Un error todav¨ªa subsanable
Se trata de emitir una opini¨®n ante un hecho de extrema gravedad: un Estado miembro anuncia su retiradade la Unesco, y no es un Estado cualquiera: se trata de Estados Unidos de Am¨¦rica, un pa¨ªs que figura entre los fundadores de la orgartizaci¨®n y uno de los m¨¢s poderosos de la Tierra. Es evidente que la reducci¨®n del presupuesto obligacla por dicha medida redundar¨ªa en perjuicio de los pa¨ªses m¨¢s necesitados en programas de gran trascendencia, como los planes de alfabetizaci¨®n para el Tercer Mundo y proyectos intergubern amentales de investigaci¨®n de m¨¢xima importancia.Pero no s¨®lo perjudicar¨ªa a los pa¨ªses en desarrollo, y as¨ª parece que lo ha entendido la propia Comii;i¨®n Nacional de la Unesco de Estados Unidos y parte de la comunidad cient¨ªfica norteamericana, al pronunciarse en contra de la retirada de su pa¨ªs, pues entienden que el perjuicio recaer¨ªa en particular sobre ellos mismos, al verse obligados a estar ausentes de la Comisi¨®n Oceanogr¨¢fica Intergubernamental, del Programa Hidrol¨®gico Internacional, del Programa sobre el Hombre y la Biosfera, del Comit¨¦ de Protecci¨®n del Patririlonio Mundial Cultural y Natural y otros muchos semejantes.
Las consecuencias pol¨ªticas de la retirada son a¨²n mucho m¨¢s graves, y afectan de modo directo a la causa mundial de la paz. Sustituir el principio de solidaridad universal -es decir, multilateral- por acuerdos bilaterales es entrar en la din¨¢mica de pa¨ªses amigos y enemigos, con su inevitable secuela de favoritismos y discriminaciones, promoviendo as¨ª los desequilibrios econ¨®micos y prcvocando focos de tensi¨®n internacional que, en un n¨²mero considerable de casos, estoy convencido de que se traducir¨¢n en conflictos que pueden, a su vez, convertirse en guerras m¨¢s o menos locales. En cualquier caso, prescindir de la multilateralidad de las relaciones diplom¨¢ticas que traduce el principio de la universalidad supone un aumento del clima de guerra y una regresi¨®n profunda y de muchos a?os en la convivencia internacional de la humanidad.
Estados Unidos, al ejercitar con su retirada un derecho suyo inalienable, atenta al mismo tiempo contra el mismo fundamento filos¨®fico-pol¨ªtico de la organizaci¨®n y, por extensi¨®n, de todo el sistema de las Naciones Unidas, dentro del cual el citado principio de solidaridad universal se asienta como piedra miliar del equilibrio internacional.
Sobre las causas de esta retirada, se nos dice que obedecen a la falta de eficacia de la organizaci¨®n y al alejamiento por parte de la misma de los principios originarios que le dieron nacimiento. Es curioso que esas generalidades no se concreten m¨¢s en cr¨ªticas espec¨ªficas a determinados aspectos de la marcha de la organizaci¨®n ni se presenten tampoco propuestas alternativas que permitan efectuar las oportunas correcciones.
De cualquier manera, pienso que la decisi¨®n de Estados Unidos de retirarse de la Unesco es una decisi¨®n pol¨ªtica, y que esa decisi¨®n de la que, por supuesto, puede retractarse- fue tomada por el se?or Shultz, representando a su Gobierno como secretario del Departamento de Estado, en carta dirigida el 28 de diciembre de 1983 al director general de la Unesco, lo que, en definitiva, no deja de estar de acuerdo con una pol¨ªtica exterior de la actual Administraci¨®n estadounidense, donde predominan dos factores fundamentales: la polarizaci¨®n Este-Oeste de toda cuesti¨®n internacional, y la defensa de un supuesto inter¨¦s nacional norteamericano que no creo bien orientado.
Me temo que siguiendo la pr¨¢ctica ya iniciada en otros terrenos, Estados Unidos se va a retirar de la Unesco; creo que con ello va a cometer un grav¨ªsimo error, que redundar¨¢ tanto en perjuicio del resto del mundo como de ellos mismos. Por lo pronto, ya ha desencadenado una injusta campaf¨ªa de denigraci¨®n de la Unesco y de su director general. Como amigo del pueblo norteamericano -aunque en evidente desacuerdo con su Gobierno en este puntosentir¨ªa infinitamente que esa decisi¨®n se llevara a efecto de modo definitivo el 31 de diciembre de 1984. Por ello, espero que se preste atenci¨®n a la declaraci¨®n de mi Gobierno, solicitando del Gobierno norteamericano que posponga su decisi¨®n hasta que se celebre la Conferencia General de la organizaci¨®n.
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