Asombro ante Zimerman
ENVIADO ESPECIALEl pianista polaco Krystian Zimerman asombr¨® al p¨²blico de la plaza Porticada, donde se desarrolla el Festival Internacional de Santander (FIS). Si el recinto no se llen¨® ha de achacarse a la deficiente informaci¨®n de los aficionados, a la que contribuyen los medios de comunicaci¨®n con el machaqueo de unos nombres, que no siempre son los mejores, en detrimento de otros de insuperable categor¨ªa. Los cerca de 2.000 asistentes rodearon la actuaci¨®n de Zimerman del entusiasmo que se mereci¨®.
Tiene Zimerman ahora 28 a?os y desde hace nueve, cuando gan¨® el Premio Chopin en Varsovia, goza no ya de prestigio sino de consideraci¨®n m¨ªtica. Se trata de uno de esos artistas emblem¨¢ticos que asumen desde la cima el significado de su generaci¨®n.
Con una t¨¦cnica de una perfecci¨®n incre¨ªble, una imaginaci¨®n sonora fascinante y una ejemplar naturalidad de exposici¨®n, Zimerman nos dio su espl¨¦ndida visi¨®n de la primera Partita de Juan Sebasti¨¢n Bach: transparente, serena y matizada. Ante interpretaciones as¨ª se torna imposible la discusi¨®n sobre qu¨¦ instrumento sea m¨¢s id¨®neo para la m¨²sica de tecla de Bach. M¨¢s bien parece que el piano sea el veh¨ªculo id¨®neo y sin recambio. As¨ª sucede siempre con la gran interpretaci¨®n creativa: su belleza y su raz¨®n son las de la veracidad despojada de cualquier otro a?adido. Veracidad vital y comunicante en la que el int¨¦rprete asume lo interpretado para damos la m¨²sica pret¨¦rita como si ayer se hubiera escrito. Cada generaci¨®n mira con nuevos ojos los legados musicales del pasado, y Zimerman parece definir el modo y el estilo de pensar de la suya.
Una sonata como la Waldstein, tantas veces escuchada y no pocas sufrida, cobr¨® talante de cosa in¨¦dita, pues Zimerman supo diferenciar ¨¦ste de otros Beethoven para desde una fuerza interna admirable construir la forma y el proceso din¨¢mico, establecer la unidad y los contrastes. Con el Liszt de Zimerman, el impresionismo llama a la puerta, y aun dir¨ªa que el pianista polaco le abre el paso al elegir p¨¢ginas tan precursoras como G¨®ndola l¨²gubre, Las nubes grises o La noche.
En fin, la primera sonata de Chopin. Muchos sent¨ªan anteanoche la Marcha f¨²nebre, como estreno; a la emoci¨®n de un cantabile simple, intenso e incisivo, sigui¨® el murmullo sonoro del ¨²ltimo movimiento, perfecto de igualdad, nitidez y claridad. Por la planificaci¨®n din¨¢mica parec¨ªan llegamos oleadas sonoras, pero el o¨ªdo pod¨ªa desgranar cada una de todas las notas.
El festival alcanz¨® con la actuaci¨®n de Zimerman uno de sus puntos m¨¢s altos. Pienso que el activo director de los ciclos, Jos¨¦ Luis Ocejo, habr¨¢ comprometido ya al pianista para el pr¨®ximo a?o.
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