Sotillos desmiente al Gobiemo
UNA SEMANA despu¨¦s de que los peri¨®dicos comenzasen a informar de la inminencia de un reajuste ministerial, el portavoz del Gobierno ha declarado, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, que tales noticias son inciertas y no se corresponden con los proyectos reales del presidente Gonz¨¢lez. Curioso par¨¦ntesis ¨¦ste antes del ment¨ªs oficial, que merece cuando menos la reflexi¨®n de que el Gobierno no est¨¢ desmintiendo a la Prensa, sino a miembros del propio Gobierno.La est¨²pida afirmaci¨®n de que los periodistas se han inventado la historia de la crisis gubernamental como nueva serpiente de verano no resiste la prueba de los hechos. Un rumor no es una noticia: pero la noticia de la crisis no era s¨®lo la de su rumor. Al menos tres miembros del Gabinete de Felipe Gonz¨¢lez han hecho part¨ªcipes a numerosos periodistas de que se avecinaba un reajuste para este mismo mes, sin contar las decenas de cargos subalternos que han abundado en la misma hip¨®tesis. Si el portavoz del Gobierno no desminti¨® las noticias antes es, evidentemente, porque no pod¨ªa desmentirlas, y tan es as¨ª que, durante los ¨²ltimos d¨ªas, a los informadores les ha correspondido el papel de ser interrogados por los pol¨ªticos, preocupados por su destino. Los datos, las noticias, las informaciones, las conjeturas, los rumores, los bulos o las intoxicaciones sobre la crisis gubernamental han llovido desde los medios gubernamentales sobre la Prensa como si una gota fr¨ªa se hubiese instalado en las alturas del poder. El fen¨®meno puede ser comprensible: mientras para los pol¨ªticos en ejercicio una inminente redistribuci¨®n de cargos es un acontecimiento hist¨®rico y un tema de conversaci¨®n obsesivo, para los informadores constituye un simple deber profesional seguir la pista a un asunto tan de tr¨¢mite como la decisi¨®n del presidente Gonz¨¢lez, que dispone de una desahogada mayor¨ªa parlamentaria y es el l¨ªder indiscutido de su partido, de cesar a unos ministros y nombrar a sus reemplazantes, simplemente porque no le gusta c¨®mo algunos hacen su trabajo.
Son tan abundantes y tan contrastadas las informaciones acerca de que Gonz¨¢lez ten¨ªa hace escasos d¨ªas el firme prop¨®sito de realizar un reajuste en su Gobierno antes del mes de agosto, que el desmentido de Sotillos plantea, como aut¨¦ntica tarea, la b¨²squeda de explicaciones para tal embeleco. La idea de que el presidente pueda haber dado marcha atr¨¢s en sus proyectos por la sola raz¨®n de que los medios de comunicaci¨®n se hayan hecho eco de sus intenciones es imposible de creer. Quiz¨¢ le haya podido molestar la publicaci¨®n de las noticias, pero no pueden molestarle m¨¢s que los traspi¨¦s de los ministros prestos a ser destituidos.
As¨ª, pues, resulta necesario imaginar otras razones que, de forma alternativa o complementaria, puedan justificar la decisi¨®n del presidente Gonz¨¢lez de dar marcha atr¨¢s en su prop¨®sito de reajustar la composici¨®n del Gobierno antes del verano. ?Tal vez el dise?o inicial de la crisis, que afectaba a pocas carteras, se revel¨® como irrealizable a consecuencia de las presiones de alg¨²n peso pesado dentro del Gabinete, para quien la nueva correlaci¨®n de fuerzas resultase desfavorable o que desease ampliar sus dimensiones o modificar sus perfiles? ?Quiz¨¢ la dificultad que ofrece la elecci¨®n del sustituto en alg¨²n ministerio clave y la inutilidad de realizar ahora una mini-crisis, que tendr¨ªa que ser completada despu¨¦s del verano, ha aconsejado al presidente aplazar la remodelaci¨®n? ?O se ha dedicado el propio Gobierno a lanzar globos sonda en los diarios para ver qu¨¦ pasaba con el anuncio de la crisis, y el resultado de todo ello es una nueva prudencia? Esta ¨²ltima eventualidad ofende a la inteligencia: los periodistas est¨¢n obligados a no revelar sus fuentes, pero las fuentes deben cuidar de no defraudar la confianza de los periodistas.
O sea, que el se?or Sotillos ha desmentido al Gobierno cuando dice que ¨¦ste no cambiar¨¢, pero, adem¨¢s, ha echado un jarro de agua fr¨ªa al sindicato socialista y a su l¨ªder, Nicol¨¢s Redondo, deseoso p¨²blicamente de la crisis; ha descolocado al superministro Boyer, que pensaba que "algo puede haber", y ha hecho sonre¨ªr a no menos de una decena de periodistas de la capital del Reino. Porque ahora sabemos que quiz¨¢ no haya reajuste antes del verano, pero que, en cualquier caso, la crisis, despu¨¦s de una semana de temores, enfados, maledicencias de unos ministros contra otros, declaraciones altisonantes y maniobras de tantos para obtener nuevos cargos, est¨¢ ya instalada en el Gobierno: va a ser m¨¢s que dif¨ªcil, por no decir imposible, que el presidente restituya la confianza entre los miembros de un Gobierno que se han mirado p¨²blicamente de reojo, y algunos hasta con inquina.
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