El PCF pone condiciones que preludian una dif¨ªcil participaci¨®n en el Gobierno
Para los comunistas franceses ha llegado la hora de la verdad tras los dos ¨²ltimos acontecimientos provocados por el presidente Fran?ois Mitterrand para intentar recobrar en el pa¨ªs la iniciativa pol¨ªtica que hab¨ªa perdido -la convocatoria de un refer¨¦ndum y el nombramiento de Laurent Fabius como primer ministro- que suponen dos reveses importantes para el Partido Comunista Franc¨¦s (PCF).
Su secretario general, Georges Marchais, que veraneaba en Ruman¨ªa, interrumpi¨® el descanso y se present¨® ayer en Par¨ªs, donde, a las nueve de la noche, abri¨® un comit¨¦ central extraordinario que deb¨ªa estudiar la futura participaci¨®n del partido en el Gabinete Fabius. Marchais y el ex ministro de Transportes, Charles Fitterman, se entrevistaron ayer con Fabius y, contrariamente a la costumbre, el secretario general del PCF hizo declaraciones inquietantes al abandonar Matignon (sede del primer ministro). "Lo que nosotros le hemos pedido es una pol¨ªtica nueva de crecimiento econ¨®mico que absorva el paro". En principio, una exigencia semejante preludia una dif¨ªcil participaci¨®n del PCF en el nuevo Gobierno. Hasta la fecha han contribuido con cuatro ministros en los diversos equipos que dirigi¨® Pierre Mauroy.Tambi¨¦n durante un mes de julio, en 1977, Georges Marchais tuvo que abandonar su veraneo, esa vez en C¨®rcega, y regresar precipitadamente a Par¨ªs para hacer frente a la crisis de la uni¨®n de la izquierda y, consecuentemente, al final del programa com¨²n. ?Va a ocurrir ahora otro tanto con la alianza gubernamental que une a los dos partidos desde que, en mayo de 1981, Mitterrand accedi¨® a la presidencia de la Rep¨²blica?
En medio de un ambiente de gran nerviosismo y misterio, los comunistas estuvieron reunidos anoche y durante horas de esta madrugada para decidir si continuar en un Gobierno dirigido por un pol¨ªtico al que varias veces han acusado de tecn¨®crata-burgu¨¦s-socialdem¨®crata al que, como ministro de Industria y padrino de la reindustrializaci¨®n realizada durante los ¨²ltimos meses, han criticado en reiteradas ocasiones.
La eventual ruptura de Mitterrand con los comunistas supondr¨ªa el momento culminante de la crisis, con repercusiones para el Gobierno de izquierda y para el PCF, que vive la crisis m¨¢s aguda de su existencia. S¨®lo el poder sindical que representa su central, la Confederaci¨®n General de los Trabajadores (CGT) puede disimular hoy la divergencia profunda entre los comunistas y Mitterrand.
Las cr¨ªticas de la direcci¨®n del PCF contra el Gobierno desde hace una semana son ya incontables: han fruncido el ce?o ante la convocatoria de un refer¨¦ndum que, a su entender, "acrecienta el poder personal"; han mostrado su "preocupaci¨®n" ante la retirada de la ley sobre la ense?anza privada; y, al enterarse del nombramiento de Fabius como primer ministro, apenas han disimulado su perplejidad.
Si los comunistas se pliegan a esta en¨¦sima maniobra mitterrandista, su existencia se fragilizar¨ªa m¨¢s a¨²n ante los militantes puros y duros, pero si se van del Gobierno el futuro del partido no es menos incierto. Los comunistas barajan en este momento tres opciones: pueden participar en el Gabinete Fabius como hasta la fecha, es decir, criticando a diario la acci¨®n gubernamental; pueden quedar fuera del Gobierno, pero prometiendo un apoyo que se diluir¨ªa con el tiempo; y pueden pasar a la oposici¨®n, hecho que agravar¨ªa, de entrada al menos, la agresividad que ya caracteriza el enfrentamiento derecha-izquierda en este pa¨ªs.
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