El esc¨¢ndalo pol¨ªtico del filme 'Claretta' oscurece los premios a Zanussi y loseliani
La Mostra acab¨® con un esc¨¢ndalo provocado por la proyecci¨®n del filme Claretta, biograf¨ªa de la que fue amante de Mussolini. Varios miembros del jurado -entre ellos Rafael Alberti, Evgenij Evtuchenko, Friand Josephson y G¨¹nter Grass- solicitaron que la pel¨ªcula fuera retirada del certamen por ser un producto fascista que no deb¨ªa concurrir en una Mostra que dice defender la libertad de creaci¨®n. El jurado concedi¨® el Le¨®n de Oro al filme polaco de Kiryzstof Zanussi El a?o del sol quieto. El georgiano Otar loseliani, con el filme de producci¨®n francesa Les favoris de la Lune, obtuvo el Premio Especial del jurado, mientras que el de la cr¨ªtica internacional fue para Heimat, del alem¨¢n Edgard Reitz.
Los buenos oficios de Gian Luigi Rondi, director cinematogr¨¢fico de la Mostra, sirvieron sirvieron para que la pel¨ªcula Claretta se exhibiera en sesiones normales y los jurados disconformes se manifestaran individualmente. Rondi se?al¨® que no entraba dentro de las atribuciones, del jurado rechazar la proyecci¨®n de los filmes y jug¨® la baza de las dificultades econ¨®micas del festival veneciano, insistiendo en lo perjudicial que pod¨ªa resultar para su continuidad un esc¨¢ndalo como el de la retirada del filme.As¨ª pues, los premios han quedado algo oscurecidos por la confusi¨®n desatada por Claretta. El Le¨®n de Oro ha sido para El a?o del sol quieto, del polaco Zanussi, una pel¨ªcula que siempre figur¨® entre las favoritas, que tiene un arranque espl¨¦ndido al contar los problemas amorosos de una polaca y un soldado norteamericano, en un marco de posguerra, a partir de sus dificultades idiom¨¢ticas. La segunda parte de la cinta se desliza hacia el follet¨ªn, los personajes se acartonan y la historia pierde credibilidad, pero, sin duda, la primera hora es magn¨ªfica. El Gran Premio Especial del Jurado ha reca¨ªdo en Les favoris de la lune, de Otar Ioseliani, que ha visto as¨ª reconocida su inventiva como narrador. Para este cronista, Les favoris de la lune era, y con diferencia, la mejor de las obras a concurso. Para Sonatine, de la canadiense Micheline Lanctot, el Le¨®n de Plata, que se concede a las primeras o segundas obras de un director. Presentada el pen¨²ltimo d¨ªa de la Mostra, cuando ya todo el mundo hab¨ªa hecho sus apuestas, Sonatine ha sorprendido favorablemente al contar las aventuras sentimentales de dos adolescentes.
El premio para la mejor int¨¦rprete femenina lo ha merecido Pascale Ogier, por Les nuits de la pleine lune, de Erich Rohiner. Junto con el de Ioseliani, ha sido el galard¨®n m¨¢s aplaudido, siendo indiscutibles los m¨¦ritos de ambos. Como mejor actor se ha elegido a Naseeruddin Sha, por Paar, de Goutam Ghosh, sin duda por la haza?a f¨ªsica que exig¨ªa su trabajo.
Italianos y franceses han sido los grandes derrotados, ya que aspiraban a premios mayores y se han quedado con la pedrea. Claro que la cinta de Ioseliani es de nacionalidad francesa, pero el director es georgiano y el filme no es representativo del cine del pa¨ªs vecino, aunque tenga algo de Godard, Tati y Bresson, a fin de cuentas tres nombres que hoy d¨ªa tambi¨¦n quedan en la periferia del cine franc¨¦s. La participaci¨®n espa?ola a concurso ha tenido que conformarse con un premio de la cr¨ªtica italiana para Fernando Fern¨¢n-G¨®mez, por su labor en Los zancos. La pel¨ªcula de Jaime Camino El balc¨®n abierto quedaba al margen de cualquier competici¨®n, de manera que su ¨¦xito s¨®lo, se ha reflejado en las numeros¨ªsimas cr¨ªticas favorables.
?Un s¨ªmbolo con futuro?
Claretta es un filme indigno de figurar en un festival de cine, no s¨®lo porque es manifiestamente fascista, sino porque es est¨²pido. Pasquale Squitieri, director del filme y esposo de Claudia Cardinales, despu¨¦s de conseguir que ¨¦sta protagonice la peor interpretaci¨®n de su carrera, convierte la biograf¨ªa de la amante de Mussolini en un docudrama mal contado, pretencioso y aburrido, realizado con una impericia sorprendente.Claretta, seg¨²n sus autores, es un drama humano, un relato centrado en los amores y la fidelidad de Clara Petacci para con el l¨ªder del fascio. Seg¨²n Squitieri, "ella no era fascista, sino mussoliniana". Decir esto de un sistema de dominaci¨®n que se basa, en gran parte, en la veneraci¨®n hacia un dictador al que se le atribuyen poderes carism¨¢ticos es una aut¨¦ntica imbecilidad, si no se trata de una provocaci¨®n. Y esta segunda posibilidad es laque a menudo nos sugiere el propio filme, que no duda en presentar a los amantes envueltos en un flou idealizador y movi¨¦ndose a c¨¢mara lenta, como la sublimaci¨®n de la pureza, mientras el pueblo aparece como una masa borracha y bestial, filmada con c¨¢mara al hombro y v¨ªctima de un montaje musical de juzgado de guardia. S¨®lo cuando esas mismas masas sufren resignadamente y reclaman caridad de Clara Petacci la c¨¢mara permanece quieta y la multitud es digna de un aria oper¨ªstica.
Tanta demagogia cinematogr¨¢fica estalla, sin embargo, en las manos del propio Squitieri. Cuando la familia Petacci es obligada a desnudarse para un registro carcelario, la protagonista exclama, con el apoyo t¨¢cito del director: "?Qu¨¦ humillaci¨®n!". Eso, hablando de fascismo, segunda guerra mundial y memoria hist¨®rica, es una broma del peor gusto. Cualquier espectador con un m¨ªnimo de sensibilidad y conocimiento no habr¨¢ podido borrar nunca de su cabeza los millares de cuerpos desnudos amontonados en los campos de concentraci¨®n, esquel¨¦ticos y con el cr¨¢neo rasurado. Que Squitieri pretenda que el p¨²blico comparta el punto de vista de la Petacci es un disparate. En Claretta, el fascismo, como tal, no existe. El filme da por sentado que es un sistema como cualquier otro, cuya ¨²nica desgracia fue perder la guerra. Parece como si nadie lo hubiera cuestionado, como si las c¨¢rceles estuvieran vac¨ªas. Ese planteamiento, ese reducir las cuestiones pol¨ªticas a un esqueniatismo, caracter¨ªstico de todas las mentalidades autoritarias, es la otra cara de la moneda del cine pol¨ªtico supuestamente de izquierdas con que se nos bombarde¨® durante los a?os 60 y 70. Quiz¨¢ sea un s¨ªntoma inquietante de que, a partir de ahora, las hagiograf¨ªas y santorales sean para personajes de signo opuesto: Evita, Claretta, Eva Braun y...; es un fil¨®n reci¨¦n descubierto.
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