Un 'libro blanco' tratar¨¢ de estudiar la confusa Administraci¨®n espa?ola destacada en el extranjero
El equipo de trabajo que elabora el libro blanco sobre la Administraci¨®n del Estado en el exterior, se encontr¨® pronto con una sorpresa: no se sab¨ªa con exactitud el coste y el n¨²mero de las cuotas que Espa?a paga por su pertenencia a los organismos internacionales en los que est¨¢ presente. El hecho de que estas cuotas sean safisfechas por diversos ministerios era la causa del despiste. Pero, en cualquier caso, esta confusa situaci¨®n parec¨ªa menos grave que lo ocurrido pocos meses atr¨¢s, cuando el Gobierno confes¨® desconocer con exactitud el n¨²mero de funcionarios que trabajaban para la Administraci¨®n central.
Con vistas a reestructurar la Administraci¨®n exterior del Estado, el 7 de octubre del a?o pasado fue promulgada una orden que desarrollaba un acuerdo del Consejo de Ministros del 27 de julio anterior para la elaboraci¨®n de un libro blanco que sirviera como "diagn¨®stico". La orden daba un plazo de seis meses, que se cumpli¨® el pasado 7 de abril.M¨¢s de un mes despu¨¦s de que finalizara el plazo, el del de mayo, el grupo de trabajo que dirige la elaboraci¨®n del libro daba, por fin, su aprobaci¨®n a los cuestionarios, que ahora se est¨¢n comenzando a recibir en todos los centros que la Administraci¨®n espa?ola posee en el extranjero.
El retraso se deb¨ªa, adem¨¢s de a la lentitud tradicional de la Administraci¨®n espa?ola, al cese del secretario general t¨¦cnico del Ministerio de Asuntos Exteriores, Ram¨®n Villanueva, que fue trasladado a un puesto en el extranjero tras insistir en la necesidad de reestructurar su departamento.
El cese de Villanueva fue precedido el pasado mes de diciembre por una protesta interna de 120 funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores, que trataban de forzar su permanencia y, firmaron un documento en el que afirmaban que "al cumplirse un a?o de mandato socialista, las expectativas de cambio de gesti¨®n administrativa en el ministerio est¨¢n siendo frustradas".
La comisi¨®n interministerial encargada de elaborar el libro blanco est¨¢ compuesta por altos funcionarios de los diversos departamentos que tienen oficinas en el extranjero o que est¨¢n directamente implicados en su funcionamiento: Presidencia del Gobierno, Asuntos Exteriores, Econom¨ªa y Hacienda, Justicia, Defensa, Interior, Educaci¨®n y Ciencia, Trabajo y Seguridad Social, Agricultura y Pesca, Industria y Energ¨ªa, Cultura y Transportes, Turismo y Comunicaciones.
Cuestionarios
Los destinatarios de los cuestionarios son variados: desde las canciller¨ªas, consulados y centros y oficinas culturales del Ministerio de Asuntos Exteriores hasta los centros docentes espa?oles en el extranjero, pasando por las agregadur¨ªas de Defensa, oficinas comerciales, oficinas laborales y casas de Espa?a, consejer¨ªas industriales, oficinas de Agricultura, representaciones de Turismo y oficinas de Informaci¨®n.Los propios cuestionarios son tambi¨¦n bastante plurales, y en ellos se pregunta sobre instalaciones, presupuestos, nivel de equipamiento, n¨²mero y nacionalidad de las personas que trabajan en los diversos centros, y grados de satisfacci¨®n.
Se desciende incluso al detalle de preguntar cu¨¢ntas m¨¢quinas de escribir o calculadoras de mesa se poseen y en qu¨¦ estado se encuentran. El hecho de que cada ministerio tenga inventarios de las diversas instalaciones que mantiene en el extranjero no ha bastado.
Seg¨²n afirmaba un alto funcionario que pertenece al grupo de trabajo que elabora el libro franco, los datos que se obtengan una vez que hayan sido cumplimen tados los cuestionarios se cruzar¨¢n con los que ya se poseen, no s¨®lo porque se crea que ¨¦stos se hallan desfasados, sino porque se sospecha que en ocasiones, y a falta de respuestas r¨¢pidas por parte de la Administraci¨®n central, se utilizan partidas presupuestarias para fines distintos a los que inicialmente estaban destinadas.
