El sue?o frustrado del 'Oklahoma burgal¨¦s'
20 a?os m¨¢s tarde, la comarca de la Lora est¨¢ m¨¢s deprimida que cuando apareci¨® el petr¨®leo
Luis Garrido Palacio, de 28 a?os, casado, natural de Madrid, estaba a 27 metros de altura en la torreta de perforaci¨®n aquel 6 de junio y oy¨®, poco despu¨¦s de mediod¨ªa, un largo silbido que sal¨ªa del sondeo. Instantes despu¨¦s, unos 6.000 litros de petr¨®leo fluyeron durante 10 minutos por la v¨¢lvula abierta y se desparramaron por los campos colindantes.Ferm¨ªn Santidri¨¢n Hidalgo, secretario del Ayuntamiento de Sargentes de la Lora, al que pertenece Valdeajos, iba de paseo con el cura de la localidad, Daniel G¨®mez Mart¨ªnez, y vio el chorro de petr¨®leo. "Yo creo que el hallazgo hizo m¨¢s impacto fuera que aqu¨ª. A nosotros nos pareci¨® normal que lo encontraran. Despu¨¦s, cuando comenz¨® a llegar gente y m¨¢s gente, fue cuando pensamos que aquello pod¨ªa ser muy importante para la comarca y para Espa?a".
En pocos d¨ªas pasaron por Valdeajos todas las autoridades provinciales, desde el arzobispo, Segundo Garc¨ªa de Sierra, hasta t1 gobernador civil, Eladio Perlado pasando por el gerente del polo de promoci¨®n industrial de Burgos, que por aquel entonces echaba a andar, y el alcalde de la ciudad. No falt¨® ni siquiera la visita ministerial en la persona de Jorge Vig¨®n, que ocupaba la cartera de Obras P¨²blicas.
Todas las declaraciones fueron tan triunfalistas que la fiebre del oro negro se desat¨® entre expertos y profanos. As¨ª, Campsa, que ten¨ªa el 50% de participaci¨®n en el sondeo, suspendi¨® su cotizaci¨®n en bolsa el lunes 8, y cuando volvi¨® al parqu¨¦ el jueves 11, sus acciones subieron en 10 minutos 40 enteros en Madrid y 43 en Bilbao. En Valdeajos, mientras tanto, el alcalde, Segundo Ruiz, convocaba fiesta para el s¨¢bado 13, y el vecino Justo Hidalgo, que hasta entonces cultivaba patatas y trigo, como el resto de sus paisanos, abr¨ªa, de la noche a la ma?ana, su snack-bar El Rey del Petr¨®leo, que fue pujante, negocio durante alg¨²n tiempo "Eso de snack-bar se lo invent¨® un periodista de Bilbao. Me dijo: 'Si usted me lo consiente, voy a poner aqu¨ª un r¨®tulo'. Otros periodistas se portaron peor. Vinieron unos de Madrid y ten¨ªa yo el comedor lleno; me pidieron por favor que les sirviera en cualquier sitio. Total que les met¨ª en la cocina, les prepar¨¦ unos huevos y les cobr¨¦ una cosa, pues, normal. Y resulta que luego ponen en el papel que les hab¨ªa cobrado 50 pesetas. Si les pino...".
La pol¨¦mica de las expropiaciones
Luego, con el transcurso del tiempo, los t¨¦cnicos supieron que el de la Lora era un muy limitado campo petrol¨ªfero, del que adem¨¢s era costoso extraer el crudo y casi imposible refinarlo, y los lorianos vieron que aquella riqueza subterr¨¢nea no dejaba en sus pueblos m¨¢s dinero que los escuetos que por los terrenos se pagaron.
"Estuvimos en negociaciones con gente de la empresa y de la Delegaci¨®n de Industria", recuerda Aurelio Arce, entonces jefe de la Hermandad de Agricultores y Ganaderos de Sargentes. "Nosotros quer¨ªamos que se nos pagara siquiera a siete pesetas el metro, y ellos que a cuatro, que no pod¨ªan pagar m¨¢s. Y a ese precio creo que nos pagaron lo primero que se expropi¨® en tierra bald¨ªa". Eladio Perlado, gobernador civil entonces de la provincia, recuerda tambi¨¦n la pol¨¦mica de la expropiaci¨®n. "La gente de la Lora crey¨® que ten¨ªa all¨ª un Eldorado y quisieron obtener buenos precios. Quiz¨¢ esaban manejados por alguien de entre ellos, quiz¨¢ alguien envenen¨® la negociaci¨®n. Yo hice de hombre bueno; habl¨¦ con el ministro de Industria, Gregorio L¨®pez Bravo, y le dije que la gente se sent¨ªa defraudada. Al final se les trat¨® generosamente".
