Reanudados los servicios religiosos en el Templo Dorado de Amritsar
Ocho d¨ªas despu¨¦s del asalto militar al Templo Dorado de Amritsar el santuario sij volvi¨® ayer a abrir sus puertas. Los sacerdotes le¨ªan el libro sagrado al tiempo que, a sus pies, una docena de soldados sijs segu¨ªan la ceremonia.
El Templo Dorado result¨® milagrosamente indemne durante el violento y sangriento asalto del Ej¨¦rcito contra las posiciones que en ¨¦l manten¨ªan los radicales sijs. Desde el edificio son perceptibles los millares de impactos de proyectiles de todo calibre en los inmuebles que rodean al templo El Akal Thatk, sede de los digna tarios sijs, situado frente al Templo Dorado, est¨¢ casi derruido."Los terroristas hab¨ªan establecido en el Akal Thatk su cuartel general, protegido por 30 ametralladoras", explica el general K. Sundarji, comandante en jefe de las tropas en Punjab, Estado del noroeste de la India, a un peque?o grupo de enviados especiales. "Aqu¨ª es donde muri¨® con las armas en la mano el jefe religioso fundamentalista Jarnail Singh Bhindranwale, alcanzado por una bala en plena cara la noche del 6 al 7 de junio".
El olor a cad¨¢ver -fuentes policiales declaran que en la toma del Templo Dorado murieron 937 sijs- llena algunos edificios, en cuyo interior se registran temperaturas de 40 grados. "Mis muchachos lo limpian con chorros de agua, pero el olor contin¨²a", dice el general, quien declara que los minaretes que dominan la explanada, sobre los que se hab¨ªan instalado ametralladoras, fueron desmochados a ca?onazos.
La agencia de noticias india PTI informa que, adem¨¢s de oro, gemas y m¨¢s de 300.000 d¨®lares en efectivo encontrados en pozos y otros escondites en los subterr¨¢neos del templo, los soldados hallaron grandes cantidades de hach¨ªs y hero¨ªna. Fuentes de los servicios secretos militares dicen que tales drogas, procedentes de Pakist¨¢n, iban a ser vend¨ªdas para comprar armas.
En Amritsar la vida recobra lentamente su pulso habitual.
Los comercios vuelven a abrir y a la puertas de sus tiendas, sijs e hind¨²es miran a los transe¨²ntes como si nada hubiera pasado, despu¨¦s de que los enfrentamientos registrados entre ambos grupos en los dos ¨²ltimos a?os hubieran costado 700 vidas antes de la ocupaci¨®n militar del Templo Dorado.
"Los sijs nos hemos quedado hu¨¦rfanos y hemos sido dispersados, pero cada sij ser¨¢ otro Bhindranwale. Nos levantaremos para una gran victoria", dec¨ªa un militante si en un pueblo no lejano de Amritsar ante una audiencia de 600 personas que acog¨ªa con gritos las palabras del orador.
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