El factor humano de los accidentes
El estado an¨ªmico de los conductores provoca mas del 70% de los siniestros
Un introvertido, una mujer adulta cuyos hijos abandonan el hogar para formar el suyo propio, un depresivo, un hombre de edad mediana que acaba de tener un hijo o ha perdido el trabajo, constituyen el retrato robot de la persona m¨¢s proclive a convertirse en una v¨ªctima mortal a causa de su err¨®nea conducci¨®n. Los factores emocionales, muy por encima de los f¨ªsicos, son los que m¨¢s influyen en los accidentes de tr¨¢fico, la mayor causa de mortandad entre los hombres desde que se populariz¨® el uso del autom¨®vil, seg¨²n las conclusiones de un Congreso de Psicolog¨ªa del Tr¨¢fico y Seguridad Vial celebrado en Valencia.
El accidente de tr¨¢fico es una de las principales causas de sufrimiento de la sociedad moderna. Y, sin embargo, resulta pr¨¢cticamente desconocido el factor humano que lo determina y protagoniza. No sucede lo mismo con las avanzadas innovaciones t¨¦cnicas aplicadas al campo de la seguridad del veh¨ªculo, la adaptaci¨®n de la red de comunicaciones por carretera y en las ciudades a sistemas de menor riesgo. En estos campos se ha favorecido enormemente la investigaci¨®n y la inversi¨®n.?Pero qu¨¦ sucede cuando los psic¨®logos advierten que los extrovertidos tienen m¨¢s riesgo de accidentes porque su emoci¨®n incontrolada no favorece la seguridad sobre un veh¨ªculo? La destreza para llevar un coche, ?depende s¨®lo del carn¨¦ de conducir, de la habilidad, o tambi¨¦n de la estructura personal del conductor y de su entorno social y generacional? Sobre esta innovadora faceta del tr¨¢fico han debatido en Valencia psic¨®logos y t¨¦cnicos de la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico, en la Primera Reuni¨®n 'Internacional de Psicolog¨ªa del Tr¨¢fico y Seguridad Vial, convocada entre el 18 y el 20 de este mes de junio.
Con frecuencia, el tema se analiza desde tres ¨¢mbitos: el veh¨ªculo como objeto de progreso t¨¦cnico, su entorno y el conductor que lo sufre y lo disfruta. La sociedad industrial ha dedicado numerosas investigaciones a mejorar el coche y su entorno, convencida de que. aminoraba el peligro de accidente. Por el contrario, el operador humano del sistema ha sido pr¨¢cticamente desatendido. Los psic¨®logos se?alan el peligro de este error, pues se ha comprobado que la captaci¨®n y la obediencia de una se?al que indica limitaci¨®n de velocidad a 100 kil¨®metros depende de la importancia que le conceda a esta se?al el conductor, aunque conozca el peligro de no respetar la norma de tr¨¢fico.
Frente al estudio de las aptitudes, las destrezas y habilidades personales, el adiestramiento o la conducci¨®n, considerada como mero desempe?o de una habilidad, los psic¨®logos centran ahora su -campo de observaci¨®n -respaldados por la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico en la conducta del conductor, en sus reacciones emocionales y sistema de valores, en la percepci¨®n subjetiva del riesgo.
Jos¨¦ Luis Pinillos, catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid, est¨¢ convencido de que el conductor conduce seg¨²n se encuentra la sociedad, y se?ala tambi¨¦n que la publicidad de coches es la que ofrece el modelo de agresividad y vigor sobre las cuatro ruedas, de ah¨ª que no cabe sorprenderse por la imprudencia del conductor cuando reproduce este modelo. En este sentido, el sujeto del tr¨¢fico se ha convertido en v¨ªctima de la t¨¦cnica al dar la sociedad todo el reconocimiento al coche e ignorar al conductor. Seg¨²n Pinillos, los coches a¨ªslan a las personas en el interior de una atm¨®sfera artificial de bienestar y se transforman en s¨ªmbolos er¨®ticos de poder y conquista social, que deslumbran con sus colores metalizados. P¨¢ginas de sucesos
El escaso arraigo de la psicolog¨ªa del tr¨¢fico procede tal vez de la mera consideraci¨®n catastrofista del accidente. "Iniciamos una tarea interminable con esta reuni¨®n", afirma Jos¨¦ Luis Mart¨ªn Palac¨ªn, director general de Tr¨¢fico. "Estamos ante un fen¨®meno social trascendental, que afecta a m¨¢s de 11.600.000 espa?oles (casi un tercio de la poblaci¨®n), que tienen permiso de conducir, y en general, a todos como peatones. Si se pensara que en algunos pa¨ªses hay m¨¢s j¨®venes muertos por el tr¨¢fico que por el c¨¢ncer, o que en los ¨²ltimos tres a?os el n¨²mero de v¨ªctimas por el s¨ªndrome t¨®xico, por las que tengo un gran respeto, es el que se produce en, una temporada de verano de tr¨¢fico, dejar¨ªamos la p¨¢gina de sucesos para incluir el tr¨¢fico en las p¨¢ginas de educaci¨®n o en las cient¨ªficas". Palac¨ªn propone llamar la atenci¨®n sobre lo que entiende es una f¨®rmula para convivir mejor y para que la sociedad se autoproteja.
En la tarea de humanizar al conductor incide la aportaci¨®n de Emilia Sierra, del departamento de Psicolog¨ªa Evolutiva de la Universidad de Valencia. "Los a?os cronol¨®gicos de un individuo no condicionan la buena conducci¨®n", afirma. "Son los sucesos vitales significativos de cada etapa de su vida los que le est¨¢n condicionando. Un sujeto conduce bastante peor si su mujer ha tenido un hijo, si ha muerto su padre, si le va mal el trabajo que por el hecho de tener, 30, 32 o 40 a?os. En las edades extremas, ya sean ni?os o ancianos, los a?os son importantes pero entre los 20. y los 60 a?os, que es el grupo m¨¢s numeroso, no".
