El desmembramiento de la Kneset

Raramente el Estado hebrero ha aparecido tan dividido pol¨ªticamente como al d¨ªa siguiente de esas elecciones legislativas que se anunciaban portadoras de cambio, pero que sin - duda se saldar¨¢n, despu¨¦s de largas negociaciones, con la reposici¨®n de un equipo con una hoja de servicios poco brillante. Incapaz de dominar una inflaci¨®n loca y de salir del atolladero liban¨¦s, el Gobierno de Shamir, siguiendo con la color¨¢zaci¨®n de CisJordania a toda costa, hace cada vez m¨¢s dif¨ªcil la b¨²squeda de una soluci¨®n al problema palestino.La oposici¨®n laborista Pod¨ªa leg¨ªtimamente esperar sacar provecho de este balance haciendo tropezar al Likud, al que su antiguo jefe carism¨¢tico, Beguin, no hab¨ªa estimado ¨²til prestarle ayuda en su campa?a electoral. El partido de Shimon Peres se pensaba mensajero de la esperanza prometiendo una retirada r¨¢pida de L¨ªbano, una apertura diplom¨¢tica hacia Jordania, una mejor gesti¨®n diaria del Estado jud¨ªo.

La aritm¨¦tica del escrutinio hace pensar que los laboristas han perdido, una vez m¨¢s, la ocasi¨®n. Aun sacando m¨¢s votos que el Likud, pierden varios escailos en beneficio de sus peque?os aliados de izquierda, m¨¢s combativos, y sobre todo se revelan impotentes para seducir a la parte del electorado que estaba inquieta por la pasividad gubernamental y cansada de la aventura Ubanesa. (...)

El empuje de la extrema derecha y la entrada en el Parlamento de un personaje p¨²blicamente favorable a la expulsi¨®n de los dos milllones de ¨¢rabes que viven en el Gran Israel deber¨ªan provocar entre la clase pol¨ªtica una reflexi¨®n saludable sin la cual el Estado jud¨ªo corre el riesgo de perder un poco de su alma.

25 de julio