Una tradici¨®n

Ha hecho una fugaz aparici¨®n en Madrid (teatro Lara) la compa?¨ªa de Titiriteros del Teatro General San Mart¨ªn de Buenos Aires. La dirige Ariel Bufano y en su abundante elenco de manipuladores de marionetas de todas clases hay tambi¨¦n personas muy j¨®venes y al mismo tiempo muy diestras ya, lo que parece indicar una garant¨ªa de que la tradici¨®n va a continuar. Tradici¨®n cuya fidelidad a veces puede ser un riesgo para la incorporaci¨®n de lo moderno, para el invento y el desarrollo.El espect¨¢culo consta habitualmente en dos partes: la primera es una parodia del Circo Criollo en la que destacan n¨²meros como el zapateado de los peque?os gauchos o las luchas hombre-mu?eco. Es un espect¨¢culo m¨¢s para ni?os que para mayores. Quiz¨¢ por una deformaci¨®n de adulto profesional me interesaron m¨¢s los suaves gestos, las expresiones, los movimientos de las personas que manejaban los mu?ecos e intentaban transmitirles su propia vida, su humanidad.

En la segunda parte, seg¨²n se nos dice, se suele representar un poema dram¨¢tico del que es autor el propio Ariel Bufano: una gauchada, de contenido humano, al estilo del Mart¨ªn Fierro. Pero fue suspendida. Tal vez por el agobio del calor de la sala, por la parquedad de espectadores o por el mero cansancio de esta compa?¨ªa viajera. El p¨²blico era en su inmensa mayor¨ªa argentino, y tribut¨® su homenaje de paisanos a los titiriteros.