con el ¨¢rea tercermundista? Estas y otras preguntas son m¨¢s propias de una amplia meditaci¨®n filos¨®fico-pol¨ªtica que de un simple art¨ªculo econ¨®mico, por lo que aqu¨ª quedan y, sin duda, al guien encontrar¨¢ las respuestas.
*Habitualmente el PIB p.h., as¨ª como cualquier otra magnitud nacional, se transforma en d¨®lares seg¨²n las tasas de cambio del momento. La insatisfacci¨®n que produc¨ªa en los orgarusmos internacionales utilizar as¨ª esta magnitud para hacer comparaciones de nivel de vida entre uno y otro pa¨ªs, ha llevado a establecer un ¨ªndice de precios internacionales equivalente al ¨ªndice de precios al consumo (IPC) interno.
es economista, experta en temas fiscales internacionales.
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