Delgado y Arroyo se acercan a la cabeza del Tour
Delgado se acerca a las posiciones de privilegio. Sac¨® partido de la ¨²nica etapa pirenaica del Tour y precedi¨® a todos los favoritos. Arroyo le acompa?¨® en el ¨¦xito y sigui¨® la rueda de Fignon para sobrepasarlo justo en la l¨ªnea de meta. Fueron tercero y sexto, respectivamente. La etapa la gan¨® el escoc¨¦s Millar, acostumbrado a vencer en los Pirineos. El l¨ªder Barteau se mostr¨® muy satisfecho por poder seguir siendo l¨ªder, pero seis kil¨®metros no de una dureza ¨¦pica trastabillaron parte de la clasificaci¨®n general. Delgado es ahora d¨¦cimo y Arroyo decimosegundo; una subida espectacular. Ambos est¨¢n dispuestos a formar, de nuevo, el d¨²o que haga m¨¢s din¨¢mico el Tour de Francia.
Delgado puede que pareciera impaciente, pero la inmediata posteridad servir¨¢ para medir mucho mejor con qu¨¦ intenciones reales inici¨® el ataque. Porque fue el primero en desesperarse en medio de un pelot¨®n reducido de corredores escogidos, un pelot¨®n que marchaba aparentemente relajado y con el rostro disimulando el esfuerzo de 200 kil¨®metros atr¨¢s. Agrupada pedaleaba la flor y nata del Tour, los que hab¨ªan entrado en los mil y un pron¨®sticos de salida y alg¨²n que otro despistado. La peque?a selecci¨®n natural impuesta hab¨ªa dejado atr¨¢s a Pedro Mu?oz, Gorospe y Edgar Corredor. Para ellos no iba a ser ¨¦ste un Tour propicio. Delgado, de pronto, cuando a¨²n no hab¨ªan coronado el pen¨²ltimo puerto, de segunda categor¨ªa, salt¨® y los dej¨® para siempre en esa etapa. S¨®lo Herrera, un escalador que recuerda a los de otras ¨¦pocas, pudo pasar al lado suyo. Pedro rompi¨® la carrera y mejor¨® su situaci¨®n. Falta s¨®lo por comprobar un detalle de la m¨¢xima importancia: si actu¨® al m¨¢ximo de sus posibilidades o hizo un ejercicio de inteligencia. Porque Delgado ten¨ªa previsto no atacar.La und¨¦cima etapa representaba para Ech¨¢varri, director del Reynolds, un dif¨ªcil supuesto, complicado por el hecho de que se planteaba resolverlo s¨®lo si se cumpl¨ªan determinadas condiciones. Era como un problema de matem¨¢ticas puesto a prop¨®sito para provocar muchos suspensos entre los alumnos. Algunos Reynolds llevaban una buena media y se jugaban del notable para arriba. Un suspenso en los Pirineos iba a ser dif¨ªcil de levantar. As¨ª, las condiciones impuestas eran arriesgadas: no atacar, ir a la contra, dejar que los colombianos empezaran a desfilar para arriba o, en todo caso, aguantar hasta el final y decidir a ¨²ltima hora.
Delgado lo hab¨ªa declarado media hora antes de dar comienzo a la etapa: "No es una carrera en la que deba arriesgarlo todo; atacar¨¢ otro Reynolds, quiz¨¢s Lagu¨ªa, que est¨¢ fuerte, pero yo tengo que esperar a ver qu¨¦ pasa". El riesgo radicaba en que Delgado no supiera estar en la escapada buena.
Delgado resolvi¨® solo y con acierto el problema, por lo que mantiene su buena nota. Le quedan varios ex¨¢menes parciales, pero Delgado es un alumno que no necesita profesor particular. Ech¨¢varri lo ha confesado en varias ocasiones: "es muy listo, sabe elegir sus momentos, piensa por s¨ª mismo". Ech¨¢varri acostumbra a dejarle solo, porque sabe que puede fiarse de su inteligencia para romper la carrera en el momento preciso.
