Ex 'etarras' en la 'mili'
Terroristas acogidos a la reinserci¨®n estrenan su nueva libertad con dos meses de arresto en el calabozo
Ricardo Magall¨®n ?lvarez, 25 a?os, ex miembro de la autodisuelta ETApm (VII Asamblea), estren¨® su libertad con el cumplimiento del servicio militar. El pasado 3 de agosto concluy¨® los dos meses de arresto en un calabozo del Centro de Instrucci¨®n de Reclutas (CIR) n¨²mero 16, en Campo Soto (C¨¢diz). Magall¨®n recuerda sus a?os de exilio y el d¨ªa que cruz¨® la muga (frontera hispano-francesa) para continuar su actividad en la organizaci¨®n armada. Ahora, exime resignado su condici¨®n de pr¨®fugo y acata el rigor de la vida militar. Es el ¨²ltimo ex etarra que, tras acogerse la reinserci¨®n social, cumple la mili.
Natural de Sesma (Navarra), manifiesta que no se negoci¨® "formalmente" el servicio militar y a?ade que s¨®lo se trat¨® con el Gobierno las penas a imponer en el caso de los pr¨®fugos. El C¨®digo de Justicia Militar recoge la ausencia de incorporaci¨®n a filas como falta grave, y establece penas que van de dos meses y un d¨ªa a seis meses de privaci¨®n de libertad.
"El castigo qued¨® en el arresto m¨ªnimo de, 60 d¨ªas", dice Magall¨®n,"y es lo m¨¢s l¨®gico, teniendo en cuenta que ninguno de nosotros iba a aceptar un tiempo m¨¢s largo en el calabozo", asegura. "El resultado de que no se negociasen los temas militares es que todav¨ªa quedan pendientes de regresar a Espa?a tres compa?eros. Uno de ellos es un chico de Tolosa que tuvo que huir al caer su comando mientras cumpl¨ªa la mili. Los otros est¨¢n presuntamente implicados en el asalto al cuartel de Berga y lo suyo va para m¨¢s largo. Este es un asunto muy conflictivo para los militares..." ?
Define el proceso de vuelta a casa como "complejo", y se?ala que, al principio, se siente de forma imprecisa y lejana. "Entonces la posibilidad de hacer la mili durante 14 meses parece m¨¢s suave. Si por m¨ª fuera, no la habr¨ªa hecho nunca. Pero pueden m¨¢s otras obligaciones, como las adquiridas al estar inmerso en un proceso de reinserci¨®n y estabilizaci¨®n democr¨¢tica". Magall¨®n incluye entre estas obligaciones a su mujer e hija y se?ala que necesitaban una estabilidad "que no tendr¨ªan de otra forma".
Relaciones excelentes
El ex etarra tom¨® un tren el pasado 29 de mayo con el resto de los reclutas. Un d¨ªa despu¨¦s atravesaba el recinto de Campo Soto (C¨¢diz) y soportaba las tareas de clasificaci¨®n en compa?¨ªas. Seg¨²n manifiesta, fue separado del resto y trasladado solo a una compa?¨ªa diferente. Poco despu¨¦s manten¨ªa una entrevista con el capit¨¢n Baturone, que mostr¨® inter¨¦s por conocerle "tras leer una informaci¨®n en el Diario de C¨¢diz" que se refer¨ªa a su presencia en el campamento". Para el ex etarra, este primer contacto con un oficial del Ej¨¦rcito "fu¨¦ espont¨¢neo, relajado y cordial"."Creo que el capit¨¢n es una excelente persona", a?ade Magall¨®n. Al igual que el resto de los reclutas, cumpliment¨® una prueba de inteligencia y personalidad, y ley¨® el impreso oficial en el que se pregunta acerca de la militancia en partidos pol¨ªticos.La entrada de Ricardo Magall¨®n en el calabozo n¨²mero 4 del CIR de San Fernando rompi¨® la monoton¨ªa de los servicios y atrajo la atenci¨®n de algunos mandos. "Nada m¨¢s ingresar fue notorio cierto nerviosismo de los oficiales encargados de mi custodia. Las visitas a la celda y los cacheos fueron superiores a lo normal, seg¨²n comentaban todos mis compa?eros de calabozo. Durante este tiempo, me sent¨ª como un delincuente encarcelado. Ahora, la situaci¨®n es perfectamente normal dentro de la anormalidad de permanecer en un calabozo militar. Se controlan las cartas y paquetes..."
El ex miembro de ETApm niega sentirse marginado y asegura que sus relaciones con los oficiales y suboficiales son "excelentes". Al¨ª, destaca que "se preocupan" y "procuran ayudar en lo que pueden". Los contactos con la tropa los califica de normales. A?ade que, por encima de todo, prima su personalidad. "La inmensa mayor¨ªa de los soldados desconocen totalmente mi anterior militancia pol¨ªtica. Para ellos soy el navarro pr¨®fugo del calabozo. Los que comparten la celda s¨ª conocen mi situaci¨®n personal y lo que m¨¢s demuestran es curiosidad, conocer los motivos por los que una persona puede militar en ETA. Creo que ha influido positivamente en mi relaci¨®n con ellos, aunque pasen un poco de idealizar el asunto y me acepten por lo que soy y como soy".