Un 'libro' para poner orden
El libro blanco, una vez que est¨¦ finalizado -previsiblemente, a finales de este a?o-, servir¨¢ de base para elaborar una nueva ley del Servicio Exterior, que tratar¨¢ de poner orden en las actividades y homologar a sus funcionarios.Desde que el Consejo de Ministros decidi¨® hace un a?o iniciar el "diagn¨®stico" sobre las representaciones de Espa?a en el extranjero, se han sucedido una serie de incidentes que han complicado a¨²n m¨¢s la situaci¨®n: los celos entre los diversos cuerpos de la Administraci¨®n han provocado retrasos en la elaboraci¨®n de una ley de Cooperaci¨®n Internacional que ordene los 5.000 millones de pesetas anuales (sin contar los destinados a Guinea Ecuatorial) que 100 organismos de la Administraci¨®n espa?ola destinan a este tipo de fines.
Es previsible que algo similar ocurra con la ley del Servicio Exterior, seg¨²n coinciden en pronosticar tanto fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores como de la Presidencia del Gobierno.
Desconfianza hacia Exteriores
La desconfianza que los dem¨¢s ministerios tienen de la eficacia de las embajadas espa?olas en el extranjero lleva a hacerles pensar en la necesidad de organizar sus relaciones internacionales por su cuenta, afimaba esta semana a EL PAIS un alto funcionario de Presidencia. De este modo, las representaciones de Espa?a en el exterior tienden a ser a¨²n m¨¢s centr¨ªfugas de lo que actualmente son.Conscientes de estos problemas, dos altos responsables de Exteriores coincid¨ªan en sus reflexiones en privado, d¨ªas atr¨¢s, sobre la necesidad de cambiar lo antes posible los criterios mediante los que se cubren las plazas vacantes de funcionarios diplom¨¢ticos; al menos, en lo que afecta a los primeros escalones de las embajadas (ministros consejeros) y a los c¨®nsules generales, puestos que recaen siempre en diplom¨¢ticos veteranos, pero no forzosamente entusiasmados con sus trabajos, ni eficaces, ni de acuerdo con el actual marco pol¨ªtico y constitucional espa?ol.
En este sentido, fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores recordaban esta semana c¨®mo todos los altos cargos de ese departamento (a excepci¨®n ¨²nicamente de un director general, e incluyendo al ministro) se encuentran situados, cuando menos, en la segunda mitad del escalaf¨®n (del rango, de ministro de segunda para abajo), y tienen por delante a m¨¢s de medio centenar de funcionarios lo que podr¨ªan interpretarse como un argumento m¨¢s para demostrar que la veteran¨ªa no es precisamente una garant¨ªa de eficacia.
La antig¨¹edad, como criterio
El hecho de que la junta de la Carrera insista en considerar el grado en el escalaf¨®n, determinado b¨¢sicamente por la veteran¨ªa, como el criterio m¨¢s objetivo para tener acceso a los puestos m¨¢s importantes de la diplomacia espa?ola en el exterior llevar¨¢ al Ministerio de Asuntos Exteriores a crear un nuevo sistema que modifique el anterior, introduciendo un sistema de ternas entre las que el ministro tendr¨ªa que elegir al candidato m¨¢s id¨®neo, afirmaba hace pocos d¨ªas un alto funcionario de este departamento. De esta manera se volver¨ªa al funcionamiento existente hasta marzo de 1978."Las embajadas marchan exclusivamente al ritmo que les marca el embajador, y su eficacia se resiente en funci¨®n de qui¨¦n ocupe el cargo", se quejaba d¨ªas atr¨¢s otro alto funcionario de Exteriores. Esta fuente lamentaba tambi¨¦n la escasa renovaci¨®n en estos puestos, que dependen s¨®lo de la voluntad del ministro de Exteriores y de la orden posterior del Consejo de Ministros.
Mientras llegan las reformas, los embajadores siguen siendo los ¨²nicos altos funcionarios espa?oles que no pueden escoger a ninguno de sus colaboradores m¨¢s inmediatos, que les son impuestos por el bombo (el sistema de designaci¨®n de puestos, vigente desde 1978, por el cual una junta de carrera elegida por los diversos grados del escalaf¨®n decide qui¨¦nes ir¨¢n a ocupar las vacantes, en funci¨®n, principalmente, de la antig¨¹edad).
El respeto a las reglas no escritas lleva incluso a muchos embajadores a dar el visto bueno, aunque no est¨¦n de acuerdo, a aquellos funcionarios diplom¨¢ticos que piden pr¨®rroga extraordinaria en sus destinos.
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