El andalucismo como factor de equilibrio
En un momento crucial de nuestra historia, en el que estamos empe?ados en la construcci¨®n de un nuevo modelo de convivencia -que se ha dado en llamar Estado de las autonom¨ªas- como f¨®rmula de s¨ªntesis y soluci¨®n a nuestros problemas seculares, ha surgido toda una corriente de opini¨®n, que manifiesta sus preocupaciones respecto a la multiplicidad de comunidades aut¨®nomas, entendi¨¦ndolas como un supuesto fen¨®meno de disgregaci¨®n del Estado.Los que as¨ª piensan contemplan con desconfianza la aparici¨®n de nuevas fuerzas pol¨ªticas nacionalistas, acus¨¢ndolas de ser un obst¨¢culo para la gobernabilidad del Estado.
S¨®lo la miop¨ªa o el ego¨ªsmo pol¨ªtico pueden alimentar tales planteamientos, que esconden una formulaci¨®n muy concreta: el centralismo. ?se s¨ª que es un aut¨¦ntico factor disgregador que distorsiona la convivencia de los pueblos al plantear un pulso permanente con las distintas nacionalidades.
Cuando desde posiciones centralistas se habla del Estado de las autonom¨ªas no se hace sino aludir a una f¨®rmula administrativa, manifestando poca o nula capacidad de comprensi¨®n ante el fen¨®meno de poder pol¨ªtico que conlleva el nuevo Estado. Tal modo de proceder da como resultado el que los nacionalismos m¨¢s beligerantes consigan arrebatar parcelas al centralismo a pase de presiones, fomentando las desigualdades y generando al mismo tiempo un sentimiento de rechazo hacia tal situaci¨®n.
Ante este estado de cosas conviene llamar la atenci¨®n en un aspecto sobre el que poco o nada se ha reflexionado: el andalucismo como factor de estabilidad del sistema democr¨¢tico en Espa?a.
Hay que partir de un hecho evidente: la existencia de dos comunidades aut¨®nomas, Catalu?a y Pa¨ªs Vasco, donde existen partidos nacionalistas fuertemente implantados que ostentan el Gobierno.
Excesiva presi¨®n
El hecho de ser las dos comunidades m¨¢s desarrolladas, con unas burgues¨ªas aut¨®ctonas fuertemente unidas en la defensa de sus intereses, representa un factor de excesiva presi¨®n sobre el Gobierno central y los intereses generales del Estado. Esas presiones podr¨ªan desestabilizar la funci¨®n del Gobierno y provocar un aumento de las diferencias entre las comunidades, favoreciendo la aparici¨®n de los agravios comparativos.
Hoy, y en democracia, estos desequilibrios no pueden ser mantenidos ya por la fuerza, como ocurri¨® en otras ¨¦pocas hist¨®ricas. De aqu¨ª que sea necesario dar una respuesta pol¨ªtica a la situaci¨®n. Esa respuesta pasa por el fortalecimiento de otras comunidades para que puedan servir como contrapeso a Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco.
Ninguna comunidad como Andaluc¨ªa est¨¢ en mejores condiciones para cumplir ese papel equilibrador por su extensi¨®n, poblaci¨®n, historia, peso espec¨ªfico, etc¨¦tera.
Todos estos planteamientos tienen una formulaci¨®n pol¨ªtica expresada en el Partido Andalucista, que aparece as¨ª como un factor de equilibrio. Incluso lo es desde la nueva perspectiva electoral que se dibuja. Si CiU y PNV reciben votos de un espectro del centro-derecha, el Partido Andalucista los recibe del centro-izquierda, dando lugar a un nuevo factor de compensaci¨®n.
Un nacionalismo no separatista
Sin llegar a acusaciones que hoy resultar¨ªan exageradas y poco prudentes, no se puede olvidar que algunos de los nacionalismos vasco y catal¨¢n tienen el independentismo en sus or¨ªgenes.
El andalucismo, por el contrario, nunca ha tenido en sus or¨ªgenes ni tiene en la actualidad planteamientos independentistas. Baste al respecto recordar los postulados de Blas Infante, padre y m¨¢rtir del andalucismo moderno, que est¨¢n resumidos en el lema del escudo de Andaluc¨ªa, que ¨¦l mismo incorpor¨®: "Andaluc¨ªa, por s¨ª, para Espa?a y la humanidad".
Para los andalucistas, la cuesti¨®n no es negar a Espa?a, sino construir una nueva Espa?a: la del reconocimiento y respeto a todos sus pueblos. Se trata de sustituir la uniformidad por la solidaridad.
Desde el punto de vista de la defensa, la situaci¨®n geopol¨ªtica de Andaluc¨ªa es la m¨¢s delicada de Espa?a. En nuestro suelo existen dos bases militares de utilizaci¨®n conjunta y una colonia bajo el dominio de una potencia extranjera. El estrecho de Gibraltar, llave del Mediterr¨¢neo, y los problemas con el norte de ?frica no hacen sino agudizar el problema.
La cada d¨ªa m¨¢s preocupante situaci¨®n socioecon¨®mica de Andaluc¨ªa puede dar lugar a una utilizaci¨®n del sentimiento de lo andaluz que, instrumentalizada por intereses for¨¢neos, llegue a originar un nacionalismo violento y desestabilizador. Ello, a todas luces, podr¨ªa ser m¨¢s peligroso qu¨¦ la situaci¨®n creada por ETA en el Pa¨ªs Vasco.
De aqu¨ª la importancia de que exista en Andaluc¨ªa un partido que abandere el verdadero nacionalismo andaluz y que est¨¦ contra la violencia y contra cualquier desestabilizaci¨®n del sistema democr¨¢tico. Como importante ser¨ªa para Espa?a la existencia de partidos nacionalistas fuertes en otras comunidades en condiciones de enfrentarse sin ambig¨²edades ni vacflaciones al terrorismo.
Estos razonamientos avalan la necesidad de la existencia del Partido Andalucista tanto para Andaluc¨ªa como para Espa?a en su conjunto y para la democracia misma.
Desde luego, son razones de Estado que s¨®lo pueden ser entendidas por hombres de Estado y no por quienes se vean limitados por estrechos planteamientos partidarios.
Desde el andalucismo entendemos como particularmente importante que sobre estas razones reflexionen nuestras fuerzas sociales, econ¨®micas, culturales y, por supuesto, pol¨ªticas.
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