Ricardo Magall¨®n describe la inactividad del arresto militar y dice que "matar el tiempo" constituye un problema diario. Critica la jerarqu¨ªa y reprocha la existencia de escalafones hasta en los soldados, lo que, en su opini¨®n, provoca insolidaridad. "Todo esto es para m¨ª doloroso", manifiesta, "doloroso sentirme impotente de no poder defenderme cuando algo no me gusta o va contra mis convicciones. El problema del Ej¨¦rcito radica en su concepci¨®n global de la vida y en su funcionamiento interno".
Contesta afirmativamente a la pregunta sobre su supuesta diferencia con el resto de la tropa, y recuerda que, tras permanecer cuatro a?os fuera de Espa?a, "necesitaba tiempo" para ajustarse a su nueva vida. Su mujer y su hija, a las que describe como sus "verdaderos amores", son un factor importante en esta apreciaci¨®n. Lleva 70 d¨ªas sin recibir la visita de sus familiares, porque los 1.000 kil¨®metros de distancia la hacen poco practica y el arresto escasamente atractiva. Opta por la correspondencia y a veces el tel¨¦fono. Cuando cumpla la pena, realizar¨¢ la instrucci¨®n ordinaria y jurar¨¢ bandera con su reemplazo.
Magall¨®n, a quien la Audiencia Nacional conden¨® a 16 meses por detenci¨®n ilegal del delegado de Educaci¨®n y Ciencia de Navarra, por colocaci¨®n de explosivos y coacciones, solicit¨® una pr¨®rroga por su condici¨®n de casado, pero fue denegada. Su recurso ante la Capitan¨ªa General de Burgos no prosper¨®. La ¨²ltima gesti¨®n de su abogado, Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s, ante el Ministerio de Defensa tuvo como fin solicitar la revisi¨®n del caso. "Espero que la raz¨®n impere y me concedan la petici¨®n, porque cumplo todos los requisitos", manifiesta.
El ch¨®fer del coronel
El testimonio de otro ex -miembro de ETApm que cumple el servicio militar en un regimiento de Euskadi es similar al anterior. "Recibo el mismo trato que el resto de la tropa, y hasta el momento no hacen conmigo ninguna distinci¨®n. Nunca me han hecho un comentario acerca de mi pasado. Pienso que los suboficiales lo ignoran".Por su parte, Bandr¨¦s asegura que no se negoci¨® con el Gobierno el servicio militar, y a?ade que es una cuesti¨®n aparte en el proceso de reinserci¨®n social. En este sentido, manifiesta que solamente se abordaron los casos de aquellas personas que ten¨ªan pendientes causas en la jurisdicci¨®n militar, y nunca a trav¨¦s de gestiones directas con el Ej¨¦rcito. "La mil¨ª es el cumplimiento de un deber que est¨¢ ah¨ª mientras no se regule una ley de objeci¨®n de conciencia (ahora en tr¨¢mite parlamentario). Era un asunto que nos iba a crear dificultades complementarlas. De todas formas, siempre que estudiamos un nuevo caso preguntamos al interesado si ha cumplido o no el servicio militar".
El diputado se?ala que de los 250 ex etarras que se han acogido a esta v¨ªa algunos ten¨ªan el servicio militar cumplido y otros hab¨ªan superado la edad reglamentaria, por lo que quedaban exentos. Reconoce que casi todos son j¨®venes en edad militar. "En general, lo asumen bien y no constituye para ellos un problema grave".
El trato que reciben en filas es diverso, y depende de la din¨¢mica general de cada regimiento, seg¨²n manifestaba el pol¨ªtico nacionalista. "No hay una pol¨ªtica predeterminada desde el Ej¨¦rcito hacia estas personas, sino que forma parte del modo general que se aplica en cada cuartel. Hay gente a quien se le impide el contacto con las armas y se la incluye en la banda de m¨²sica. En otros casos se da hasta un clima de confianza. Recuerdo que el capit¨¢n de una compa?¨ªa llam¨® a un ex miembro de ETA y le dijo: 'Conocemos tu historia y no nos importa. Si te comportas correctamente, todo ir¨¢ bien. Si no, todo el peso de esta instituci¨®n caera sobre ti'. Durante la ¨¦poca de Franco se dio hasta el caso curioso de otro que fue destinado de ch¨®fer de un coronel. Creo que fue en Burgos".
Bandr¨¦s se?ala que en la actualidad mantiene correspondencia con dos ex etarras acogidos a la reinsercion que cumplen el servicio militar. Uno recibe un trato "razonable" y el otro "muy duro", aunque compartido con el resto de las personas que est¨¢n en el calabozo.
Para el Ej¨¦rcito, la mil¨ª de los que se acoge.a la reinserci¨®n social no constituye un problema grave. Altos mandos consultados coinciden en calificarlo como un tema "menor", y se?alan que en el futuro podr¨ªa ser objeto de estudio. "No se ha planteado todav¨ªa una conducta a seguir por ser muy novedosa esta situaci¨®n", manifiesta una cualificada autoridad militar cercana a la Junta de Jefes de Estado Mayor (JUJEM). "Si el proceso contin¨²a y los casos son muy numerosos, habr¨¢ que adoptar entre los tres Ej¨¦rcitos una postura acorde. Hay que ser coherentes con el principio de reinserci¨®n social. Pienso que el Ej¨¦rcito est¨¢ dispuesto, aunque el Ministerio de Defensa deber¨¢ tomar una decisi¨®n". Seg¨²n esta fuente, los soldados ex miembros de ETA no son objeto de discriminaci¨®n, si bien se les aleja de los puestos de confianza.
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