Fernando Dancausa, hoy abogado en ejercicio en Madrid y entonces presidente de la Diputaci¨®n de Burgos, entiende que la expropiaci¨®n "no provoc¨® ninguna circunstancia grave sobre el l¨®gico enfrentamiento que todas las expropiaciones produce porque la Administraci¨®n valora m¨¢s bajo de lo real y el particular pretende conseguir un precio superior. Pero creo que el inter¨¦s de los burgaleses no estaba centrado en conseguir m¨¢s o menos por sus terrenos, sino en la prosperidad de los pueblos con las instalaciones que hab¨ªan de crearse".
Las instalaciones nunca se llegaron a hacer. Un estudio del gabinete t¨¦cnico del Consejo Econ¨®mico Sindical Nacional realizado en 1966 fijaba como rentable la refiner¨ªa a partir de un mill¨®n de toneladas de producci¨®n de crudo al a?o. El campo de la Lora no alcanz¨® nunca ni una cuarta parte de esa cifra. Otra posibilidad, la de realizar una central t¨¦rmica, fue rechazada por las autoridades industriales por respetar las ¨¢reas de influencia de la central nuclear de Santa Mar¨ªa de Garo?a, que por entonces se constru¨ªa, de la t¨¦rmica de Santander y de las de Le¨®n y Palencia. Esta decisi¨®n y la de descartar tambi¨¦n la creaci¨®n de una industria petroqu¨ªmica de base fue anunciada por L¨®pez Bravo en la casa sindical de Burgos en una tumultuosa reuni¨®n que acab¨® con la intervenci¨®n de las Fuerzas de Orden P¨²blico.
1.580 barriles diarios
Defraudadas estas expectativas, los ayuntamientos de la comarca hicieron numerosas gestiones, todas ellas sin ¨¦xito, para conseguir que la empresa explotadora del petr¨®leo pagara en los pueblos alg¨²n tipo de canon o de impuesto. "Mientras no cambie la ley de Minas, no hay forma de cobrar nada. El subsuelo es del Estado. Pagan ¨²nicamente el suelo, que no compran, ya que es una cesi¨®n para 50 a?os. Y los impuestos industrial y de radicaci¨®n los pagan, al parecer, en Madrid, donde est¨¢ la sede de las empresas", manifiesta Ferm¨ªn Santidri¨¢n, que sigue siendo, aunque est¨¢ cercano a jubilarse, secretario de Sargentes.
La explotaci¨®n industrial del campo de la Lora comenz¨® en 1967, fecha en la que entra en funcionamiento una estaci¨®n receptora de 11.000 barriles de capacidad, que recibe el crudo de los diferentes pozos, y un oleoducto de 10 pulgadas de di¨¢metro y 11 kil¨®metros de longitud, que saca el petr¨®leo a la estaci¨®n terminal de Quintanilla Escalada, en la carretera de Burgos a Santander, desde donde camiones de Campsa lo llevan a distintas empresas de Valladolid, Burgos, Miranda y Bilbao, donde, se usa como combustible.
Cuando se hall¨® el petr¨®leo, la concesi¨®n de la Lora pertenec¨ªa a Campsa en un 50%, y a Amospain, consorcio formado a partes iguales por Chevron y Texspain, el restante 50%. En la actualidad, la participaci¨®n de Campsa est¨¢ en manos de Eniepsa, empresa perteneciente en su totalidad al Instituto Nacional de Hidrocarburos. Amospain sigue siendo la empresa operadora.
El sue?o frustrado del "Oklahoma burgal¨¦s"
Seg¨²n Hilrey J. Watson, jefe de exploraci¨®n de Chevron, el petr¨®leo de la Lora no se puede refinar porque tiene un alto porcentaje de ars¨¦nico, que, unido a la relativamente peque?a cantidad de producci¨®n, har¨ªa muy gravoso el proceso. Desde 1964 se han obtenido de este campo unos 12.400.000 barriles de crudo. "La m¨¢xima producci¨®n", manifiesta Watson, "se alcanz¨® en 1969, con unos 4.000 barriles diarios. Despu¨¦s se produjo una ca¨ªda constante hasta llegar a los 800 barriles. Desde el pasado a?o hemos puesto en marcha un programa para limpiar los pozos, ya que la parafina que tiene el crudo obturaba las tuber¨ªas, y hemos abierto nuevas perforaciones, con lo que estamos ahora en unos 1.580 barriles diarios".La producci¨®n sale de unos 28 pozos en funcionamiento de los 47 que hay abiertos en los t¨¦rminos de Sargentes, Ayoluengo, Valdeajos y Barrio de Panizares. Trabajan en el campo 40 personas, de las que solamente cinco viven en la zona. El resto se desplaza diariamente desde Burgos.
