Juan Pablo II enciende una antorcha de la paz en Toronto, capital del ecumenismo canadiense
![Juan Arias](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F5a86bcd5-e5fc-49ab-b292-f3043b0fbfd4.png?auth=2d48be4f56908c68f3c88d7da3c4bd83b9078e68267346b6bac73e371847252d&width=100&height=100&smart=true)
La plaza de Nathan Phillips, de Toronto, ciudad en la que los cat¨®licos son minor¨ªa, conservar¨¢ un recuerdo permanente del viaje de Juan Pablo II a Canad¨¢. Se trata de un monumento a la paz inaugurado ayer por Juan Pablo II, quien ante los aplausos de la multitud encendi¨® una antorcha que permanecer¨¢ viva para siempre. El monumento se halla situado al lado del New City Hall, el palacio del ayuntamiento. En la ceremonia, sencilla y solemne al mismo tiempo, estuvieron presentes al lado de Juan Pablo II, adem¨¢s del arzobispo de Toronto, el cardenal Gerald Heminert Carter y Art Eggleton, alcalde de esta ciudad de tres millones de habitantes, centro financiero de Canad¨¢.
En esta ciudad, a la que lleg¨® ayer el Papa y donde pasar¨¢ dos noches, Juan Pablo II va a abordar las relaciones entre la tecnolog¨ªa y la persona humana, problema muy sentido en un pa¨ªs avanzado en las nuevas conquistas de la ciencia.Toronto, ciudad anglohablante, ser¨¢ escenario, asimismo, de m¨²ltiples encuentros ecum¨¦nicos. S¨®lo uno de cada tres ciudadanos es cat¨®lico y la mayor¨ªa de ellos pertenece a grupos de emigrantes llegados de diversas partes del mundo. De los tres millones de habitantes con que cuenta Toronto casi 300.000 son italianos, 120.000 alemanes, m¨¢s de 100.000 de la Europa del Este, sobre todo polacos y ucran¨ªanos; 90.000 franceses, 70.000 asi¨¢ticos y m¨¢s de medio mill¨®n brit¨¢nicos, muchos de ellos de origen irland¨¦s.
Por este motivo, el movimiento ecum¨¦nico es aqu¨ª muy fuerte, muy progresista, como ocurre generalmente all¨ª donde la Iglesia cat¨®lica es minor¨ªa. Al Concilio Canadiense Eclesi¨¢stico pertenece, por ejemplo, la misma Conferencia Episcopal cat¨®lica canadiense.
El encuentro de ayer de los cat¨®licos con Juan Pablo II tuvo lugar en suelo protestante, en la catedral anglicana de St. Paul. Al Papa le esper¨® en la puerta de la iglesia, sonriente, el obispo anglicano Sherlock, acompa?ado por otros tres jefes religiosos de otras tantas confesiones protestantes.
Cat¨®licos y protestantes
Tras una introducci¨®n del cardenal Carter, abri¨® la ceremonia el arzobispo Sotirios, de la Iglesia grecoortodoxa. Uno de los momentos m¨¢s sugestivos fue la oraci¨®n de s¨²plica, hecha conjuntamente por el Papa cat¨®lico y seis jefes religiosos protestantes. Acabada ¨¦sta, tuvo lugar la recitaci¨®n del padrenuestro por todos los fieles presentes, cat¨®licos y protestantes, que se dieron la paz.La ¨²ltima palabra la tuvo, sin embargo, Juan Pablo II, quien en aquel templo anglicano dio la bendici¨®n a todos los presentes. Los anglicanos justificaron el gesto por el hecho de que el Papa cat¨®lico era el hu¨¦sped de honor en aquella iglesia anglicana.
En un discurso durante el encuentro ecum¨¦nico de ayer por la tarde, Juan Pablo II dijo a los diversos jefes de las confesiones no cat¨®licas que hoy millones de hombres no aceptan a¨²n el mensaje cristiano "a causa de nuestra tr¨¢gica divisi¨®n".
Tratando el tema del desarrollo tecnol¨®gico, afirm¨® que si, por una parte, la tecnolog¨ªa puede ayudar positivamente a la humanidad, ella produce al mismo tiempo "una mentalidad tecnol¨®gica hostil a los valores del Evangelio", y puso en guardia, en este tema, contra tres tentaciones: primero, que se considere la tecnolog¨ªa como una fuerza aut¨®noma con valor propio en lugar de "una riqueza puesta al servicio de los hombres"; segundo, que se relacione el desarrollo tecnol¨®gico con la l¨®gica de la expansi¨®n econ¨®mica sin respeto para las necesidades de los pobres y de los marginados, y tercero, que la t¨¦cnica acabe poni¨¦ndose al servicio del poder en vez de usar "instrumento de libertad".
Refiri¨¦ndose a los principios morales que deben regir el desarrollo tecnol¨®gico, el Papa dio a los protestantes algunos ejemplos concretos: "privilegiar las necesidades de los pobres m¨¢s que los deseos de los ricos"; los derechos de los trabajadores "m¨¢s que la exigencia de llegar al m¨¢ximo del inter¨¦s"; la conservaci¨®n de lo que nos rodea "m¨¢s que la expansi¨®n industrial desenfrenada"; la producci¨®n puesta al servicio de las exigencias sociales "m¨¢s que la producci¨®n militar".
Es ¨¦ste, concluy¨® el Papa entre grandes aplausos, "un desaf¨ªo que puede abrirnos grandes horizontes en el campo de la colaboraci¨®n ecum¨¦nica".
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