Tras las huellas de Rui Gonz¨¢lez de Clavijo
, ENVIADO ESPECIAL
Casi seis siglos despu¨¦s de enviar a su primer embajador, un Rey de Castilla ha visitado, por vez primera, Samarkanda. Siguiendo los pasos de Marco Polo, que se introdujo en Asia 128 a?os antes, el madrile?o Rui Gonz¨¢lez de Clavijo llegaba en 1403 a la corte del Gran Tamerl¨¢n, representando a su monarca, Enrique III de Castilla. Rui a¨²n tuvo tiempo de regresar a Madrid, donde falleci¨® nueve a?os despu¨¦s, y de escribir sus memorias, que se editar¨ªan en Sevilla un siglo m¨¢s tarde.
As¨ª como en Tashkent el gran terremoto de 1966 convirti¨® los edificios hist¨®ricos en ruinas irrecuperables, Samarkanda conserva a¨²n mucho que ver. Tanto y tan bien restaurado que todav¨ªa existen construcciones que fueron admiradas en su momento por Rui Gonz¨¢lez de Clavijo, como el conjunto de mausoleos de Chah-i Zindeh o la mezquita de Bibi-Janun, de la que Clavijo dijo que era uno de los m¨¢s bellos edificios que hab¨ªa mandado construir el Gran Tamerl¨¢n.
?ste se consideraba heredero espiritual de Gengis Kan y fue trayendo los mejores artistas de los territorios que conquistaba para tratar de hacer cumplir su sue?o y convertir a Samarkanda en el centro del Universo.
Sin embargo, el embajador de Enrique III no pudo conocer, por s¨®lo unos pocos a?os, el edificio de la escuela musulmana de Ulug Beg, el m¨¢s antiguo de los tres que hoy d¨ªa forman el conjunto del Reghist¨¢n, aunque: s¨ª pudo entrar en contacto con las innovaciones cient¨ªfico-culturales de Ulug Beg, del que a¨²n hoy se conserva parte del observatorio astron¨®mico, que hizo excavar en una roca.
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