Se cae Mary, se hunde Zola y triunfa Maricica
El p¨²blico no pudo presenciar el viernes uno de los triunfos de sus estrellas, el de Mary Decker. Y los jueces tuvieron que buscar un culpable. Nadie mejor que Zola Budd. Fue sexta, tras descalificarla, aunque, al final, corrigieron el fallo y la colocaron en el puesto que hab¨ªa obtenido. Era la final de los 3.000 metros femeninos. Mary Decker no iba a tener rival en Zola Budd. Las dos salieron en cabeza y Mary marcaba el ritmo. Hasta que Zola, a mitad de carrera, decidi¨® pl¨®ner a prueba la capacidad de resistencia de su rival. La pas¨® y comenz¨® a correr por el centro de la calle 1. Decker no corr¨ªa c¨®moda por dentro. Tampoco quer¨ªa ir por fuera, porque la tapaban Maricica Puica y Wendy Sly, que tambi¨¦n se hab¨ªan escapado, y adem¨¢s ten¨ªa que correr de esta manera m¨¢s distancia.Mary comenz¨® a aumentar el ritmo. Se echaba encima de Zola. Hubo momentos en que se ve¨ªa q¨²e los clavos de las zapatillas de Mary Decker se iban a clavar en los pies descalzos de lajoven brit¨¢nica. Zola, para evitar ser lesionada, se fue hacia el interior de la calle. Decker no fren¨®, porque quer¨ªa pasar a toda posta por el camino m¨¢s corto, y su rodilla fue a chocar con la pierna de Budd, poco despu¨¦s de apoyar su mano derecha sobre la espalda de la brit¨¢nica. Cay¨® al suelo. El p¨²blico se escandaliz¨®. Su reina yac¨ªa en el suelo. Budd no pudo aguantar la presi¨®n del estadio. Al final qued¨® sexta. Pero los jueces quisieron que a¨²n quedara peor. Hicieron p¨²blica su antideportividad al anunciar que quedaba descalificada.
Mary qued¨® tendida en la cuneta, doli¨¦ndose de su pierna izquierda, en el interior del estadio. Gritaba y gritaba, mientras tres enfermeros y un m¨¦dico trataban de curarla. Puica y Budd segu¨ªan dando vueltas. Alguien lleg¨® a decir que Mary hac¨ªa cuento, pero lo cierto es que hab¨ªa perdido. Y eso duele. Mucho. Mientras los jueces intentaban controlar la situaci¨®n e, incluso, uno de ellos ya hab¨ªa decidido descalificar a Zola, apareci¨®, de pronto, el magestuoso Richard Slaney, su novio, su inmenso novio. La abrazo, la consol¨® y, como si se tratase de la noche de bodas, se fue por el t¨²nel -el mismo que sirvi¨® para que el portugu¨¦s Fernando Mamede se escapara de los 10.000 metros- con ella en brazos. Minutos despu¨¦s empezaron las especulaciones. Despu¨¦s de una larga reuni¨®n y, seg¨²n dijeron, de visionar el video de la carrera "multitud de veces", el jurado decidi¨® que la se?orita Budd no hab¨ªa tenido la culpa. Lo mismo dijo la ganadora, la rumana Puica, ya que "Mary quiso pasar a Zola por dentro, en un lugar muy dificil y, despu¨¦s de apoyar su mano derecha, perdi¨® el equilibrio". Algo parecido coment¨® la suiza Cornelia Buerki, quinta clasificada: "Yo s¨®lo s¨¦ que Mary se cay¨® cuando trataba de pasar a Zola por dentro. Fue fallo de Decker, que corr¨ªa detr¨¢s y choc¨® con la pierna de Budd".
A Mary Decker siempre hay que dejarla el camino expedito para el triunfo. Y si no lo logra, no es porque se haya equivocado. Siempre habr¨¢ un culpable. Zola no entiende nada. Correr es lo que m¨¢s le gusta en la vida, pero desde que sali¨® de su granja no se la plantean m¨¢s que problemas. Ayer, tras el percance, Zola busc¨® a Mary en el t¨²nel, pero no consigui¨® la paz. "Dejame sola. Vete de aqu¨ª. Yo no quiero hablar contigo", dicen que le dijo Mary. Minutos m¨¢s tarde, Decker le quit¨® hierro al tema y se?al¨® que '"no creo que haya habido mala intenci¨®n en Zola, sino inexperiencia". El suceso ha sido aprovechado por algunos peri¨®dicos surafricanos, como el liberal Star, que ayer titul¨®: "Zola hace caer a Decker: descalificada".
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