El Real Madrid no mantuvo el nivel del primer partido
El Real Madrid le marc¨® cuatro goles a Schumacher, el orgulloso portero alem¨¢n al que los especialistas consideran como el n¨²mero uno europeo. Y, sin embargo, el equipo de Amancio no hizo m¨¦ritos anoche para decirle "te quiero". Ni siquiera, para insinuarle los piropos de la v¨ªspera. Del conjunto de ideas claras y, a r¨¢fagas, de velocidad e ingenio que jug¨® ante el Feyenoord al que se enfrent¨® en la final del sexto torneo Santiago Bernab¨¦u al Colonia hubo una cierta distancia. Los hinchas madridistas, que miran el resultado, pero saben ver al tiempo el f¨²tbol de su cuadro, se preguntar¨¢n cu¨¢l de los dos que han observado con la misma camiseta blanca les enga?¨®. Porque el 4-1 fue tambi¨¦n un marcador mentiroso.Amancio hizo cambios. Butrague?o fue titular por lesi¨®n de Santillana. A Juanito le dio la oportunidad, como a los toreros, de ejercer de Lozano. Y dej¨® a Sanchis en el banquillo para experimentar, por vez primeras Michel y Gallego son capaces de jugar juntos, pero no revueltos. Y lo cierto es que el Madrid tard¨® casi veinticinco minutos en entonarse, tras las vacilaciones iniciales de Michel, la lesi¨®n de San Jos¨¦, la lentitud general, el gol alem¨¢n y el peligro que siempre llev¨® en su pierna izquierda un Klaus Allofs que soport¨® con esp¨ªritu espartano el aliento de Bonet y hasta la confusi¨®n, ya hacia el final, del joven Chendo, que crey¨® estar jugando con ¨¦l al rugby. El placaje del lateral al delantero lo hubiese firmado cualquier estrella del c¨¦lebre torneo de las Cinco Naciones.
Era un Madrid menos aseado, m¨¢s vacilante y hasta torp¨®n. El empuje de Stielike, una racha inspirada del voluntarioso e irregular Juanito, el alza en el f¨²tbol de Michel y las habilidades de Butrague?o permitieron elevar el list¨®n madridista, si no a una altura ol¨ªmpica, s¨ª, Cuando menos, para alcanzar el empate, aunque, al filo del descanso, el ¨¢rbitro brit¨¢nico fue un aliado madridista contra los alemanes. Klaus Allofs a¨²n se estar¨¢ interrogando por las razones del tal Neil Midgley para no decretar el claro penalti de Bonet.
Quedaban 45 minutos por delante. Con varias inc¨®gnitas. La primera la despej¨® Amancio al dejar en la caseta a Juanito y dar entrada al otro Juan, a Lozano. Pero el f¨²tbol madridista no encendi¨® tampoco pasiones, aunque una brillante acci¨®n individual de Butrague?o y Michel permiti¨® al extranjero de Coria del R¨ªo acariciar el bal¨®n y colocarlo lejos del alcance de Schumacher. Era el desequilibrio del marcador y ya la seguridad casi absoluta de que el trofeo se quedar¨ªa en las vitrinas del Bernab¨¦u. Porque, salvo Allofs, el Colonia hab¨ªa bajado tambi¨¦n su ritmo. A¨²n as¨ª, esos despistes defensivos sobre los que Amancio debe insistir en los entrenamientos llevaron el susto a la parroquia en una fulgurante penetraci¨®n del rubio Lehnhoff, que se plant¨® en solitario ante Miguel ?ngel sin culminar con ¨¦xito su colada.
El Madrid intent¨® controlar el bal¨®n con el estilo horizontal de otros tiempos, acusando algunos jugadores la carga f¨ªsica de dos partidos en veinticuatro horas. Pero, de pronto, lleg¨® la inesperada explosi¨®n, los dos goles en los ¨²ltimos cinco minutos que convirtieron el resultado en una paradoja enga?osa.
El Anderlecht se consol¨®
El Anderlecht se impuso en el partido de consolaci¨®n por cuatro goles a cero al Feyenoord. Los belgas volvieron a evidenciar su condici¨®n del mejor equipo que ha pasado por el torneo, aunque su escasa fortuna ante el Colonia le impidi¨® enfrentarse con el Madrid. Vercauteren, su cerebro, fue el jugador m¨¢s destacado. Gudjhonsen (m. 31), Andersen (45), Hotkens (70) y Hansen (88), de penalti, marcaron los cuatro tantos.
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