A nueve kil¨®metros
Ese momento lleg¨®, ciertamente, cuando nadie lo esperaba: en el kil¨®metro 217,5, a 9.000 metros de la l¨ªnea de meta. Hasta ese instante la carrera no hab¨ªa cumplido con las expectativas. S¨®lo ofrec¨ªa inter¨¦s por averiguar los nombres de algunos corredores que se descolgaban; se esperaba alguna sorpresa pero no por delante sino por detr¨¢s. Un italiano, el veterano Bataglin, se hab¨ªa mostrado como el m¨¢s singular de estos descartes: una hora antes de dar comienzo la etapa, paseaba por las calles de Pau con una maleta en la mano y bien trajeado; hab¨ªa abandonado, muy elegantemente, por cierto. Otros prefer¨ªan pararse en la carretera y bajar de la bicicleta, como Edgar Corredor Pierre Bazzo, tomaba, contra su voluntad, el camino del hospital, a prop¨®sito de una ca¨ªda. Y Pedro Mu?oz, simplemente se quedaba atr¨¢s.
En cabeza de la carrera, cuatro escapados, seguidos de otros dos y un grupo selecto, pero numeroso. Bernaudeau, Veldscholten, Millar y Didier, por delante; Echave y Vigneron, en medio, y los favoritos detr¨¢s, pero sin demasiado inter¨¦s por romper el rumbo que llevaban las cosas. Se les ve¨ªa sudorosos, pero poco sufridos, hartos de pasar calor, pero aparentemente frescos de energ¨ªa en pleno Pirineo. Algunos hasta se gastaban bromas y eso parec¨ªa inaudito en una etapa de alta monta?a. Al kil¨®metro 217,5, Delgado se fue solo y nadie quiso seguirle. Sab¨ªa, porque lo ten¨ªa estudiado, que tras el puerto de segunda categor¨ªa le esperaba una bajada, una curva peligrosa despu¨¦s y la ¨²ltima ascensi¨®n. Calcul¨® su momento aunque algunos pensaran que era pronto, pero el tiempo que ha sacado a los favoritos le da, de momento, toda la raz¨®n.
El ¨²ltimo puerto signific¨® la paliza general. Millar se puso primero y Delgado parec¨ªa en disposici¨®n de sobrepasar a los Bernaudeau, Veldscholten y Didier. Sub¨ªa a fuerte ritmo, hasta que salt¨® Herrera y empez¨® a demostrar su fama de mejor escalador colombiano. Herrera era una flecha. Caz¨® a Delgado, que opt¨® por seguirle pero s¨®lo poco tiempo, adelant¨® al resto y le falt¨® algo m¨¢s de espacio paa rebasar a Millar. Delgado pareci¨® sufrir algunos apuros, pero volvi¨® a reaccionar. De pronto salt¨® Fignon del grupo. Todo el mundo se fij¨® en que se quedaba Hinault, pero nadie pareci¨® darse cuenta de que s¨®lo Arroyo, segundo clasificado del Tour del pasado a?o, le segu¨ªa. Una sorpresa m¨¢s que dio ayer el Reynolds, al que le sali¨® un d¨ªa redondo, con una buena actuaci¨®n de Lagu¨ªa, para rematar. Reynolds meti¨® a cinco corredores entre los 40 primeros. Le fall¨® s¨®lo Gorospe.
Para el Teka, los Pirineos sirvieron de confirmaci¨®n de que se trata de un equipo roto. Han perdido ya al colombiano Corredor y su l¨ªder, Pedro Mu?oz, entro en el puesto 49, a 9.06 minutos.
Hoy se disputar¨¢ la d¨¦cimosegunda etapa, de 111 kil¨®metros, entre Saint Girons y Blagnac. Esta etapa, muy corta, no tiene m¨¢s dificultad que un puerto de tercera categor¨ªa, aunque vuelve a insistir en tres metas volantes con bonificaci¨®n.
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