La defensa de los violadores
Por tant¨ªsimas alusiones y cartas como llevo recibidas este mes en la pol¨¦mica desatada por mi carta a Ana Mil¨¢, me creo con derecho. de r¨¦plica.Como se ha negado que yo defendiera el derecho a ser defendido de todo ciudadano, tendr¨¦ que recordar a los desinformados o desmemoriados corresponsales de ese diario que he pasado muchos meses en prisi¨®n y algunos d¨ªas de palizas y de huelgas de hambre por defender tan civilizado y democr¨¢tico derecho, entre otros. Que en mi carta a la se?ora.Mil¨¢ le hac¨ªa reflexiones derivadas de su conducta personal, que ella misma ha tenido a bien airear en la Prensa, sin que los indignados comentaristas de la m¨ªa la hayan criticado. Y su conducta ser¨ªa criticable aqu¨ª y en cualquier pa¨ªs dem¨®crata de verdad porque los delitos contra multitud de personas -si es que el se?or L¨®pez cree que las mujeres son personas- son considerados internacionalmente genocidios, y s¨®lo algunos colectivos minoritarios, cuyos nombres son tristemente conocidos como nazis, los encuentran defendibles. Ese ha sido el caso de Eichmann, de Barbier y de tantos otros. En esos casos, el Estado ha tenido que proporcionar defensa gratuita y obligatoria a los acusados porque en esos pa¨ªses no han encontrado abogado que les defendiera de buen grado, cobrando sus honorarios. El se?or L¨®pez Mu?oz, que pide la intervenci¨®n del colegio contra m¨ª por una carta, ?no querr¨ªa tambi¨¦n que interviniera la antigua censura y la polic¨ªa pol¨ªtico-social? Yo me he limitado a utilizar mi derecho de libre expresi¨®n sobre la actuaci¨®n de la se?ora Mil¨¢, y ella puede usar el de libre actuaci¨®n profesional, por mantener el cual yo ser¨ªa capaz de seguir luchando igual que en tiempos pasados. No querr¨ªa que el se?or L¨®pez ni nadie pudiera hacer intervenir a ning¨²n organismo contra la se?ora Mil¨¢. Ella, por el contrario, est¨¢ de acuerdo con el se?or L¨®pez, puesto que ya ha hecho intervenir al Colegio de Abogados en un expediente contra mi carta.
Lidia Falc¨®n.
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