Una reivindicaci¨®n hist¨®rica

La reducci¨®n de la jornada laboral es una antiqu¨ªsima reivindicaci¨®n del mundo obrero. Ya en 1890 la American Federation of Labour organiz¨® una gran manifestaci¨®n internacional por la conquista de las ocho horas laborales, que desde entonces deriv¨® en la fiesta del Primero de Mayo en todo el mundo. Pero hasta 1936 no se consiguieron en Europa las 40 horas semanales, que vienen a ser la media europea desde hace a?os.La batalla por las 35 horas la inici¨® en 1976 la Confederaci¨®n Europea de Sindicatos (CES), al proclamar esta reivindicaci¨®n como uno de sus principales objetivos. En 1979, el sindicato metal¨²rgico de la RFA IG Metall lanz¨® una huelga por las 35 horas, que dur¨® 45 d¨ªas y fue el primer paso en este sentido. La lucha se perdi¨®, y el sindicato congel¨® la reivindicaci¨®n durante cinco a?os. La CES entiende que la reducci¨®n del tiempo de trabajo permite salvar los empleos amenazados y limita el incremento del paro al permitir la generaci¨®n de nuevos puestos de trabajo.

Esta opini¨®n es rebatida por las organizaciones patronales, naturalmente, pero tambi¨¦n otras voces procedentes de la familia socialis ta, como el primer ministro sueco, Olof Palme, en unas pol¨¦micas declaraciones, han puesto en tela de juicio la eficacia de esta medida para remediar el desempleo. En Espa?a, el Gobierno socialista fij¨®, en junio de 1983, la jornada m¨¢xima legal en 40 horas, y con ocasi¨®n de la reciente huelga alemana, UGT y CC OO se sumaron a la reivindicaci¨®n europea de las 35 horas semanales.