La decadencia del 'snack-bar'
Cualquier viajero que cruce el p¨¢ramo de Masa hacia Santander durante la noche ver¨¢ hacia el Noroeste el resplandor lejano de un fuego. Es el gas de la Lora. Desde hace 20 a?os, se queman diariamente un mill¨®n de pies c¨²bicos de gas. "Utilizamos una peque?a parte como energ¨ªa para caballetes y bombas. El resto, lo ideal hubiera sido venderlo a f¨¢bricas de la zona, pero no las hay lo suficientemente cercanas como para pensar en hacer un gasoducto", manifiesta Watson. "Ahora se estudian algunos proyectos; uno de ellos, su aprovechamiento para producir electricidad".
Los proyectos ya se comentan en la Lora, pero sin la expectaci¨®n que hace 20 a?os levantaba el crudo. "No fue una desgracia que apareciera aqu¨ª petr¨®leo", dice Aurelio Arce, "pero tampoco nos hemos beneficiado en grandes cosas". Y Joaqu¨ªn Cidad, cura de Sargentes desde hace 13 a?os: "S¨ª, ha habido beneficios, por ejemplo, en el importe que se pag¨® por los terrenos, y otros indirectos: por ejemplo, nos hemos aprovechado durante muchos inviernos de la m¨¢quina quitanieves de la empresa cuando no exist¨ªa la de la diputaci¨®n. Se ha hecho, adem¨¢s, el asfaltado de carreteras, la tra¨ªda de aguas y el encementado de los pueblos, y a ello ha contribuido la empresa con generosidad y con justicia". Leoncio Ruiz, alcalde de Sargentes desde 1979 y empleado de la empresa petrolera desde 1966: "Si ventaja no ha sido mucha, desventaja tampoco. Yo, personalmente, estoy contento de que apareciera el crudo en el pueblo".
De otra opini¨®n es Abelardo G¨®mez, alcalde ped¨¢neo de Valdeajos: "Esto ha dado mucha riqueza, pero a la empresa. A nosotros no nos ha dado nada. Aqu¨ª vivimos del trigo y la patata, no del petr¨®leo".
Justo Hidalgo, aquel repentino industrial hostelero, aquel rey del petr¨®leo, tiene hoy 79 a?os y vende una docena de cervezas al d¨ªa en un oscuro local frontero al que anta?o fuera flamante snack-bar donde se ped¨ªa un whisky y se hablaba en ingl¨¦s. "Mis hijas estaban todo el d¨ªa en el mostrador, venga a dar comidas y bebidas. Ten¨ªamos
local lleno a todas las horas. Nos dec¨ªan: 'Esto va a ser un segundo Madrid'. Claro, las cosas, como las desconoces, pues las crees. Y luego resulta que no ha sido nada, que no hay trabajo, que lo hacen con cuatro personas".
En invierno, cuando en la Lora la nieve inunda la paramera y los balancines de los pozos destacan a¨²n m¨¢s su negrura entre los campos, Justo Hidalgo marcha al sur de la provincia, a Aranda, donde pasa los meses del fr¨ªo. "Aqu¨ª ya no queda casi nadie. Y porque se han puesto mal las cosas para trabajar en la capital, que si no no queda aqu¨ª ni uno, pero ni uno. San Andr¨¦s de Montearados, que queda ah¨ª al lado, est¨¢ vac¨ªo. Lorilla, vac¨ªo. Barrio de Panizares, tambi¨¦n vac¨ªo. Y en los dem¨¢s pueblos s¨®lo quedamos los viejos".
La poblaci¨®n, en efecto, ha bajado y ha envejecido notablemente en la Lora en los ¨²ltimos 20 a?os. Sargentes ten¨ªa cuando apareci¨® el petr¨®leo 287 habitantes; Valdeajos, 135; Ayoluengo, 43. Viv¨ªan, adem¨¢s, en la comarca unas 250 personas que trabajaban en los sondeos o en el tendido del oleoducto, esto sin contar a esposas e hijos. Hoy, Sargentes tiene 140 habitantes; Valdeajos, unos 40, y Ayoluengo, 10. Y lo que es peor, no hay j¨®venes, no hay bodas, no hay nacimientos.
Los lorianos que a¨²n quedan se han acostumbrado ya a que entre sus tierras haya caballetes sacando petr¨®leo del subsuelo y tuber¨ªas conduci¨¦ndolo a la estaci¨®n receptora. De cuando en cuando, alguno se queja de la contaminaci¨®n, del olor a gas..., pero las relaciones con la empresa son armoniosas. Aunque, eso s¨ª, aquella fiebre del oro negro ha remitido por completo. Todos han vuelto de nuevo a la patata de siembra y al trigo.
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