Italia celebra el centenario del nacimiento de Modigliani con la b¨²squeda de una nueva imagen del artista
Olvido en Francia, pa¨ªs donde pas¨® la mayor parte de sus 36 a?os de vida
Tras un silencio que ha durado decenas de a?os, en Italia ha vuelto a estallar el mito Modigliani con ocasi¨®n del centenario de su nacimiento en Livorno, ciudad donde se concentrar¨¢ el mayor n¨²mero de homenajes a este pintor y escultor que en su corta vida -muri¨® a los 36 a?os de edad- dej¨® poca obra hecha. Por el contrario, en Francia, pa¨ªs donde se instal¨® a partir de 1906, en el barrio parisiense de Montmartre y m¨¢s tarde en el de Montparnasse, no se ha organizado ning¨²n acto que conmemore esta efem¨¦rides. Hoy se cumplen 100 a?os de su nacimiento.
Jeanne, la ¨²nica hija que vive del fascinante Amedeo Modigliani, pintor y escultor, llevaba ya desde hace a?os repitiendo machaconamente que era necesario rehacer la imagen de su padre.Y es precisamente lo que desea hacer Italia con motivo de este primer centenario de su nacimiento. Por eso, de repente, est¨¢n surgiendo por todas partes una serie de iniciativas para hurgar en la vida y en la poli¨¦drica y misteriosa personalidad de este hombre que muri¨® de tuberculosis a sus solos 36 a?os.
Una atracci¨®n que tent¨® al mism¨ªsimo Papa, el austero y severo Pablo VI, que sent¨ªa por este artista maldito un encanto particular, hasta el punto que no quer¨ªa morir sin poseer una de sus telas. No fue tarea f¨¢cil, porque de Modigliani existen s¨®lo 380 obras pict¨®ricas y los privilegiados que las poseen no las sueltan ni a precio de oro.
Fue necesario el tes¨®n de dos personajes vaticanos para satisfacer la peque?a vanidad art¨ªstica del papa Montini. Se trat¨® de su secretario particular, el potent¨ªsimo monse?or Pascuale Macchi, y del no menos potente entonces monse?or Paul Marcinkus, el banquero pontificio. Entre los dos, tras recorrer medio mundo, consiguieron una tela -un poco mayor que un pa?uelo- de Modigliani por la suma, al parecer, de 83 millones de pesetas.
En Roma, en la galer¨ªa Cigno, ser¨¢n expuestos 12 grabados de Modigliani sacados de otras, tantas obras del artista, y en Villa Pignatelli, en N¨¢poles, Parisot ha preparado una exposici¨®n que presenta sobre todo dibujos y documentos in¨¦ditos, cartas escritas a la madre y al polaco Leopold Dorowski, su marchand de arte.
Pero ser¨¢ sobre todo en Livorno, en Villa Maria, donde, con la presencia del presidente de la Rep¨²blica, Sandro Pertini, tendr¨¢ lugar la manifestaci¨®n m¨¢s importante de este centenario, con la mayor exposici¨®n que se ha hecho en la historia de las obras del gran artista.
Pero tambi¨¦n aqu¨ª el duende diab¨®lico de Modigliani ha metido la cola haciendo estallar una dura pol¨¦mica provocada por Jeanne, la hija de Modigliani, que ha criticado el hecho de que los organizadores la hayan dejado al margen en la preparaci¨®n de la importante exposici¨®n, a pesar de que ha dedicado 40 a?os a rehabilitar a su padre.
Los organizadores se defienden diciendo que la carta enviada por la anciana hija del artista desde Par¨ªs no ha llegado nunca a sus manos. Parece ser que la Fundaci¨®n Modigliani, presidida por la se?ora Jeanne, estaba dispuesta incluso a entregar a la exposici¨®n, como regalo a la ciudad, toda una serie de documentos manuscritos y fotos in¨¦ditas, y que el ayuntamiento no respondi¨® al ofrecimiento.
Pero Livorno no s¨®lo expondr¨¢ la maravillosa obra de pintura y de escultura de Modigliani, sino que estudiar¨¢ a fondo, con publicaciones y conferencias de expertos, su personalidad y su mito.
Silencio en Francia
El primer centenario del nacimiento de Modigliani no se conmemora en Francia con ning¨²n acto que trascienda al p¨²blico; no es imposible que hoy, alg¨²n diario, recuerde la efem¨¦rides, pero nadie hasta la fecha lo ha hecho. Amadeo Modigliani, muerto a los 35 a?os en Par¨ªs, vivi¨®, am¨® y pint¨® fiebrosamente en aquella capital de los a?os locos, informa Feliciano Fidalgo desde Par¨ªs.Cuando en 1906 lleg¨® a la capital francesa, procedente de Italia, se instal¨® en el ya c¨¦lebre barrio de Montmartre, hoy pasto de nostalgias y recreo de cada turista que llega a Par¨ªs por primera vez; este era, o iba a ser, el paraje preferido de los Utrillo, Picasso, y del resto de la fauna que cincel¨® la celebridad de la actual plaza Deu Tertre que culmina la monta?a de Montmartre.
Tres a?os despu¨¦s cambi¨® de barrio, para vivir en Montparnasse, el otro para¨ªso de aquel Par¨ªs legendario. Sus principales investigaciones pict¨®ricas, como la obra m¨¢s importante, las realiz¨® aqu¨ª, en el tiempo que le quedaba libre de sus excursiones al D?me o a la Rotonde (bares aun existentes, aunque renovados).
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