Pablo Garc¨ªa Baena, un poeta sin premura
El poeta cordob¨¦s Pablo Garc¨ªa Baena obtuvo recientemente el Premio de la Fundaci¨®n Pr¨ªncipe de Asturias de Literatura. Con este motivo, el autor de este trabajo rinde homenaje a la figura de su paisano, un artista riguroso y casi secreto, que ha construido una obra sin premura, publicando, en ocasiones, tras largas pausas de silencio.
Hace 35 a?os ya era as¨ª -y supongo que antes-: contenido, atento, silencioso. Era su cuerpo, lo sigue siendo, como su propio cors¨¦, de manera que se.adivina en ese su dejar pasar, en.su resbalada indiferencia, una tensi¨®n perfectamente controlada. Su palabra emerge acerada de vez en vez, para retrotraerse de in mediato al silencio. Y cuando escribe -entonces s¨ª-, las pala bras, la frase, son cuidadas hasta la perfecci¨®n que a s¨ª mismo se impone. En este orden de cosas desconoci¨® la precipitaci¨®n y la prisa. La obra hab¨ªa de ser per fecta o no ser. Y preferible que no fuera, antes de que surgiera desmadrada y fea: "Ah¨ª no cabe medir el tiempo; un a?o no tiene valor y 10 nada son. Ser artista es: no calcular, no contar, sino madurar como el ¨¢rbol, que no apremia su savia, sino que permanece tranquilo y confiado bajo las tormentas de la primavera, sin temor a que tras ella tal vez nunca pueda llegar otro verano. Pese a todo, el verano llega, mas s¨®lo para quienes sepan tener paciencia, viviendo con ¨¢nimo tranquilo, sereno y anchuroso como si ante ellos se extendiera laeternidad" (Rainer. Maria Rilke, Cartas a un joven poeta, III).
Es justamente eso mismo lo que 1 quiere decir esto:
"Ya hemos aceptado, Se?or, el ser humildes...".
O esto otro:
"? a muerte no recuerda. Creci¨® tan alto el roble / fantasmal del oto?o que apenas ya si sabes / que fuiste una bandera arriada en silencio".
Siempre aparte, envuelto en s¨ª mismo, ignorante de todo pragmatismo, carente de esas reglas que habr¨¢n de funcionar en ese mundo, que ya no es poes¨ªa sino, en todo caso, antipoes¨ªa, y que, por arte de much¨ªsimas cosas, tambi¨¦n practican poetas. Huir de ello, no saber ni querer saber de nada que no sea su s¨ª mismo, lleva indefectiblemente al silencio, al Goodbye to all, that, que term¨ª definitivo.
Pero un d¨ªa, 20 a?os despu¨¦s, Antes que el tiempo acabe, nos dio, entre otros, a todos, y a m¨ª especialmente, C¨®rdoba:
.?A qui¨¦n pediremos noticias de C¨®rdoba? / Porque las piedras que amabas a la tarde han sido derribadas,/ talados los cipreses y su claustro de salmos silencioso, / destruidos los arcos, / el capitel rod¨® sobre la ortiga / y los artesonados aplastaron blasones, / soberbia, yelmos, gules... / Como la lagartija sobre lises / y las manos falaces arrasaron vergeles, / enmudeci¨® la esqu¨ªla en la esbada?a, / abatieron dinteles, picaron tracer¨ªas, hundieron hornacina / y a la venta pusieron atauriques, / teselas, surtidores, plata ilustre de ofrendas / y cobraron monedas de la traici¨®n tus hijos, / subastaron tus l¨¢grimas, oh madre, / patria m¨ªa".
Y estos asombrosos versos:
"Por las calles de cal, cuando furtiva / ajena sombra iba eriamorada.
Todo procedi¨® de su silencio, de su quietud. Hay que saber dejar Regar del mundo aquello que es nuestro, que, por decirlo de alguna manera, parece haber sido hecho para nosotros en su descubrimiento. "Cuanto m¨¢s callados, cuanto m¨¢s pacientes y sinceros sepamos ser en nuestras tristezas, tanto m¨¢s profunda y resueltamente se adentra lo nuevo en nosotros, tanto mejor lo hacemos nuestro, con tanta mayor intensidad llega a ser nuestro propio destino... Hace falta que no nos suceda nada extra?o, sino tan s¨®lo aquello que desde mucho tiempo atr¨¢s nos pertenece" (Rainer Maria Rilke, ibidem, VIII).
Carlos Castilla del Pino es catedr¨¢tico de Psiquiatr¨ªa y director del Dispensario de Psiquiatr¨ªa de C¨®rdoba.
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