Medio centenar de alcaldes socialistas del Pa¨ªs Vasco disponen de escolta policial
A lo largo de la jornada viven estrechamente vigilados por funcionarios policiales, casi siempre distintos, a los que deben comunicar con antelaci¨®n todos y cada uno de sus movimientos. As¨ª, se ven forzados a desechar cualquier iniciativa espont¨¢nea, a hacer una vida regular, a evitar ambientes determinados y a renunciar a una parte de su libertad personal; un precio muy alto que pasa tambi¨¦n factura en la vida familiar.La presencia constante de escoltas recuerda al protegido su condici¨®n de amenazado y no le evita sentirse el objetivo* de una danza de siluetas y sombras sospechosas. Mira a sus guardaespaldas con resignaci¨®n y abatimiento y a veces cede a la tentaci¨®n de' escapar, siquiera un rato, y alejarse de esa asociaci¨®n extra?a, casi absurda. El miedo ser¨¢ libre, responsables de estas medidas, no est¨¢n dispuestos a permitir que la sombra del terrorismo se alargue impunemente.
Militancia unida
Adem¨¢s de demostrar que los temores no est¨¢n infundados, el asesinato de Enrique Casas ha provocado entre las bases socialistas un efecto puntual, probablemente contrario al que persegu¨ªan sus autores: la afiliaci¨®n al Partido Socialista de Euskadi aument¨® en las semanas siguientes al atentado y, seg¨²n los dirigentes socialistas, la militancia parece mostrarse, a partir de entonces, mucho m¨¢s unida en el partido e incluso m¨¢s activa. Una reacci¨®n que no contradice la evidencia de un PSE-PSOE pol¨ªticamente aislado, blanco de las agresiones sistem¨¢ticas de aquellos que no le perdonan el ser la segunda fuerza pol¨ªtica de Euskadi: pintadas ("PSOE, asesino"; "PSOE = GAL = pol¨ªc¨ªa"), decenas de ataques y de atentados contra las casas del pueblo, agresiones y tumultos en los plenos de ayuntamientos dirigidos por socialistas.
Con todo, algunos electos del PSE-PSOE sostienen que lo verdaderamente inquietante es el intento permanente de deslegitimizar al partido, de descalificarlo moralmente ante la sociedad, de rechazar la autoridad democr¨¢tica de alcaldes y otros cargos elegidos por los ciudadanos. Una actitud que, seg¨²n Ana Miranda, miembro de la ejecutiva del PSE.PSOE y senadora en sustituci¨®n de Enrique Casas, nace de la pr¨¢ctica violenta y es fruto de una ideolog¨ªa guerrera que necesita ver en el adversario pol¨ªtico a un enemigo, "a poder ser, armado, y siempre peligroso para la supervivencia del propio pueblo o de los grandes ideales que dicen defender".
A juicio de la senadora, en aquellas poblaciones dirigidas por alcalde socialistas, los sectores que, simpatizan con la violencia han hecho de la vida municipal y ciudadana un banco de pruebas, algo as¨ª como una experiencia piloto dirigida a acosar al PSE-PSOE y a provocar su desmantelamiento como organizaci¨®n local.
En cualquier caso, el resultado admitido por militantes socialistas es que en general la gente del PSE se siente hoy ajena a Euskadi, pese a los esfuerzos de algunos dirigentes que han intentado desarrollar en el seno del partido un cierto vasquismo. "Nosotros", afirma el alcalde de Ir¨²n, Alberto Buen Lacambra, "rechazamos y criticamos la actitud de aquellos afiliados nuestros que interrumpen con protestas una intervenci¨®n en euskera, pero Otros partidos no hacen lo mismo cuando sus militantes utilizan la violencia o arrojan una urna por los aires".
La experiencia piloto
Buen Lacambra tom¨® posesi¨®n de su cargo en una sesi¨®n tormentosa en la que tuvo que hacerse o¨ªr a gritos porque alguien hab¨ªa desconectado el sistema de megafon¨ªa y nadie parec¨ªa capaz de arreglarlo. Su nombramiento se produjo tras un contencioso legal con el Partido Nacionalista Vasco (PNV), partido que lleg¨® a afirmar p¨²blicamente que no le reconocer¨ªa nunca como alcalde. "Como ya ha ocurrido en otros municipios, el PNV y HB (Herri Batasuna) formaron en aquellas semanas un frente com¨²n contra nosotros y se mantuvo una postura coherente desde el principio". El alcalde de Ir¨²n afirma que ha fracasado "la experiencia piloto" que los sectores m¨¢s intolerantes pretendieron desarrollar en Ir¨²n, y que, de hecho, las relaciones entre las distintas fuerzas pol¨ªticas y la convivencia en general son hoy aceptables si se comparan con las existentes en Renter¨ªa o Hemani.
Jos¨¦ Mar¨ªa Gurruchaga, alcalde de Renter¨ªa, ve en el PSEPSOE el contraste entre una gran base social y una organizaci¨®n fr¨¢gil y extremadamente d¨¦bil. Los atentados y asaltos a las casas del pueblo y las agresiones a los corporativos han generado reacciones espor¨¢dicas entre la militancia, pero la sucesi¨®n de ,estos hechos conduce necesariamente al desgaste de la organizaci¨®n local. Gurruchaga, apaleado brutalmente en uno de los asaltos a la sede socialista de Renter¨ªa, no cree que haya descendido el grado de intolerancia ni la presi¨®n social de los simpatizantes del terrorismo, aunque al mismo tiempo sostiene que la violencia callejera se circunscribe cada vez m¨¢s a grupos minoritarios. "Cinco personas pueden cruzar e incendiar camiones en la carretera, provocar un atasco considerable y dar la sensaci¨®n de caos".
A la pregunta de qui¨¦n gobierna realmente en Renter¨ªa, interrogante que los comentaristas pol¨ªticos han vuelto a replantearse en las ¨²ltimas semanas, el alcalde contesta con una breve pausa para se?alar a continuaci¨®n: "En Renter¨ªa gobiernan el Gobierno central y el Gobierno vasco, aunque la Ertzaintza no parece asumir sus competencias en la custodia de las carreteras y en concreto, en la retirada de las barricadas". Gurruchaga ilustra esta aseveraci¨®n con una an¨¦cdota reciente: "La Polic¨ªa Municipal pidi¨® a la Ertzaintza que retirara unas barricadas que obstru¨ªan la Nacional I, y al rato la Ertzaintza llam¨® a la Polic¨ªa Municipal comunicando que hab¨ªan tenido conocimiento de la existencia de barricadas en Renter¨ªa e indicando que las retiraran".
El alcalde comenta que el llevar escolta policial le resta movilidad y dificulta su trabajo diario. "No puedo elegir: ¨¦sta es una situaci¨®n injusta que te obliga a vivir en una tensi¨®n enorme; adem¨¢s, ha habido incidentes entre grupos violentos y los escoltas".
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