Domingo Ram¨®n corri¨® con miedo y perdi¨® su ocasi¨®n
Domingo Ram¨®n lo reconoc¨ªa nada m¨¢s acabar la prueba: "He perdido la gran oportunidad de mi vida. Se ha corrido al ritmo que yo quer¨ªa, he acabado fort¨ªsimo y no he sido capaz de mejorar mi cuarto puesto de Mosc¨²". Domingo Ram¨®n tuvo miedo a triunfar. Y se te fue la carrera cuando ten¨ªa que haber dado la cara, entre los 1.000 y los 2.000 metros. Es uno de los grandes especialistas en 3.000 obst¨¢culos, como lo ha vuelto a demostrar. Pero no ha nacido para campe¨®n. Todav¨ªa no tiene la mentalidad necesaria, pese a su ampl¨ªsima experiencia. En ¨¦l predomina el conformismo: "He cumplido al quedar entre los seis primeros, que era lo previsto". La sorprendente victoria fue para el keniata Korir, que venci¨® en toda la l¨ªnea al norteamericano Marsh.
Domingo Ram¨®n debut¨®, con 20 a?os, en los Campeonatos Europeos de Praga, en 1978. Dos a?os despu¨¦s, en los Juegos Ol¨ªmpicos de Mosc¨², fue cuarto, mejorando la clasificaci¨®n que hab¨ªa conseguido Campos en Montreal. El relevo estaba asegurado. En 1982 gan¨® la medalla de bronce en los Europeos de Atenas, y al a?o siguiente volvi¨® a entrar en una gran final, la de los Mundiales de Helsinki, donde apenas nada pudo hacer por estar lesionado.La del viernes fue su cuarta gran final. Estaba como nunca de forma. S¨®lo le faltaba la confianza de no haber mejorado a¨²n su marca de Mosc¨², 8.15.74, que todav¨ªa permanece como r¨¦cord de Espa?a. Pero eso lo ten¨ªa que lograr en la final de Los ?ngeles, porque estaba preparado para ello. Consecuentemente, vendr¨ªa la medalla.
A Domingo Ram¨®n le falt¨® el viernes algo de lo que han carecido los atletas espa?oles durante muchos a?os, el querer triunfar ante los mejores del mundo, sin creerse inferior a ellos. Su clasificaci¨®n fue magn¨ªfica, pero pudo haberla. mejorado.
El miedo que ten¨ªa en el cuerpo le impidi¨® reaccionar a mitad de carrera. S¨®lo cuando ten¨ªa todo perdido sus piernas se liberaron del lastre, y en la ¨²ltima vuelta pas¨® del noveno puesto al sexto. Acab¨® fresco como nunca. En semifinales gan¨® con, 8.19 a¨²n con menor esfuerzo. Corriendo a muerte no era posible que en la final s¨®lo rebajara dos segundos, lo que supone aumentar el ritmo solamente 25 cent¨¦simas por vuelta.
Domingo Ram¨®n quer¨ªa un ritmo de 2.47 minutos por kil¨®metro. Y lo tuvo, porque Renner cogi¨® el relevo a Baccouche. Corri¨® fenomenal los 1.000'primeros metros, en el grupo de cabeza y atento a cualquier ataque. Mahmoud y Marsh, que se hab¨ªa ca¨ªdo en el calentamiento al saltar una valla y luego acab¨® en camilla, agotado por el esfuerzo, comenzaron a ascender a las primeras posiciones, porque la final llevaba un ritmo endiablado y quedarse descolgado supondr¨ªa unos metros insalvables.
Domingo Ram¨®n, en cambio, cedi¨® en el esfuerzo. "No s¨¦ qu¨¦ pas¨®, pero la realidad es que me di cuenta de que me iban pasando, no s¨¦ - ni qui¨¦nes eran, y me vi al final del pelot¨®n". Cuando despert¨®,. al paso por los 2.000. metros, era noveno, a considerable distancia de la cabeza. No quiso recuperar todav¨ªa el terreno cedido, por miedo a quedarse sin fuerzas en la ¨²ltima vuelta, cuando se ve¨ªa que la mayor¨ªa de los hombres de cabeza iban. a pagar la osad¨ªa de ir tan r¨¢pidos. Pen¨²ltimo paso por la r¨ªa, y Domingo Ram¨®n todav¨ªa se lo pensaba. Unicamente no dud¨® cuando oy¨® la campa?a. Y ofreci¨® una, exhibici¨®n in¨²til. De ser noveno a ser sexto, cuando realmente se vale el ser medalla, no representa una mejora importante.
Durante la celebraci¨®n de esta final, un espectador salt¨® a la pista, se cay¨® en la r¨ªa, salt¨® un obst¨¢culo, tard¨® en ser detenido por las fuerzas de seguridad y, cuando iba escoltado por la grada, derrib¨® a un agente, volvi¨® a la pista, salt¨® otro obst¨¢culo y ya con mayor contundencia fue conducido por las dependencias del estadio. Los atletas no advirtieron el incidente, al suceder a sus espaldas.
El esc¨¢ndalo de 4x400
La jornada fue bastante triste para los norteamericanos. Marsh no fue ni tercero, en disco masculino no fueron oro, tampoco en altura femenina, y la Decker se cay¨®. Los jueces salvaron la ¨²ltima papeleta del d¨ªa al rechazar, sin argumentos, la reclamaci¨®n del equipo de la RFA de relevos 4X400 metros.
El relevo de Estados Unidos realiz¨® el mejor tiempo de las semifinales, con 3.00.19; pero en el segundo relevo Sunder Nix se cambi¨® de la calle 2 a la 1, durante varios metros, invadiendo la de los ingleses. Al final de la prueba protestaron los alemanes, que hab¨ªan quedado eliminados, pero los jueces no estimaron pertinentes los argumentos.
En algunas competiciones locales, se suele permitir que la carrera sea libre a partir de la primera vuelta. Lo del s¨¢bado no era una carrera local, sino la de unos Juegos Ol¨ªmpicos con unas normas muy claras. De nada valieron. La decisi¨®n fue favorable a los nortemericanos. De nada valieron los v¨ªdeos ni su televisi¨®n, la ABC.
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