Umbral y la Caball¨¦
No nos ha gustado nada, en absoluto, el art¨ªculo que Umbral dedic¨® a la gordura de Montserrat Caball¨¦ con frases tan inefables como "s¨®lo la ¨®pera, corral/cerril, coral/ becerril" -un ingenios¨ªsimo y dificil juego de palabras cuyo m¨¢s rec¨®ndito sentido se nos escapa- "se ha obstinado en perpetuarse tal cual, contra todo principio de evoluci¨®n de las especies", o "la Caball¨¦, adem¨¢s de una gran cantante es la met¨¢fora negativa, inversa y molesta de un g¨¦nero dromedario, dinosaurio y mamut que se ha quedado f¨®sil y sigue cantando". Hablando en serio, s¨ª, claro, la ¨®pera es anacr¨®nica porquy no es un producto de nuestro siglo, como no lo son el Parten¨®n, los conciertos de Brandemburgo o la Capilla Sixtina. ?Tal vez ser¨ªa conveniente modernizar a la Gioconda superpint¨¢ndole un traje de astronauta? La Caball¨¦, ella no necesita que nadie la defienda, pues est¨¢ por encima de cualquier mezquindad.Sin embargo, no vamos a negar que realmente est¨¢ gruesa, que a veceses esc¨¦nicamente discutible, pero no importa: su profesi¨®n es cantar, y eso lo hace de maravilla. Pedirle que adem¨¢s tenga bonitas piernas es tanto como reclamar a Norma Duval que cante O patria m¨ªa, pretensi¨®n tan in¨²til como tonta. Bramas aparte, si a Umbral se le tia agotado la imaginaci¨®n y no tiene nada interesante y original que decir, que no lo diga, no lo escriba. A lo mejor la p¨¦rdida no ser¨¢ irreparable. 0 lim¨ªtese a los cuerpos gloriosos y a los abrigos de Sisita Pastego, Milans del Bosch, temas todos ellos trascendentales para la humana convivencia. Para terminar, otro consejo humilde a Umbral: pase usted de la ¨®pera y los aficionados a la ¨®pera pasaremos de usted. Se lo prometemos.-
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