Nicaragua acusa formalmente a EE UU de agresi¨®n, pero evita romper las conversaciones de Manzanillo
Delegaciones de Estados Unidos y Nicaragua sostienen desde el mi¨¦rcoles, en el puerto mexicano de Manzanillo, la quinta ronda de conversaciones bilaterales en busca de una normalizaci¨®n de sus relaciones. Pese a que en encuentros precedentes se hab¨ªan registrado avances significativos en materia de seguridad, esta nueva entrevista se produce en medio de graves tensiones. Al mismo tiempo que el embajador Harry Shlaudeman y el viceministro V¨ªctor Hugo Tinoco reanudaban en el club Santiago los contactos iniciados formalmente a finales de junio, el canciller nicarag¨¹ense, Miguel d'Escoto, consegu¨ªa en Nueva York que hoy se reuna urgentemente el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para analizar lo que calific¨® como una nueva escalada de la agresi¨®n norteamericana contra su pa¨ªs.
La protesta del Gobierno sandinista est¨¢ vinculada a la presencia de dos pilotos norteamericanos en un helic¨®ptero que fue derribado, el s¨¢bado ¨²ltimo, cuando bombardeaba, junto con tres aviones, la escuela de instrucci¨®n militar de Santa Clara, cerca de la frontera con Honduras. Washington ya hizo saber que ambos eran voluntarios de las guerrillas antisandinistas sin ninguna conexi¨®n con el Gobierno.El ministro nicarag¨¹ense de Defensa, comandante Humberto Ortega, se ha referido al incidente en t¨¦rminos muy alarmantes, pero no por ello parece que se vayan a interrumpir las negociaciones de Manzanillo, en las que juega un importante papel la canciller¨ªa mexicana, que aun sin estar presente en las reuniones act¨²a desde la sombra como intermediaria y promotora.
Las conversaciones de Manzanillo no pueden desligarse del di¨¢logo global centroamericano que promueve el grupo de Contadora. Esta negociaci¨®n ha entrado en su fase decisiva con el debate sobre un tratado de paz. En el curso de las discusiones, que continuar¨¢n hoy en Panam¨¢ a nivel de cancilleres, el Gobierno nicarag¨¹ense ha dado a entender que no puede comprometerse un desarme generalizado mientras persista la amenaza de Estados Unidos.
Conflicto directo
Managua argumenta que su conflicto no es con los pa¨ªses vecinos, sino con Washington, y que, por tanto, cualquier tratado en materia de seguridad y desarme debe incluir el compromiso norteamericano de poner t¨¦rmino a la guerra cada d¨ªa menos encubierta que financia y dirige contra los sandinistas.Es en este punto donde Contadora y Manzanillo aparecen estrechamente ligados, hasta el extremo de que parece dif¨ªcil que prospere en todos sus puntos el Acta de Contadora para la Paz y la Cooperaci¨®n en Centroam¨¦rica si paralelamente no hay un progreso sustancial en las negociaciones entre Estados Unidos y Nicaragua. Las graves divergencias existentes entre Washington y Managua hacen que las conversaciones de Manzanillo progresen con suma lentitud, y en todo caso resulta muy improbable que se materialicen en acuerdos antes del 6 de noviembre, d¨ªa de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Junto al desarme, el otro punto conflictivo del Acta de Contadora se refiere a las elecciones de la regi¨®n. Costa Rica y Honduras proponen, con apoyo salvadore?o, una especie de internacionalizaci¨®n de los comicios, que deber¨ªan someterse a una comisi¨®n exterior tanto en sus leyes como en su realizaci¨®n. Los pa¨ªses de Am¨¦rica Central, donde la democracia ha sido una excepci¨®n s¨®lo duradera en Costa Rica, se convertir¨ªan as¨ª en una especie de laboratorio electoral, bajo supervisi¨®n de la comunidad internacional. Nuevamente es Nicaragua quien replica que las elecciones son un tema de soberan¨ªa, que no puede ser abordado en un tratado internacional como el que promueve el grupo de Contadora.
Estas dificultades objetivas, unidas a otras de pol¨ªtica dom¨¦stica, son las que llevaron recientemente al presidente de Costa Rica, Luis Alberto Monge, a declarar que "Contadora ya fracas¨®" y que es necesario recurrir a la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA). Los propios protagonistas del grupo son conscientes de que las negociaciones van a ser todav¨ªa arduas y probablemente largas, pero est¨¢n convencidos de que no hay m¨¢s alternativa que Contadora para lograr la paz en Centroam¨¦rica.
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