Incendios forestales
Cuando se produce un incendio forestal, casi siempre se recurre al mismo pretexto para determinar el origen del mismo y de esta manera exonerar de responsabilidades a las instituciones encargadas de velar por la conservaci¨®n de nuestro patrimonio forestal. Ya comienza a producir hast¨ªo o¨ªr siempre la misma historia del desaprensivo de turno que le pega fuego al monte, movido por oscuros intereses.En el Pa¨ªs Valenciano hemos perdido la mitad de nuestros bosques en cinco o seis a?os y, a pesar de ello, se sigue haciendo el mismo diagn¨®stico y aplicando los mismos in¨²tiles remedios. Pienso que la gravedad del problema requiere un examen m¨¢s riguroso de las condiciones en que se encuentran aquellos bosques que con tanta frecuencia se queman; esto supondr¨ªa, sin duda, una visi¨®n nueva del problema, que abrir¨ªa caminos de soluci¨®n m¨¢s eficaces.
A nadie que conozca el bosque del litoral mediterr¨¢neo se le po dr¨¢ escapar que el auge de los in cendios forestales coincide con la escasa utilizaci¨®n dom¨¦stica e in dustrial del sotobosque, como consecuencia del creciente bienestar y de la mecanizaci¨®n de la industria (panificadora, cer¨¢mica, etc¨¦tera), lo cual ha posibilitado la formaci¨®n de un espeso manto vegetal que act¨²a como aut¨¦ntico reguero de p¨®lvora en el incendio.
Ni qu¨¦ decir tiene que las campa?as de concienciac¨ª¨®n ciudadana y el incremento de la dotaci¨®n de medios son necesarios, pero no suficientes. Necesitamos urgentemente medidas acordes con la gravedad que este fen¨®meno representa para nuestras tierras. La Administraci¨®n no debe tolerar de ning¨²n modo que el monte de propiedad privada quede exento de acciones de prevenci¨®n y conservaci¨®n (apertura de cortafuegos, repoblaci¨®n, etc¨¦tera). Y, por favor, ya est¨¢ bien de contradicciones y de abuso de confianza: que no se nos obligue a apagar el incendio de una propiedad en la que antes se nos impidi¨® la entrada; no se extra?en de la falta de respues¨ªa ciudadana, si han sido ustedes precisamente los que, con la desacertada pol¨ªtica forestal (por ejemplo, permitiendo la acumulaci¨®n de gran cantidad de ramas secas y cortezas por el suelo, resultantes de la elaboraci¨®n primaria de los pinos), han contribuido a que, desatado el incendio, resulte casi imposible dominarlo. En fin, son tantos los errores...-
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