Siguiendo el hilo de esta investigaci¨®n, el hecho de pertenecer a generaciones diferentes condiciona la conducta sobre un coche. "Los ancianos pertenecen a una generaci¨®n en la que el sem¨¢foro se incorpor¨® tarde, y el contexto de tr¨¢fico no exist¨ªa. A Emilia Sierra, el inter¨¦s por esta investigaci¨®n le surgi¨® cuando concluy¨® que la crisis de madurez llegaba a la mujer entre los 50 y 60 a ?os, una d¨¦cada antes que al hombre, porque la vivencia de la vejez no depende de la edad biol¨®gica sino m¨¢s bien del s¨ªndrome del miedo al vac¨ªo que le crea a la madre la independencia de todos sus hijos y de la inutilidad del var¨®n cuando es laboralmente jubilado por la so ciedad.
Otra psic¨®loga, de la misma universidad, Mar¨ªa Victoria del Barrio, presenta tipos de conductor a partir de dos grandes divisiones, entre extravertidos e introvertidos y entre neur¨¢ticos y controlados. "El introvertido", asegura, "necesita poca estimulaci¨®n, es poco expresivo, presta buena atenci¨®n y posee h¨¢bitos firmes; son escasos sus descansos involuntarios, mantiene una actitud de alta vigilancia, ejecuta reposadamente y comete menos errores". Por el contrario, el extravertido conduce de manera precipitada, requiere gran cantidad de est¨ªmulos, se distrae con facilidad, descansa involuntariamente con frecuencia y est¨¢ menos atento. El neur¨®tico, frente al controlado, presenta una alta reacci¨®n emocional, incluso con est¨ªmulos que para otras personalidades ser¨ªan neutros, y controla dif¨ªcilmente las emociones.J¨®venes extravertidos
Esta psic¨®loga valenciana relaciona estas divisiones con el ¨ªndice de accidentes y estima que los j¨®venes son m¨¢s propensos a los accidentes porque tienden a la extraversi¨®n. En cambio, con la madu
El factor humano de los accidentes
rez, el control emocional progresa."El extravertido, si se combina con una conducta emocional descontrolada, tiene bases personales para un accidente", asegura. "?Quiere esto decir que se le niegue el permiso de conducir al extravertido neur¨®tico? No. Pero s¨ª puede exig¨ªrsele un adiestramiento especial".
La importancia del factor humano en los accidentes de tr¨¢fico es indiscutible. Las estad¨ªsticas le conceden un porcentaje situado entre el 71% y el 83%. Jaime Vila, de la Universidad de Granada, incorpora los ritmos biol¨®gicos para humanizar el comportamiento del conductor y poder prevenir posibles errores. La vida est¨¢ determinada por el ritmo f¨ªsico de 23 d¨ªas; el emocional, de 28, y el intelectual, de 33. Cada ritmo tiene sus fases positiva y negativa, y sus d¨ªas cr¨ªticos, cuando cambia de signo o coinciden varios ciclos en fase negativa. Se tratar¨ªa de poder advertir al profesional de la carretera en qu¨¦ fase se encuentra para saber cu¨¢ndo las cosas le pueden ir mal. Vila, adem¨¢s, resalt¨® los ciclos habituales de noche y d¨ªa, de actividad y descanso, para reafirmar el riesgo de conducci¨®n entre las dos y las seis de la madrugada, momento en que la actividad psicol¨®gica se sit¨²a en el m¨ªnimo. Con la alimentaci¨®n se puede modificar en parte el ciclo. Comida con hidratos de carbono incitan al sue?o. En cambio, la alimentaci¨®n de prote¨ªnas despierta.
El oftalm¨®logo Bernardo Salom present¨® una comunicaci¨®n de los efectos de la depresi¨®n sobre la percepci¨®n. Su trabajo mantiene que la depresi¨®n reduce la capacidad visual del ojo y el campo de la percepci¨®n de la persona. En los casos analizados se concluye que los depresivos no end¨®genos vuelven a tener su capacidad perceptiva anterior a la crisis cuando salen de la misma.C¨®digo de convivencia
El director general de Tr¨¢fico se comprometi¨® a incorporar a la legislaci¨®n espa?ola sobre tr¨¢fico conclusiones e investigaciones de esta reuni¨®n que prueben hechos fiables. "De lo contrario, ¨¦ste ser¨¢ un trabajo est¨¦ril, que no mejorar¨¢ la convivencia social".
Tambi¨¦n Helio Carpintero, profesor de la facultad de Psicolog¨ªa de Valencia y promotor de la reuni¨®n, propone crear en el tr¨¢fico nuevas estructuras preventivas que sustituyan a la norma punitiva. Y potenciando el factor humano en las pruebas de conducci¨®n, no se pronuncia sobre la validez psicol¨®gica de los actuales ex¨¢menes, pero defiende que a cada uno hay que ense?arle a conducir en funci¨®n de las necesidades de su personalidad.
Jos¨¦ Luis Mart¨ªn Palac¨ªn di¨® a conocer los objetivos del tr¨¢fico para los pr¨®ximos a?os."El conductor -dijo- debe ser sometido a una formaci¨®n integral y recibir el permiso no como premio a la destreza, sino a consecuencia de su nivel formativo". El carn¨¦ estar¨ªa condicionado durante los tres primeros a?os, "para ver qu¨¦ da de s¨ª el conductor, y luego hacerlo definitivo. Considero un error entregar el permiso de por vida".
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