Cogida menos grave de El Soro

El Soro recibi¨® a su primer guardiola lance¨¢ndole hacia los medios y cuando remataba a una mano, sufri¨® la cogida. El toro le enganch¨® de lleno, le volte¨®, en el suelo volvi¨® a meterle el pit¨®n, y ah¨ª le hiri¨®.Manzanares lidi¨® ese toro, que era uno de los de menos envergadura que tuvo toda presencia, casta y dificultades. Manzanares tambi¨¦n estaba herido; el primero le tir¨® un derrote a la axila en un pase de pecho. Tom¨¢s Campuzano, en el segundo, hab¨ªa visto de cerca la cornada.

Toda la corrida result¨® emocionante. Los toros marcaban la pauta: eran distintos entre s¨ª, tanto por presencia como por temperamento. Hubo tres aparatosos, que rondaban los 600 kilos: primero, quinto y sexto. Los picadores actuaron tan harteramente como siempre, pero las cuadrillas de a pie lo hicieron mejor que otras ocasiones, y con los palos se lucieron Guillermo de Alba y Corbelle, que saludaron montera en mano

Los diestros se mostraron muy decididos. Corridas as¨ª, como la de ayer -que en realidad no fue de las que pod¨ªamos llamar buenas- son las que hacen afici¨®n. Las pe?as metieron menos ruido que en tardes anteriores, porque les interesaba lo que suced¨ªa en el ruedo. Con Tom¨¢s Campuzano se entregaron, pues el torero de Gines se hab¨ªa entregado antes y merec¨ªa las aclamaciones que le dedicaron.

Por estatuarios, en los medios, citando desde lejos, dejando llegar y aguantando derecho como una vela la fuerte embestida, inici¨® Campuzano su primera faena. El toro le peg¨® un ga?af¨®n impresionante, que hizo girones la taleguilla y el torero no rectific¨® ni un mil¨ªmetro. Ni siquiera se mir¨®. Continu¨® instrumentando estatuarios y luego sigui¨® por redondos y naturales. Su toreo no era hondo, pero s¨ª valeroso, y cuando al final se adornaba con ayudados y cambios de mano, ten¨ªa ganado el triunfo, que fue clamoroso.

Estuvo muy torero Campuzano toda la tarde. Siempre impecablemente colocado en la lidia, tore¨® bien a la ver¨®nica, hizo faenas porfionas y tesoneras. En la del sexto, que pose¨ªa nobleza, instrument¨® unos trincherazos de alta escuela y despu¨¦s unos naturales de erguida planta, muy relajado, que si los llega a ligar, habr¨ªan sido excelentes El triunfo de campuzano ayer en Pamplona es el justo premio a su tenacidad y pundonor, y sobre todo a su torer¨ªa, que va cimentando en cada actuaci¨®n.

Manzanares tore¨® herido y tuvo el detalle de no abandonar el ruedo hasta que acab¨® con su ¨²ltimo enemigo. En el primero, el que le empiton¨®, rectificaba demasiado los pases. Al que mat¨® en sustituci¨®n de El Soro, un escurrido ejemplar, descarado de cabeza y astifino, incierto y prob¨®n, lo traste¨® con decoro, sin perderle la cara. Al cuarto, gazap¨®n y sin fijeza, le intent¨® derechazos y naturales, ayud¨¢ndose con la espada, y pues se le pon¨ªa por delante con genio, abrevi¨®. Abreviado que hubo, y aprovechando que el animal doblaba justo pegado a port¨®n de cuadrillas, por ese foro escap¨® Manzanares con disimulo, a una vez para que le curaran y por librarse de la bronca, que ya se cern¨ªa sobre su persona.

El p¨²blico pamplon¨¦s no quiere ali?os, aunque la catadura de los toros los demanden. Sin embargo, es justo reconocer el m¨¦rito de los toreros, que despacharon una corrida astifina, dura y con problemas. Hasta El Soro, en las pocas ocasiones que tuvo para intervenir, se luci¨® en un combinado de navarras, farol y serpentina, que celebr¨® el grader¨ªo.

Seg¨²n es habitual, a los toros les falt¨® fuerza, sin embargo impon¨ªan la emoci¨®n de su casta, y ese fue el inter¨¦s permanente que tuvo su lidia. Los guardiola reafirmaron la categor¨ªa de la feria del toro.