Apoteosis
Hay que admitirlo aunque nos duela: la alta burgues¨ªa espa?ola est¨¢ viviendo un verano apote¨®sico. Aburrida quiz¨¢ de tanto remoj¨®n marbell¨ª, harta de tanto festejo vespertino con traje largo y fot¨®grafo de Hola, hastiada de tanto intercambiarse quejas sobre la consuetudinaria pereza de las criadas filipinas o el mec¨¢nico, que no ch¨®fer, nuestras derechas exquisitas han decidido marcarse un est¨ªo inolvidable.Empezaron por convertir la madrile?a calle de Juan Bravo en el centro neur¨¢lgico de la moda, en el palpitante coraz¨®n del orbe entero, o eso dice un diario de abolengo. Por lo visto, no hay mortal en sus cabales, desde San Francisco hasta Hong Kong, desde Oslo hasta Camberra, que no anhele visitar el radiante para¨ªso de Juan Bravo, ese emporio de juventud decente y horchatera. All¨ª los muchachos abundan en gomina y cilindradas y las chicas son un dechado de morenez y suculencias. Yo s¨®lo repito lo que oigo, porque nunca he estado all¨ª: la gente com¨²n no pertenecemos a esa elite y lo ¨²nico que nos resta es amarillear de envidia y desconsuelo.
Pues bien, no contenta con tama?a hermosura, la burgues¨ªa aborigen se ha apropiado incluso de un portento. Lo acaba de contar Pitita Ridruejo en una carta al director de este peri¨®dico. Pitita, madre simb¨®lica de los c¨ªclopes motorizados de Juan Bravo, explicaba c¨®mo asisti¨® el 2 de junio a un prodigio sin par: entre las nubes surgi¨® un gran c¨ªrculo plateado que giraba y cambiaba de color continuamente. Se trataba de uno de los famosos milagros de El Escorial, que no en vano suceden precisamente ah¨ª, en El Escorial, pueblo serrano e imperial en donde veranean los ni?os de fuste y de pomada, la gente guapa de Juan Bravo, las derechas.
Y as¨ª estamos. Mientras los dem¨¢s, vulgo al fin, llenamos el ocio estival con discotecas o conciertos de rock, ellos disponen de milagros. Pero, ?qu¨¦ son los juegos de luz discotequeros o los torpes dibujos a l¨¢ser de un concierto comparados con esa estroboscopia celestial, con ese arco voltaico ultraterreno? Pura filfa. Hay que, reconocer que nuestra burgues¨ªa est¨¢ viviendo un verano superferol¨ªtico y fren¨¦tico.
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