La internacionalizacion del yen
LOS NORTEAMERICANOS se vienen quejando desde hace a?os de la competencia desleal realizada por la industria japonesa en los mercados mundiales. Seg¨²n los hombres de negocios de Estados Unidos, la superioridad comercial nipona se basa fundamentalmente en la artificial cotizaci¨®n de su divisa; de acuerdo con esta interpretaci¨®n, los estrictos controles que regulan el mercado financiero nip¨®n habr¨ªan tenido el efecto de mantener un yen artificialmente barato, en beneficio de la competitividad de las exportaciones japonesas.Washington llevaba muchos a?os presionando para que la Administraci¨®n japonesa adoptase medidas de pol¨ªtica financiera que permitieran al yen alcanzar su cotizaci¨®n real. La ¨²ltima visita de Reagan a Tokio parece haber s artido un efecto milagroso: los japoneses han bajado formalmente la guardia y el presidente norteamericano se: ha apuntado un triunfo de gran trascendencia para los hombres de negocios estadounidenses. Estados Unidos y Jap¨®n han firmado, as¨ª, un acuerdo monetario que podr¨ªa calificarse de hist¨®rico. De un lado, se establece la internacionalizaci¨®n del yen -es decir, se fija el papel que debe desempe?ar en el mercado financiero intemacional como divisa de reserva (papel compartido con el d¨®lar y, en menor medida, con el marco alem¨¢n)-, en consonancia con el potencial de la econom¨ªa japonesa. De otro lado, se acuerda la liberalizaci¨®n de la moneda japonesa -o, m¨¢s exactamente, la liberalizaci¨®n de los mercados monetarios japoneses- como f¨®rmula de reciprocidad frente a las ventajas que la banca y las empresas japonesas disfrutan en el extranjero. En definitiva, se intenta que Jap¨®n asuma en materia financiera el papel que la potencialidad de su econom¨ªa determina a nivel mundial.Las implicaciones del acuerdo de liberalizaci¨®n e internacionaliz aci¨®n del yen tienen una evidente vertiente pol¨ªtica. A fin de asegurar su reelecci¨®n en noviembre pr¨®ximo, Reagan no s¨®lo desea conseguir la liquidez necesaria para que la locomotora de la econom¨ªa norteamericana tire de la coyuntura internacional, sino que tambi¨¦n se propone adoptar un conjunto de medidas proteccionistas destinadas a frenar la avalancha de productos extranjeros que han llevado a la balanza comercial norteamericana a un d¨¦ficit r¨¦cord. Una cotizaci¨®n real del yen contribuir¨ªa a restar competitividad a las exportaciones japonesas a Estados Unidos (el gran mercado actual de los productos nipones) y abrir¨ªa, a la vez, Jap¨®n a los inversores norteamericanos.
La teor¨ªa de los dirigentes pol¨ªticos y de los hombres de negocios de Estados Unidos se basa en la idea de que si el yen se convierte en una divisa internacional libremente comercializada (lo que implica que existan fisicamente yens en el exterior de Jap¨®n en cantidad suficiente, y tambi¨¦n que el Bank of Japan abra la mano, permitiendo los pr¨¦stamos exteriores en yens), la cotizaci¨®n de la divisa japonesa subir¨¢ como la espuma. A pesar de los enormes super¨¢vit comerciales de Jap¨®n, el yen no es una divisa normalmente utilizada en los intercambios internacionales. El banco central japon¨¦s vigila con lupa la masa de yens en el exterior, a la vez que controla los tipos de inter¨¦s interiores de los dep¨®sitos en su moneda. El resultado es que el yen contabiliza solamente el 3% de las reservas de divisas mantenidas por otros pa¨ªses a lo largo del planeta, mientras que el 85% de tales reservas est¨¢ en d¨®lares, y el 12%, en marcos.
El acuerdo de internacionalizaci¨®n de la moneda japonesa implica, as¨ª pues, que las autoridades monetarias niponas van a permitir la existencia de yens disponibles en cantidad suficiente en los mercados de divisas internacionales (de ah¨ª la anunciada creaci¨®n de un euroy¨¦n, similar al eurod¨®lar). La internacionaliz aci¨®n del yen como moneda de reserva significa que muchas naciones podr¨¢n reducir sus reservas en d¨®lares para adquirir dep¨®sitos en yens, proceso en el que la cotizaci¨®n del yen debe normalmente subir. A la vez, las medidas liberalizadoras de orden interior en los mercados financieros japoneses permitir¨¢n un mayor acceso a los mercados monetarios locales de la banca extranjera afincada en el pa¨ªs y de las empresas extranjeras. Desde 1945, las empresas norteamericanas han invertido en Jap¨®n por importe de 2.000 millones de d¨®lares, mientras que las japonesas lo han hecho en Estados Unidos por cuant¨ªa de 14.000 millones de d¨®lares. El levantamiento de las restricciones y la liberalizaci¨®n permitir¨¢n a las empresas extranjeras -no s¨®lo norteamericanas- operar de manera m¨¢s abierta en el pa¨ªs y tener acceso a los muy asequibles -en precio- mercados de capitales locales.
No todos los expertos comparten ese diagn¨®stico acerca de los cambios financieros internacionales que el acuerdo entre Estados Unidos y Jap¨®n podr¨ªa ocasionar. En opini¨®n de algunos analistas, el yen no s¨®lo no va a revalorizarse a corto plazo, sino que, por el contrario, las medidas de liberalizaci¨®n har¨¢n que muchos ciudadanos japoneses trasladen sus yens a Nueva York para invertirlos en d¨®lares y beneficiarse de los espl¨¦ndidos tipos de inter¨¦s norteamericanos, haciendo caer la cotizaci¨®n de la divisa japonesa. Seg¨²n estas tesis, el acuerdo tampoco servir¨¢ para poner freno al irresistible avance de las exportaciones niponas, como pone de relieve el hecho de que, pese a las medidas proteccionistas ya instrumentadas tanto en Estados Unidos como en Europa, el super¨¢vit comercial japon¨¦s sigue creciendo. En cualquier caso, s¨®lo el transcurso de los acontecimientos durante los pr¨®ximos meses permitir¨¢ averiguar el acertado fundamento de esos vaticinios.
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